Las comunidades y la empresa privada acuerdan histórica inversión para Soto Norte

Ponerse de acuerdo no es una tarea fácil, y mucho menos en comunidades que tienen vocaciones económicas y dinámicas sociales muy diferentes. Ese ha sido el caso que por décadas ha vivido la provincia de Soto Norte en Santander, conformada por los municipios de Vetas, Charta, Tona, Matanza, Suratá y California.

Justamente, en estos últimos tres municipios que albergan a más de 11.000 habitantes, el diálogo transparente y la participación masiva promovida por el Proyecto Soto Norte (PSN) a través del programa “Acuerdo Social Marco”, está empezando a dar frutos. Hoy, luego de varios meses de reuniones, más de 700 líderes y lideresas de la comunidad ya han elegido, mediante un sistema de votación en tiempo real, cómo y dónde invertir más de $5.600 millones de pesos destinados por el sector privado para inversión social.

Según indicó Leonor Álvarez Alarcón, habitante de Matanza e integrante de la Mesa Municipal de Víctimas, “es un acto trascendental, de suma importancia, porque por primera vez se está integrando a la población directamente con la empresa minera, y además estamos conociendo la problemática de cada municipio. Tenemos muchas necesidades, como vías, transporte escolar, e infraestructura”.

El plan de inversión social de la compañía se convirtió en un hito para estos tres territorios de sexta categoría, ubicados al norte del departamento de Santander, si se suma a los más de $50.000 millones que durante los últimos 7 años se han destinado en la construcción de placa huellas, adecuación de colegios y escuelas, programas de calidad educativa, conectividad, becas, emprendimientos, obras de mitigación para la ola inverna, conservación del agua, formalización de mineros tradicionales y cuidado del medioambiente.

Para Yaneth Mantilla, vicepresidenta de Asuntos Estratégicos del Proyecto Soto Norte, las acciones de la compañía son una gran apuesta por la sostenibilidad social y el desarrollo económico de la región.

“Nuestro Proyecto está basado en un modelo social que mide sus logros a través del bienestar comunitario. Creemos en la sabiduría de las comunidades para tomar decisiones, por eso ellas participan activamente en la priorización de nuestras inversiones y hacen seguimiento cuidadoso a la ejecución de cada proyecto de inversión. De nada sirve invertir una gran cantidad de recursos, si estos no atienden realmente las principales necesidades de las personas”, afirmó Mantilla.

Si bien, el Proyecto Soto Norte no ha registrado utilidades de la actividad minera y nunca ha iniciado operación, su presencia e inversión en el territorio ha fomentado los diferentes renglones de la economía local; de hecho, ha sido el propulsor de más de 30 emprendimientos, algunos de ellos ya con productos de calidad que están siendo exportados a Europa, Australia y Norte América.

Ese respaldo también lo han recibido 160 mineros tradicionales de California que encontraron en la empresa privada el apoyo técnico, administrativo y legal para lograr su formalización, empezar a trabajar de forma legal, y asociarse y constituir la empresa Calimineros que vela por salvaguardar la tradición de su municipio y una minería responsable con el cuidado del agua y el ambiente.

Justamente, el modelo de formalización de mineros tradicionales y su coexistencia con la industria, llevó a que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), reconociera las buenas prácticas de Calimineros y el PSN como un ejemplo para el mundo, exaltación que se dio el marco del Foro Mundial de minería realizado en abril de este año en París (Francia).

“En el nuevo Proyecto Soto Norte invertimos desde el presente para garantizar el futuro y por eso apostamos desde ya por el desarrollo sostenido e integral de Soto Norte, Santander y Colombia. Creemos que la inversión social generada es solo una forma de reconocer que su principal recurso es la gente de la provincia”, concluyó Mantilla.