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La reforma pensional ya fue aprobada en el Congreso y se espera que entre en vigencia a mediados de 2025, aun así hay más dudas que certezas sobre este nuevo sistema
En Colombia se han realizado dos reformas, una en 1946 y otra en 1993. Ambas ampliaron cobertura en su momento
La historia de las pensiones en Colombia tiene más de 200 años y personajes como Simón Bolívar o Francisco de Paula Santander tuvieron acceso a esta garantía por los servicios prestados a la Patria.
Carlos Adolfo Prieto, profesor del Observatorio Laboral de la Pontificia Universidad Javeriana, explicó que el pago de las mesadas en este país inició como un reflejo del sistema europeo; que data desde la mitad del siglo XIX.
El antecedente indica que en el Viejo Continente se pagaba una gratificación a las personas que desempeñaron labores en beneficio del Estado o a quienes ejercían el poder político.
De otro lado, con la llegada de la primera revolución industrial, cambiaron las relaciones patrón-obrero y los riesgos para el trabajador se hicieron evidentes. Por ejemplo, la vejez, la invalidez y la muerte eran parte de ese contexto y era necesario tener una cobertura.
“Un trabajador viejo ya no podía laborar y no podía derivar su sustento económico de la actividad que desempeñaba. Entonces, necesitaba una prestación social que reemplazara ese salario”, expuso el profesor Prieto.
Agregó que, si el empleado sufría un accidente, necesitaba una cobertura para percibir ingresos. Y si moría, se necesitaba una renta para la familia que dependía de él. En ese entonces, quien no se desempeñaba como trabajador industrial, no estaba expuesto a los riesgos y no se pensionaba.
Prieto explicó que “esas prestaciones corrían por cuenta de los empleadores, pero les representaban un costo fijo que afectaba sus utilidades. A finales del siglo XIX, en un contexto social y político muy interesante, en la Alemania del primer imperio, regida por el canciller Otto von Bismark, se inventan un modelo de subrogación de esas pensiones”
“Es decir, que las pensiones no estén a cargo de los empleadores, sino de un instituto de seguro social, que a cambio de una cotización que harían los empleadores, los trabajadores y el Estado, va a reconocerle a los beneficiarios las pensiones, la cobertura en salud y la protección ante el riesgo laboral”, añadió el docente.
Con el Modelo Bismark, la historia pensional se partió en dos: antes y después de él, porque ese sería el método copiado en el resto de Europa y fue importado a territorio colombiano.
Como se había mencionado, en Colombia le reconocían pensión a través de leyes a quienes habían prestado algún servicio público y la literatura existente señala que a los soldados que participaron en la campaña libertadora les aprobaron una renta con cargo al Tesoro Público. Y lo mismo pasó con próceres como Simón Bolívar.
Con la llegada del Modelo Bismark, la cobertura se expandió a través de la Ley 90 de 1946, que posibilita la fundación del Instituto de Seguros Sociales y tiene impacto para los trabajadores del sector privado, cuya mesada ya no recaía sobre la caja del empresario.
Esa era una obligación onerosa que le restaba competitividad a las compañías y que buscaba subsanarse con esa primera reforma aprobada en 1946.
“Para los servidores públicos, se sigue manejando el modelo de recompensas a través del establecimiento de cajas de previsión, muchas entidades públicas que estaban encargadas del reconocimiento y pago de esas prestaciones”, detalló Prieto.
En 1993 se aprobó la Ley 100 que simplificó el Sistema General de Pensiones, que ahora contaría con el régimen de prima media y el de ahorro individual.
Antes de esa reforma, de acuerdo con el profesor Prieto, había una dispersión de regímenes que tenían un factor común: eran deficitarios y la cobertura no alcanzaba a quienes no eran trabajadores dependientes.
“La idea original de la Ley 100 es que todos quedáramos bajo el régimen de ahorro individual, lo que pasó es que el sindicato del Seguro Social no permitió que eso pasara y por eso mantuvimos ese sistema híbrido”, relató el docente.
Y agregó: “la Ley logra unificar en el sistema pensional todo lo que antes tenía diferentes causaciones y fuentes de financiación”.
“Entonces, ya no hay diferencia en entre las pensiones del régimen público, las pensiones de los trabajadores dependientes y de trabajadores independientes”, dijo.
Stefano Farné, director del Observatorio del Mercado de Trabajo y la Seguridad Social, indicó que, pese al avance que en su momento significó la Ley 100, el reto del sistema pensional sigue siendo la cobertura.
Pero coincidió en un diagnóstico que desde hace tiempo se conoce: la informalidad en la economía es la que no permite que más personas puedan cotizar y obtener una mesada para la edad de retiro.
El académico resaltó que hace falta estimular el mercado laboral para que incremente la tasa de empleados formales y los ingresos de la población; condiciones que marcan la diferencia con países desarrollados.
“Hasta que no nos desarrollemos, y no seamos un país con un nivel de ingreso más alto, los avances siempre serán muy cortos en el tiempo”, puntualizó en profesor Farné.
Dentro de las preguntas que destaca están cuál es la mesada máxima que se puede recibir y si puede aumentar o no aumentar la edad de pensión
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