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El centrocampista está dispuesto a correr por todo el campo para conseguir una victoria de su equipo
Justo después de que Croacia venciera a Brasil en la tanda de penaltis, el capitán de la selección, Luka Modric, de 37 años, consolaba a un jugador brasileño que había fallado su lanzamiento: su compañero del Real Madrid Rodrygo, de 21 años. En marzo, Rodrygo felicitó a Modric en broma por el día del padre.
Modric abrazó al chico y le dijo: "Esto te hará más fuerte. Todo el mundo comete errores. Te quiero". Después, tras consolar a algunos brasileños más, el menudo centrocampista se marchó a preparar la semifinal que juega hoy martes contra Argentina. Si consigue llevar a su país a una segunda final consecutiva del Mundial, y esta vez ganarla, el ex refugiado habría logrado seguramente la victoria más notable de la historia del torneo, teniendo en cuenta que Croacia sólo tiene 3,9 millones de habitantes. Al fin y al cabo, el fútbol es ahora más competitivo a nivel mundial que cuando la pequeña Uruguay ganó los Mundiales en 1930 y 1950.
Modric nació en 1985 en Zadar, en la costa dálmata, probablemente la región más fértil del mundo para los futbolistas. Su feliz infancia en el pueblo de montaña de Modric se vio truncada seis años después por la guerra en Yugoslavia. Los serbios mataron a su querido abuelo, algo de lo que a Modric aún le cuesta hablar. Su familia vivió refugiada en hoteles, desde donde escuchaba caer las bombas. Aprendió a jugar al fútbol en el patio asfaltado del Hotel Kolovare. "El fútbol fue, sin duda, una forma de evasión frente a todo lo que ocurría a nuestro alrededor", explicaba en octubre en una docuserie que la FIFA dedicó a seis capitanes nacionales emblemáticos.
Cuando pasó del Dinamo de Zagreb croata al Tottenham Hotspur en 2008, muchos esperaban que la Premier League inglesa aplastara a este maestro de 1,72 metros. Pero en el fútbol, contra todo pronóstico, lo pequeño es muy valioso. Un jugador menudo -véase también el argentino Leo Messi- aprende a mover el balón antes de que los grandes rivales se acerquen. Con pasos más cortos, es capaz de girar y acelerar más rápido.
En 2012, Modric fichó por el Real Madrid. Ganar una Liga de Campeones es difícil. Modric ha ganado cinco en el Madrid. Durante años, él, Toni Kroos y Casemiro (con quien intercambió camisetas tras la tanda de penaltis de cuartos de final) fueron los centrocampistas con más habilidades del fútbol. Gracias a su técnica casi perfecta, Modric es capaz de recibir pases incluso cuando está rodeado de rivales, observar el campo sin necesidad de mirar el esférico y hacer lo que los latinos llaman una "pausa" antes de hacer un pase. Su preparador físico, Vlatko Vucetic, lo explica: "Ve tres o cuatro soluciones diferentes, su cerebro analiza espontáneamente la posición de los jugadores que le rodean y entonces toma rápidamente una decisión". El dominio de Modri con el exterior de la bota derecha le convierte en un eficaz goleador. "Es muy fácil jugar con él", asegura su compatriota, Lovro Majer.
En 2018, Croacia llegó a la final del Mundial contra Francia, que perdió por 4-2. Aun así, Modric fue nombrado mejor jugador del torneo. A su llegada a casa, el equipo se vio envuelto en la polémica, tras festejar su buen resultado junto al popular cantante Marko Perkovi «Thompson», famoso por sus letras nacionalistas. Tanto fuera como dentro del terreno de juego, Modric está rodeado de gente agresiva, aunque siempre huye de la confrontación.
Nombrado mejor jugador del mundo ese año, parecía más nervioso por recibir el galardón en París que por disputar una final en el Mundial. "Tengo unas emociones increíbles en este momento, es difícil describirlo con palabras", explicó en un inglés aparentemente memorizado. El momento más emotivo lo protagonizó su padre en un vídeo. Cuando le contaron que su hijo había ganado el mayor premio individual del fútbol, juntó las manos y murmuró con lágrimas en los ojos "Eres mi genio".
Al igual que Messi, con los años Modric se ha convertido en un líder que expresa más sus opiniones. En el documental de la FIFA aparece sermoneando a otro chico de Zadar, el entonces portero suplente de Croacia Dominik Livakovi: "No te diría esto si no me importaras, pero no veo que estés progresando. Puede que no soportes la presión. Haces que el equipo se sienta inseguro. Tengo la sensación de que tienes miedo de cometer errores, pero ¿qué importa si cometes un error? Todo el mundo lo hace".
Livakovi es ahora el portero titular de Croacia. Después de parar tres penaltis en la tanda contra Japón, Modric le bendijo con un beso en la frente. Contra Brasil, Livakovi volvió a rescatar al equipo con 11 paradas. Croacia, la selección más veterana en un Mundial desde Francia 2006, confía en su portero porque no destaca por sus jugadas en ataque. De los seis partidos disputados en Qatar y en el torneo de 2018, han perdido uno, ganado otro en la prórroga y cuatro en tandas de penaltis. No es sólo suerte: la selección parece estar bendecida por la imperturbabilidad de Modric.
Jugó los 120 minutos contra Brasil, haciendo el incansable trabajo defensivo al que Messi y Cristiano Ronaldo, también de 37 años, renunciaron hace años. "No puedo permitirme descansar porque le necesitamos cada segundo", afirma el lateral izquierdo Borna Sosa. Modric asegura sentirse bien durante los partidos, quizá gracias a su excelente condición física. En Madrid suele llegar al campo de entrenamiento antes de desayunar, aunque se permite una o dos cervezas después del partido. Hace poco bromeó sobre la posibilidad de jugar hasta los 50 años.
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