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El Proyecto de Historia de la Información Económica busca identificar durante las seis últimas décadas (1954-2014) los hechos, noticias y decisiones financieras, empresariales y de política pública que han formado la estructura económica del país.
Eduardo Sarmiento Palacio, para sus colegas llamados neoliberales, es algo así como el rol que representa el ‘Grinch’ para los cuentos de la Navidad
El papel que juega el ingeniero economista, Eduardo Sarmiento Palacio (1940), para sus colegas llamados neoliberales, es algo así como el rol que representa el ‘Grinch’ para los cuentos de la Navidad, de acuerdo con las líneas escritas por Theodor Seuss.
Es un economista de vocación, pues su carrera madre es la ingeniería civil, pero sus primeras líneas en la ciencia social de la economía fueron tutoriadas por su tío, Alfonso Palacio Rudas, el emblemático político tolimense del siglo pasado. Desde muy temprano ha sido un crítico asiduo de cómo se llevan las riendas económicas del país y en su momento fue uno de los más fuertes detractores de las políticas de apertura económica de finales de los años noventa. Fue decano de economía de la Universidad de Los Andes y mantiene su contacto académico escribiendo libros y dictando clases en la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito.
¿Por qué es tan crítico con el desempeño de la economía colombiana?
La economía colombiana está en una situación muy crítica. En cierta manera los economistas dominantes se equivocaron, nunca anticiparon la magnitud del déficit en cuenta corriente. El fenómeno aumenta en forma sistemática en los últimos 10 años: llegó primero a 1%, luego a 2%, a mediados del año pasado estaba en 4% y con la caída de los precios del petróleo pasó a 7,5% el más alto del mundo.
¿El gran problema de la actualidad para la economía es el déficit comercial?
Estoy haciendo un trabajo en el que sostengo que el déficit de cuenta corriente es uno de los problemas no resueltos por la ciencia económica. Yo anticipé hace más de cuatro o cinco años que ese déficit iba a llegar en la cifra actual. Simplemente proyectaba los precios de las commodities internacionales, lo hacía en condiciones de precios constantes y no en precios artificiales y el resultado daba un déficit de 7,8%.
Esto va a llevar al país a una situación muy complicada, no sabemos cuándo se de, pero este déficit de cuenta corriente aumenta y aumenta sin detenerse, por el disparo del precio del dólar. Esto no lo vieron llegar los economistas, en parte por la influencia de ese neoliberalismo arraigado que plantea que el déficit en cuenta corriente no es un problema porque se puede mejorar con inversión extranjera o crédito externo. Esto resultó equivocado, de manera que el país en este momento se mueve en una crisis generada por este déficit”.
¿Cómo ve cada sector de la economía?
La industria y la agricultura tiene índices muy negativos que son los sectores, que por su propia naturaleza de capacidad y liderazgo, son fundamentales para el crecimiento. La minería crece un poquito pero eso va en extinción; las pérdidas de Ecopetrol son espectaculares; el fracaso de todas las inversiones de la minería son evidentes. Se perdieron más de la mitad de esas inversiones que no son rentables a precios por debajo de los US$80. Entonces no hay industria, ni agricultura, ni minería; la expansión está en la construcción, en único sector que está creciendo.
¿Pero el desempeño de la construcción es el mejor de la historia y va bien?
Desafortunadamente la información de la construcción tiene problemas. En el caso de la infraestructura dicen que está creciendo 8%, son datos obtenidos de conclusiones irreales. Los presupuestos de las obras públicas, no funcionan como la encuesta a la industrial, agrícola o la del comercio, son cifras burocráticas que dicen, ‘hemos hecho esa realizaciones, hemos hecho estos pagos’ y calculan 7%. La construcción privada tiene un crecimiento alto, pero no sabe dónde está ese crecimiento porque las licencias de construcción bajaron en el semestre. Miremos los materiales de construcción, porque usted no puede tener obras públicas sin cifras dinámicas en los materiales de construcción que según el Dane crecen 1%. No hay correlación en los datos oficiales. Quieren un milagro de la infraestructura sin materiales de construcción.
¿Atravesamos por una coyuntura similar a la de 1999?
No es la misma, pero tenemos elementos parecidos. En 1999 había el mismo déficit de la balanza de pagos que llegaba a 6% y cuando llegó a esa cifra la economía empezó hacer aguas. ¿Cómo lo resolvieron en esa época? Llevaron las tasas de interés a 70%, eso significó una caída del producto de 4,5% en ese año, el desempleo se puso por encima de 20%, se quebraron muchas entidades del sector financiero.
Pero la gente que maneja la economía hoy es diferente…
Son los mismos señores que ahora lo que hacen es propiciar una escasez de divisas para que ese dólar se dispare 60% creando toda clase de desajustes en la economía. Le repito: cae la industria, cae la agricultura, la minería está en extinción, el crecimiento de la construcción es artificial y por el lado de la demanda tiene que la inversión, que había sido una de las cosas por las que este Gobierno sacaba el pecho, que crecía y abría puertas, ya no funciona pues era solo minería.
¿No es muy apocalíptico su discurso económico al ver las cosas de esa manera?
La situación actual tiene errores de hace 20 años y no puedo dejar de decir las cosas que estudio en detalle. Tengo un artículo escrito hace dos años llamado ‘La enfermedad holandés en América Latina’, encomendado por la Universidad de las Naciones Unidas de Japón, cuya metodología consistía en comparar países en desarrollo, comparamos a Colombia con Malasia y a Brasil con Indonesia, por ejemplo.
Se pudo concluir que la enfermedad holandesa era un problema que no modifica el funcionamiento del mercado y que se generaba por los malos manejos o errores de ejecución de los gobernantes de América Latina, en particular. La enfermedad holandesa es la verificación de que las teorías de libre mercado de ventaja comparativa no son válidas en América Latina; que esas teorías no se aplican cuando hay mucha riqueza en recursos naturales que lleva a una especialización en materias primas. Tal como le ha sucedido a Colombia en los últimos años.
¿La enfermedad holandesa es el resultado del libre mercado de una economía rica en recursos naturales?
Claro. La enfermedad holandesa es muy grave porque es el fracaso de la teoría de libre mercado en muchas situaciones. Como se tiene abundancia los recursos naturales se especializa en actividades que realiza intensivamente esas actividades de recursos naturales, que no tienen contenido tecnológico y que tienen unos elementos para generar divisas, entonces eso genera un exceso de oferta de divisas con relación a la demanda.
Si usted tiene el aumento de ingresos en divisas una gran parte de la demanda se hace en bienes no transables en servicios, que no se puede conseguir en el exterior. Una pequeña parte se hace en dólares, como es el caso venezolano. ¿Qué le pasó a Venezuela? Tiene los ingresos del petróleo y los convierte todos en bolívares, la demanda por esos bolívares era mucho mayor que la capacidad de producir bienes no transables: maestros, enfermeras, papel higiénico, turismo que es la mayoría del consumo. En pocas palabras la enfermedad holandesa es una consecuencias de las políticas públicas mal diseñadas”.
¿Insiste en que el Gobierno y los centros de estudio se equivocaron en la evolución de la balanza de pagos?
La cuantiosa devaluación coincide con un aumento del déficit en cuenta corriente que la acentúa y contrae la producción por diversos conductos. El remedio de la depreciación dentro de un marco de austeridad monetaria y restricción de divisas es peor que la enfermedad. Aunque tarde, lo menos que debe hacerse para detener el resquebrajamiento de la producción y el empleo es intervenir el mercado cambiario, suministrar la liquidez para compensar los efectos contraccionistas y darles un tratamiento distinto tanto a las exportaciones industriales y agrícolas como a las importaciones.
El ingeniero que defiende a la junta monetaria
El ingeniero civil Eduardo Sarmiento es más reconocido en el mundo académico como el economista que defiende a ‘capa y espada’ la junta monetaria de la cual fue asesor gran parte de su vida. Sarmiento realizó un doctorado en economía en la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, y con esto logró ser reconocido como el primer latinoamericano en obtener un doctorado en esa universidad. Sus estudios a partir de entonces se centraron en economía y política económica, entre los cargos desempeñados en el sector público y privado está el de subjefe del Departamento de Planeación Nacional y su colaboración con la academia, de la cual no se ha separado y hoy es el director del Centro de Estudios Económicos de la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito. Sarmiento es autor de varios libros entre los que está ‘Nuevos desafíos del desarrollo’, con el que ganó el Premio Alejandro Ángel Escobar.
José Darío Uribe es un economista técnico en exceso que aborrece a los comentaristas económicos que pregonan, como si fueran meteorólogos, cifras sin sustento técnico ni metodología alguna.
Durante el mandato de César Gaviria, el país sufrió grandes transformaciones económicas y políticas que hoy son la base de la estructura competitiva.
Rafael Mejía está convencido de que el Ministerio de Hacienda debe liderar más transformaciones radicales que garanticen el crecimiento del país.