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Son varias las estrategias del sector privado y del Gobierno Nacional para fortalecer la capacidad productiva del país. Aquí le contamos cuáles son
La política de Reindustrialización del Gobierno, la primera que se construye en décadas y consultando las necesidades de los territorios y sus empresas, debe ser destacada
Ministro de Comercio, Industria y Turismo
Desde finales del siglo XX la economía colombiana se ha visto confrontada con grandes crisis que dieron lugar a fuertes debates sobre productividad y desarrollo. Esas discusiones han tenido lugar en escenarios tecnocráticos que pocas salidas han dado a la proyección de un aparato productivo más diverso, innovador, que incorpore valor y genere mejores oportunidades para nuestra población.
Por el contrario, la inconsecuencia ha sido de tal magnitud que todos, funcionarios, empresarios, académicos, investigadores, comunicadores y gestores sociales nos fuimos convirtiendo en testigos sin capacidad de reacción frente a la desaparición progresiva de miles de empresas productoras y transformadoras desde finales de los 90, para conformarnos con una base empresarial poco sofisticada en sus capas medias, o importadora de esos bienes que alguna vez fuimos capaces de producir.
Vimos desaparecer industrias con inversiones notables en activos fijos y valor agregado como las dedicadas a la producción de bienes de capital, las que elaboraban montajes industriales, plantas de manufactura, intercambiadores de calor, productoras de maquinaria intermedia para el sector agrícola, entre otras. Sectores que seguramente debían reconvertirse, pero claudicaron ante la ausencia de políticas activas que mitigaran el impacto de una apertura poco estratégica.
Más allá de los ciclos de crecimiento y desaceleración, el desarrollo productivo del país se estancó. El último pico lo logramos en 2006 cuando la totalidad de los factores de productividad contribuyó con un 4,2% del PIB, para lograr después indicadores que no pasaban de 0,77% hasta 2015 o de 1,48% del PIB en 2021.
No hay logros. Las cifras son pírricas. No podemos sacar pecho con datos que a todas luces nos muestran un país rezagado frente a las tendencias globales en materia de productividad. La elevación de los indicadores de productividad, que pasa por la apropiación de conocimiento y generación de innovación, no se ha dado.
Para los que reivindican al sector servicios como fuente de riqueza moderna, la desindustrialización en Colombia no se vio acompañada por un desarrollo de un sector de servicios moderno, sino por una concentración en actividades del sector primario, de bajo valor agregado y que no está en sintonía con nuevas formas de producción sostenible.
Por ello, la política de Reindustrialización del Gobierno Nacional, la primera que se construye en décadas y consultando las necesidades de los territorios y sus empresas, debe ser destacada, pues busca generar mejores condiciones de vida para la sociedad.
Esta política se diseñó bajo el liderazgo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y está en pleno proceso de implementación. Los instrumentos que la acompañan pretenden cerrar brechas de productividad, y lograr mayores niveles de sofisticación.
Pretenden un mayor acceso de la industria nacional a las compras públicas, encadenamientos, desarrollos productivos con fuerte base tecnológica y la profundización económica a través de la digitalización como herramienta que democratiza servicios, beneficios e incentivos.
Esta política se focaliza en sectores de vanguardia en los que contamos con base empresarial, como los de transición energética, farmacéutico, agroindustrial o aquellos relacionados con el sector defensa. Será una política de mediano plazo gracias a un Conpes de importancia estratégica que se construyó con más de 20 entidades del orden nacional, del que resultó una matriz con acciones y proyectos estratégicos que tienen indicadores, metas, recursos y responsables claros.
Este Conpes es innovador porque cuenta con 20 proyectos para sacar adelante las apuestas productivas. Por eso, invitamos a Colombia, desde nuestro Ministerio, a sumarse a este esfuerzo estratégico para garantizar el futuro productivo e industrial del país.
Los analistas estiman que el dato estará entre 1% y 1,5%
Los pequeños negocios que están en su fase inicial incurren en errores frecuentes que las llevan al fracaso o le impiden aumentar su productividad