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El Proyecto de Historia de la Información Económica busca identificar durante las seis últimas décadas (1954-2014) los hechos, noticias y decisiones financieras, empresariales y de política pública que han formado la estructura económica del país.
Durante el mandato de César Gaviria, el país sufrió grandes transformaciones económicas y políticas que hoy son la base de la estructura competitiva.
César Gaviria Trujillo (1947) ocupó la Presidencia de la República entre 1990 y 1994. Solo tenía 43 años de edad cuando despachó desde la Casa de Nariño. Ya había sido viceministro de Desarrollo de Turbay Ayala y ministro de Gobierno y de Hacienda de Barco Vargas. Durante su mandato el país sufrió grandes transformaciones económicas y políticas que hoy son la base de la estructura competitiva del país.
No solo aceleró la apertura económica sino que profundizó su internacionalización. Su mandato fue el contexto para que se desarrollara el negocio de las telecomunicaciones y se llevara a cabo la última y más ambiciosa reforma de la salud y de las pensiones.
¿Cómo analiza el segundo semestre económico?
En realidad no hay tantas discrepancias en lo que va a pasar en este segundo semestre. Las estimaciones van entre 3,2% y 3,7% y no hay mucho que decir, es el impacto de la caída de los precios de los metales y de la caída del petróleo que le ha dado un golpe muy fuerte a la economía colombiana. Hay una cosa que me preocupa y es que las exportaciones que deberían haber empezado a crecer por la tasa de cambio están decreciendo. Eso demuestra que tiene que haber un problema de costos en la economía y que el Gobierno se tiene que aplicar a resolver.
¿La pérdida de exportaciones no tiene que ver más con lo cerrada de nuestra economía?
Sigue siendo una economía cerrada en comparación con nuestros socios, no con nuestros vecinos sino con nuestros socios. Si se compara con México, Perú y Chile es una economía muy cerrada por las barreras naturales de la infraestructura, pero también cerrada por las normas arancelarias y pararancelarias que son muy complejas. Importar en Colombia es sumamente difícil, hay muchos monopolios de importación y lo que ganamos en infraestructura siempre lo perdemos en los trámites. Tratar de protegerse contra el contrabando en ese mundo de aranceles es algo que hace mucho daño porque demora las mercancías en puerto muchos días. Debemos movernos hacia aranceles más planos o a un arancel plano como lo tiene Perú y Chile para darle eficiencia y competitividad a esta economía. Lo que más se puede hacer hoy en competitividad es tener una estructura arancelaria que le permita competir internacionalmente y no lo estamos logrando hacer.
¿Cómo nos ve en cinco o 10 años?
El futuro de Colombia se ve con claridad. El futuro es muy bueno no tengo ninguna duda de que la economía llegará a sus tasas de crecimiento de 5% tan pronto se salga de esta coyuntura desfavorable. Los problemas de seguridad, pase lo que pase, no son problemas que van a cambiar el futuro del país. Colombia ha aprendido a administrar ese problemas; se hace una inversión importante en seguridad: estamos invirtiendo entre 5% y 6% del PIB en este sector, eso no lo hace ningún otro país de Latinoamérica ni de Europa. El país ha podido explotar sus recursos naturales, pero solo en esta coyuntura reciente vemos que sí están esos recursos naturales, es muy probable que descubramos más gas que petróleo y que nos convirtamos en un país gasífero y no petrolero. Ese es el futuro que se le ve a Ecopetrol. Muy probablemente será gas offshore y no onshore. Creo que en el tema energético el país tiene un buen futuro. Colombia sigue teniendo carbón, hidroelectricidad y hay un potencial sin explotar.
¿Qué reformas estructurales están pendientes?
Es difícil entender porqué en este periodo ni en el anterior se ha trabajado en pensiones. Es difícil entender por qué no hay una reforma pensional y si queremos que el sistema de pensiones funcione tenemos que trabajar en esa reforma.
¿Está de acuerdo en eliminar el modelo de Colpensiones?
No. Pero creo que hay un problema en es el sistema público y es que las pensiones están concentradas en las personas de estratos más alto. Es absurdo porque son pensiones subsidiadas para personas de estratos medios y altos y no para los bajos. Allí hay un tema para resolver de fondo. Tampoco veo con la posibilidad de competir con otros sistemas como se propone, creo que se están generando cargas fiscales hacia el futuro.
También está el pendiente tributario…
Yo hice una reforma estructural en 1986. En el Gobierno de López, Rodrigo Botero también hizo una reforma estructural, fue traumática porque no pasó por el Congreso. Me parece equivocado continuar con impuestos antitécnicos de manera continuada. Un impuesto antitécnico uno lo pone una vez o dos veces y hace daño, pero cuando se dejan en el tiempo empiezan a generar un gran daño. La estructura tributaria no puede seguir montada en los impuestos financieros y de patrimonio. No porque no pueda haber algo de impuestos sino porque no pueden ser la base de todo el recaudo eso se convierte en un elemento crítico.
¿La carga tributaria pesa en la competitividad y en las exportaciones?
La tasa de cambio se modificó y todos pensamos que la industria iba a crecer mejor y que las exportaciones aumentarían. Creo que la estructura tributaria de hoy está muy concentrada en las empresas y muy poco en las personas y esa no es una estructura buena. Una estructura que se basa en gravar las empresas y no las personas es una mala estructura.
La otra reforma pendiente es la de justicia ¿cómo ve la propuesta?
A mí nunca me ha gustado (y se lo he dicho al Presidente) que con una reforma constitucional se cambia la justicia, es como decir que se puede cambiar la economía a punto de reformas constitucionales. Eso no tiene sentido. Lo que hay que hacer en la justicia es concentrarse en arreglar los problemas de cada área. Todas las áreas de la justicia tienen que mejorar, sobretodo para que sea pronta y cumplida. Eso no tiene que ver con normas constitucionales, pero el país se desgasta con las normas para tomar decisiones. Esa es una metodología totalmente equivocada. Creer que la reforma a la justicia y sus problemas de lentitud se van a resolver con normas constitucionales es un error.
¿Le preocupa la cabalgata de entrega de obras a concesionarios?
No me preocupa. Lo que sí me preocupa es que las instituciones de ese sector no tienen la fortaleza que se necesita para ayudar a este sector. No estoy hablando de los funcionarios sino de las instituciones, porque estas se deterioran como el Ministerio de Transporte.
¿Hay que reformar el Ministerio de Transporte?
A mí no me satisface la estructura que hoy tiene el Ministerio. No me gusta que la Agencia Nacional de Infraestructura no tenga una junta directiva y eso hace que sea un proceso más largo y difícil de lo que necesitamos, gracia a esto creo que vamos a tener más tropiezos de los que necesitamos.
¿En dónde ve esos tropiezos?
Hay que tener la capacidad de medir todo lo que están haciendo los concesionarios al tiempo para que se calculen los recursos y ojalá que eso funcione y esté ahí para cuando se necesite.
¿Sería una suerte de superintendencia que mire sanciones, prórrogas, cumplimientos?
Sí, y de personas que sean funcionarios públicos, porque es que la estructura legal del país no da parar atribuirle responsabilidades públicas a consultores o consultores extranjeros ahí hay unos problemas de orden práctico de cómo somos. Tampoco me gustó nunca que la infraestructura se fuera a hacer solo a base de vigencias futuras que fue lo que empezó todo ese esquema.
¿Cómo ve la venta de Isagen?
El problema es que hace cinco años habían opciones, habían acciones de Ecopetrol, pero terminamos haciendo algo a última hora y ya era tarde. Era claro que se necesitaban unos recursos para mover el proceso de licitaciones y para darle a un concesionario o a otro para facilitar esos procesos, pero eso no se hizo. Lo vino a hacer el ministro Cárdenas, yo diría, cuando el ambiente político era más difícil y ahí creo que hacen falta instrumentos financieros. La Agencia Nacional de Infraestructura comenzó diciendo que ellos tenían la capacidad para buscar esa financiación y ese enfoque era equivocado como lo demostró el paso del tiempo, pero de todas maneras esa dependencia absoluta en vigencias futuras no me parece una manera eficaz de hacer todo lo que está planeando hacer el Gobierno.
Además de Isagen, se le pueden sumar las acciones del antiguo Telecom que hoy están en Movistar y la venta de 4-72, ¿lo ve viable?
Lo que pasa es que Colombia aceptó un planteamiento del Fondo Monetario Internacional que es un poco absurdo, y es que si usted vende activos del Estado así sea para hacer inversión pública eso se cuenta como déficit fiscal, esa es una teoría que desde el punto de vista de la teoría económica es equivocada. El país se está dejando medir bajo esa metodología y eso es lo que hace que el Gobierno no se entusiasme con ellas porque le acepta al Fondo Monetario una teoría equivocada. Si uno saca recursos de unas empresas y los reinvierte en el mismo país no veo por qué hay que aceptarle al Fondo un planteamiento antitécnico.
¿Por qué el sector agrario no despega?
Nosotros solo tenemos sino cinco millones de hectáreas cultivadas y eso muy poco. No se puede decir que el futuro de Colombia está en esas cinco millones de hectáreas. Lo que sí es verdad es que la Orinoquía tiene un gran potencial de crecimiento para la agricultura; en el Magdalena Medio también hay algunas zonas, pero es fundamentalmente la Orinoquía la que tiene condiciones similares a las del Cerrado, pero creo que estamos muy quedados en tomar las decisiones que hay que tomar para desarrollar la región y que los problemas jurídicos los han dejado complicar demasiado sin tener una respuesta apropiada de parte del Gobierno Nacional.
¿Cómo avanzamos en la Orinoquía?
Creo que la Orinoquía necesita un estatuto especial. No podemos cambiar todas las normas de tierra de Colombia para adecuarnos a las de esta zona, eso es imposible. Creo que el Gobierno tiene que promover un estatuto especial, no solo en la parte de tierras sino también lo laboral y tributario, para hacer el tipo de desarrollo que hizo Brasil, que es el país con el mejor crecimiento agrícola del mundo, que crece con subsidios bajos a diferencia de Estados Unidos y Europa.
El gran reformador económico y político
César Augusto Gaviria, presidente de Colombia por la elección de 2,8 millones de personas para el periodo de 1990-1994, es economista de la Universidad de Los Andes y en su larga trayectoria política, que inició a los 23 años, fue concejal, representante de la Cámara, alcalde de Pereira, viceministro de Desarrollo, ministro de Hacienda de Virgilio Barco, y antes de ser elegido como primer mandatario del fin de siglo, fue dirigente de la campaña presidencial del nuevo liberalismo. Durante su mandato, Gaviria logró incluir dos de los instrumentos fundamentales de la vida colombiana como lo son la Constitución de 1991 y la acción de tutela. El pereirano también tuvo que vivir en su administración la desmovilización de varios grupos guerrilleros y el apagón de 1992, además es a quien se le atribuye la apertura económica. Más recientemente, el liberal apoyó la reelección del presidente Santos.
Salomón Kalmanovitz es de los historiadores de la economía más reconocidos y sus ensayos son de obligatoria lectura en todas las universidades.
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José Alejandro Cortés entiende muy bien el papel de los empresarios, el papel del Estado y el rol social que desempeñan las personas en una sociedad.