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El Proyecto de Historia de la Información Económica busca identificar durante las seis últimas décadas (1954-2014) los hechos, noticias y decisiones financieras, empresariales y de política pública que han formado la estructura económica del país.
José Darío Uribe es un economista técnico en exceso que aborrece a los comentaristas económicos que pregonan, como si fueran meteorólogos, cifras sin sustento técnico ni metodología alguna.
Es un hombre exacto en lo que dice. No le sobran palabras. Muy consciente de que cualquier dato de más, o mal interpretado, puede convertirse en información eventual que afecte los mercados o genere suspicacias frente a la devaluación, la inflación o las reservas internacionales. Uribe es un economista técnico en exceso que aborrece (como todos en el Banco Central) a los comentaristas económicos que pregonan, como si fueran meteorólogos, cifras sin sustento técnico ni metodología alguna.
¿Cómo ve la economía para este segundo semestre?
Creo que la información disponible hasta el momento muestra a la economía adaptándose a un cambio brusco en las condiciones externas, en particular a la caída del precio internacional del petróleo, eso tiene un impacto negativo sobre el ingreso nacional con un componente permanente y por lo tanto debe haber un ajuste en el crecimiento del gasto y eso es lo que estamos viendo en una forma ordenada para el segundo semestre del año, esperamos unas tasas de crecimiento anual un poco superiores a las del primer trimestre y hasta el momento el equipo del Banco está esperando un crecimiento para todo el año cercano a 3,2%.
¿Le preocupa el rebrote inflacionario?
Lo hemos dicho en varias oportunidades: el incremento que hemos tenido en la inflación y que la ha llevado a estar por encima del rango de control, que es entre 2% y 4%, ha sido explicado por unos aumentos fuertes en los precios de los alimentos. Esperamos que se reviertan. El dato que salió el pasado 5 de junio muestra el inicio o al menos da señales de una reversión en los precios. No debemos de todas formas dejar por fuera el hecho de que los indicadores de inflación básica han tenido un aumento también importante manteniéndose, eso si, dentro del rango de 2% y 4%.
¿Qué consecuencias tiene la revaluación en la canasta?
Es parte de la explicación, pero no la fundamental. Probablemente tiene una participación mayor en la explicación por choques de oferta, choques negativos de oferta de alimentos que han llevado a incrementos muy fuertes en algunos productos del sector agrícola y afortunadamente vemos que ya comienza a verse la reversión de algunos de esos aumentos.
Hay ruido sobre la destinación de reservas internacionales para financiar obras ¿qué opina?
No sé específicamente a qué se está refiriendo, pero creo saber que es algo asociado a comentarios que se hicieron en un debate en el Congreso, en donde algún congresista esgrimió la idea de usar las reservas para financiar infraestructura. Eso sería desafortunado. Las reservas son un colchón frente a choques externos, el hecho de que tengamos ese colchón nos da y nos ha dado fortaleza para enfrentar choques externos y muy probablemente veremos más choques externos en el futuro. Por lo tanto es importante tener las reservas para ese propósito. Usar las reservas para otros fines sería equivalente a hacer un uso de financiación monetaria en el gasto público y bien sabemos que casi todas las explicaciones de las inflaciones altas son a través de financiaciones monetarias del gasto.
¿Alguna vez en la historia se usaron las reservas?
Durante muchísimo tiempo existió la llamada cuenta especial de cambio, en la que las reservas se iban devaluando día a día, bajo un sistema de mini devaluaciones. Eso generaba una utilidad en la valoración que iba directamente a financiar el gasto público. La existencia de esa cuenta especial de cambios en buena parte era la explicación de por qué Colombia tenía niveles de inflación entre 20% y 30%.
¿Alguien en el vecindario lo sigue haciendo?
Es probable que Bolivia lo haya hecho porque tiene niveles de reservas enormes, equivalentes a 50% del PIB. No estoy totalmente seguro, pero es probable que algo de esas reservas sean utilizadas para préstamos a empresas públicas.
¿En cuánto están nuestras reservas?
Por encima de US$47.000 millones. Cerca de 12% del PIB.
¿Y eso no se puede tocar?
Sería un error de política pensar en ese tipo de alternativas que parecen fáciles, pero que en el pasado y por experiencia de otros países muestran que llevan a desordenes de tipo fiscal y posteriormente a desordenes de tipo macroeconómico en general.
¿Cómo ve el próximo año?
Un año muy parecido a este. Probablemente con una tasa de crecimiento algo mayor. Se espera que la económica mundial crezca un poco más el año entrante y el efecto de la devaluación del peso debe comenzar a tener impactos positivos provenientes de aquellos que compiten con importaciones y aquellos productores nacionales que exportan en el mercado mundial. Y porque el ajuste en la caída del precio internacional del petróleo, en buena parte, se ha venido absorbiendo.
¿Es amigo de apretarnos en cinturón?
Colombia no es un país rico en petróleo. Tiene algo de petróleo y las reservas no son grandes. Sin embargo, el petróleo llegó a tener una participación muy grande en nuestras cuentas externas y fiscales, tuvimos unos años de impulso por el aumento en la producción de petróleo y por el aumento en los precios internacionales, pero la experiencia muestra que esos incrementos de precios de productos básicos son transitorios. Tuvimos un periodo excepcional, lo que se llamó el súperciclo de los precios de productos básicos, que se ha revertido o se ha venido revirtiendo. Fue un periodo entre 2004 y 2012 para algunos productos y entre 2004 y mediados de 2014 para el precio del petróleo, pero todos esos aumentos, repito, históricamente han mostrado ser temporales.
¿Si fuera ministro de Hacienda qué haría en esta coyuntura?
No me ponga en eso porque sería inapropiado para mí como Gerente General del Banco de la República estar diciendo que debe hacer el Gobierno y en particular el Ministerio.
El mejor banquero central de América Latina
Economista, paisa, el mejor banquero central de América Latina e hincha apasionado del Atlético Nacional son algunas de las credenciales de José Darío Uribe, quien se ha encargado de llevar las riendas del Banco de la República desde hace una década. El antioqueño de 57 años logró la gerencia general del Banco Central después de pasar cerca de 12 años en estudios económicos y la gerencia técnica de la entidad. J Uribe, cómo muchos lo conocen, también fue asesor económico de la Federación Nacional de Cafeteros, jefe de la Unidad de Planeación del Departamento Nacional de Planeación y catedrático de la Universidad Javeriana y de Los Andes por varios años. Personas cercanas al banquero lo consideran un amante del estudio y un factor determinante es su independencia, es así como ha logrado mantenerse en el cargo a pesar de los diferentes gobiernos.
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