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La inteligencia artificial impulsa 130 proyectos de abogados
Los despachos judiciales y las firmas de abogados han repensado sus métodos de interacción para seguir su operativa
Consolidar y mantener las relaciones comerciales con los clientes en esta época de ausencia de presencialidad ha sido un reto constante para los abogados colombianos, ya que se han visto abocados a tener como herramienta transversal los medios tecnológicos, siendo la generación de confianza una de las mayores barreras.
Nicolás Alviar, CEO de AGT Abogados, mencionó que se debe capacitar y crear en el cliente una cultura tecnológica para que tenga muy claro cuáles son los mecanismos de atención virtual que maneja la firma.
“Una de las barreras importantes es el tiempo que toma implementar estas tecnologías al interior de una organización, un cliente y dentro de la misma firma” y agregó que los servicios legales se basan en la confianza que el abogado genere en el cliente, y una de las formas de fortalecer este lazo, es hacerle sentir que sus asuntos no han sido desatendidos.
En la misma línea, Andrés Godoy, abogado y socio de Godoy Córdoba, afirmó que todos los procesos comerciales con clientes antiguos y nuevos, desde marzo del 2020, se han desarrollado de forma virtual en la firma, “logrando cierres de ventas y teniendo en cuenta la coyuntura económica del país”.
Entender que la tecnología es un vehículo necesario para entregar a los clientes servicios con valor agregado y ver los avances en este campo, no como un sustituto, sino como un aliado estratégico y de mayor impacto para las organizaciones, fue otra de sus acotaciones; de manera que se impone la necesidad de que la infraestructura empresarial asigne presupuestos a lo técnico y a lo táctico.
El panorama del derecho penal es similar debido a que la labor de defensa de una persona que está acusada de un delito implica gran compromiso y confianza, y la presencialidad “parece que refuerza esta relación”, mientras que la virtualidad genera todo lo contrario. Así lo expresó Carlos Andrés Gómez, socio de Gómez Penalistas Abogados, quien adicionó que la reducción de tiempos es una de las mayores ventajas de la modalidad virtual, aspecto a favor de una operación nacional o internacional, no tan regional o local como antes.
“Si antes necesitaba un día para sostener una reunión en Medellín y al otro día viajar a una en Cartagena, hoy, entre las 8 y 11 de la mañana, ya se han llevado a cabo ambas reuniones, lo que hace que el tiempo se emplee de una manera más eficiente”, explicó el penalista.
Virginia Gómez, fundadora de la firma legal Beyond Legal Mentors, también resaltó la importancia de la confianza en la relación cliente-abogado. Según ella, pese a los retos en el sector jurídico, mantener una política empresarial estable es vital.
Gómez aseguró que “las limitaciones se relacionan con el acoplamiento a los nuevos retos impuestos en el marco de la era digital. Determinados clientes han presentado dificultades por su poca familiaridad y confianza con las nuevas plataformas digitales, por lo que podríamos decir que esa ha sido la más grande barrera que se nos ha presentado”.
Sin embargo, esta misma virtualidad ha sido el punto de partida para el dinamismo en las relaciones y en los pactos comerciales, de acuerdo a sus palabras, debido a que en el ámbito de la Propiedad Intelectual se comenzaron a presentar diversidad de fenómenos en varios eslabones de la cadena de producción de las industria creativas, por lo que la migración de los conciertos virtuales a plataformas web, el crecimiento de los emprendedores en razón de los altos índices de desempleo se hicieron visibles. Así, las relaciones comerciales no presenciales de la firma representan hoy 100% de su operación.
Un tema estratégico es la generación de la empatía, aspecto en el que las redes sociales se consolidan como una herramienta primordial. Atinente a este punto, Nubia Bonilla, magíster en Derecho de la Universidad de los Andes y socia-fundadora de la firma B&M Asociados, mencionó que la coyuntura impone contar con sitios web amables, dinámicos, intuitivos, con referencias de clientes satisfechos, actualizados, en otras palabras, invertir en mercadeo digital, en el fortalecimiento de la marca y en el branding legal.
“Debemos dedicar más a la consecución y conservación de clientes y una de las formas más efectivas para lograrlo es el uso adecuado y profesional de las redes sociales, desde las informales hasta las más profesionales, publicar contenidos adecuados y demostrar empatía. El cliente tiene ahora acceso a más información para evaluar al abogado y su gestión” afirmó.
No obstante, es claro que las dificultades pueden ir más allá de la simple virtualidad. Por ejemplo, María Carolina Estepa Becerra, abogada defensora de DDHH y doctoranda en Derecho Constitucional de la Universidad de Buenos Aires, explicó que se debe identificar quién es cliente y quién necesita ayuda jurídica, pues no todos los usuarios de servicios jurídicos acuden a las páginas web. Además, la demora en la administración de justicia y las pruebas de virtualidad no han favorecido la celeridad ni la transparencia administrativa, señaló la abogada.
Estepa agregó que las relaciones virtuales se mantendrán, pero las relaciones interpersonales jamás serán sustituidas por Inteligencia Artificial, esto gracias a que la comunicación directa es imprescindible.
Inteligencia artificial no es amenaza
Los diseñadores de uno de los sistemas inteligentes artificiales más avanzados en temas jurídicos, Watson, señalaron que no se trata de remplazar el pensamiento humano por el pensamiento de una máquina, sino por el contrario, la tecnología debe ser un elemento de gran utilidad y un aliado para los profesionales del derecho, pues pueden acceder a una gran cantidad de información ordenada y especializada con el fin de realizar un análisis más completo de la situación en cuestión. Reforzando este supuesto, los profesionales señalan que hay ordenamientos que no siempre son coherentes ni normativos.
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