Cosechando café e historias en redes

Muchos problemas rodean la actual situación cafetera en el mundo, los precios del mercado vienen disminuyendo en el último año de manera drástica y el precio de la carga en Colombia tan siquiera alcanza a cubrir los costos variables de la operación (recolección, fertilización, mano de obra y limpieza). Sin embargo, no alcanzan a cubrir los servicios públicos, mantenimiento general, y ni hablar de la posibilidad de una rentabilidad para la familia que vive de esta labor, cuyo resultado es la primera bebida en la mañana que abraza cada hogar en el mundo.

Esto es una triste realidad que ya conocemos y hemos visto; sin embargo, existe una luz al final del camino llamada Café Especial, en donde las nuevas generaciones llegarán con orientación hacia el trabajo enfocado en calidad y asociatividad.

Café 1959 es un emprendimiento quindiano, lleno de sueños e ilusiones, que busca llegar a los paladares más exclusivos y deleitar con sabores y aromas nunca antes vistos a los comensales. El propósito es volver sostenible la rentabilidad de las fincas propias del negocio, y a través del cooperativismo con pequeños caficultores, impactar a familias completas que por barreras de conocimiento se les dificulta ingresar al mercado de forma directa, ‘Direct Trade’.

El café, como cualquier otro producto, requiere una labor de mercadeo profunda donde no solo basta tener un excelente café, sino que también se deben analizar las tendencias del mercado, los gustos y las necesidades; este trabajo es verdaderamente importante para salir de la crisis.

Sabemos que en el mercado internacional una de las barreras más grandes para los pequeños y medianos tostadores artesanales es conseguir cafés de alta calidad, trazabilidad completa en el proceso, la historia detrás de cada taza de café, variedades exóticas, procesos nunca antes vistos, algo así como encontrar un alquimista del café especial, por lo que hemos desarrollado una estrategia comercial completamente digital. En la era de la información y tecnología en la que nos encontramos es muy sencillo tener acceso directo y de primera mano a las necesidades y tendencias del mercado. Desde nuestro escritorio en La Finca Santa Clara ubicada en el Caimo, Quindío, rodeados de cafetales, pájaros y guaduales, tenemos las facilidades para identificar cuáles son los procesos o variedades de café que marcan tendencia en Estados Unidos, Europa; incluso en países como Taiwán o Corea del Sur y con una exhaustiva investigación de mercados a través de las redes sociales se logra establecer comunicación directa con los clientes potenciales en cualquier lugar del mundo con un solo clic.

Garantizar el contenido en redes sociales, que sea atractivo para el mercado objetivo que se plantea, es vital y los resultados son cientos de nuevos seguidores y mensajes directos preguntando por el producto.

Actualmente contamos con oficinas comerciales en Corea del Sur, Taiwán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos y no representamos solo una marca, representamos a todos los caficultores colombianos, por lo que queremos ganar un lugar en nichos de mercado específicos donde hemos encontrado nuestro café con un valor de US$15 por taza.

Hoy en día Café 1959 no solo puede decir que superó la crisis, ahora es un actor dentro de la solución para caficultores que quieren apostarle a esta alternativa y trabajamos con una comunidad en una vereda del corregimiento de San Antonio, Valle del Cauca, en donde después de capacitar los caficultores con nuestros protocolos de producción (que identificados a partir de las tendencias en Asia), logramos obtener un precio de 200% del valor actual del mercado directamente para el caficultor.

Es difícil encontrar una solución general para la crisis, sin embargo, existen caminos que debemos explorar, y la asociatividad es algo en lo que debemos trabajar.