Biodiésel colombiano, una oportunidad

Por estos días el biodiésel y, en general, los biocombustibles que se producen a través del uso de recursos naturales y que son fuentes de energía de materias no fósiles y de origen biológico, han cobrado nuevamente protagonismo cuando se habla de movilidad con menor impacto ambiental y diversificación de las fuentes energéticas. Ellos, podrían ser una de las opciones para ayudar a resolver el efecto negativo que generan los combustibles fósiles, y una oportunidad para los países productores como el nuestro. Pero ¿qué tan real es esto?

No es un secreto para nadie que el biocombustible promueve el cuidado del ambiente y la salud pública, gracias a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y material particulado. También, sus componentes, han jugado un papel fundamental en la calidad del biodiésel que se produce en el país. Así, compuestos como el metilato de sodio, que es un catalizador eficiente y confiable, proporcionan una solución sustentable para su producción y su uso.

Tampoco resulta extraño que gracias a la calidad y al buen desempeño que este biocombustible ha tenido en Latinoamérica y su potencial de crecimiento, empresas químicas como Basf han apostado a tener una mayor capacidad de atención a la industria del biodiésel en la región con la reciente ampliación de 30% en su producción en la planta de Brasil, desde la que se generan soluciones químicas sostenibles que han aportado al desarrollo y crecimiento económico de esta industria en Colombia desde sus inicios en 2008.

Pero esta industria y otros biocombustibles no solo se perfilan como un actor clave para la movilidad, también promueven el empleo nacional. La industria del biodiésel ha impulsado la generación de empleo en el territorio nacional generado cerca de 90.000 puestos de trabajo desde 2021, de acuerdo con la Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia; y se estima que dentro de 12 años este sector genere 49.000 nuevos empleos; además de representar un aporte de 3,4% del PIB agrícola del país.

En el mundo cada vez toman más fuerza estas soluciones sostenibles, y Colombia no es la excepción. En nuestra nación, el biodiésel se perfila como una de las principales opciones de combustible de origen natural por sus resultados confiables en términos de eficiencia, calidad y sostenibilidad. Pero además de su uso, también por su producción, a tal punto que el país se ha posicionado como un referente regional.

Y es que, de acuerdo con el Ministerio de Minas y Energía, después de Indonesia, Colombia se ubica como el segundo país en el mundo con la política de porcentajes de biodiésel más alto, además de ser referente en la promoción de su uso como parte de tecnologías limpias, y de una matriz energética diversificada. Lo que implica sin duda, que no solo es una oportunidad para lograr una transformación en la movilidad en el corto plazo, sino para la economía de Colombia.

Ante este panorama, sin duda, valdría la pena enfocarse más en el desarrollo de una industria fuerte. Ahora bien, esto implica la siguiente duda: ¿Debería haber mayor celeridad en su crecimiento? Parecería que sí, cuando se percibe una necesidad tan latente en encontrar soluciones prontas para una movilidad sostenible, pero lo que sí está claro es que, por donde se mire, es una industria que significa una oportunidad para el país.