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En el mundo cada vez toman más fuerza estas soluciones sostenibles, y Colombia no es la excepción
Gustavo Petro cree que el cambio climático debe ser enfrentado con una economía que deje de lado el modelo extractivista
Luego de poco más de un mes de la posesión del presidente Gustavo Petro, el país tiene en la mira la ejecución de las propuestas que lo llevaron a la Casa de Nariño. La transición energética para hacer frente al cambio climático en Colombia y el mundo es uno de los pilares de los postulados del mandatario que está bajo el foco, cuyo plan gira en torno a la descarbonización de la economía.
“Nuestro compromiso para una Colombia potencia mundial de la vida es realizar transformaciones de fondo para enfrentar la emergencia por el cambio climático. Esto implica transitar hacia una economía productiva basada en el respeto a la naturaleza y dejar atrás la dependencia del modelo extractivista”, asegura uno de los planes de gobierno de la nueva administración nacional.
La estrategia incluye democratizar el uso de energías limpias y disminuir el impacto de la metamorfosis del planeta. El Gobierno asegura que dicho cambio climático hace que las desigualdades se profundicen, además de comprometer la seguridad y soberanía alimentaria.
El plan de la transición energética es ambicioso y los analistas no ven que sea realizable en un lapso de cuatro años, con lo que el actual mandato deberá plantear los cimientos para dejar atrás los combustibles fósiles y los daños ambientales que genera el sector extractivista.
La nueva administración está pensando en una sustitución escalonada de uso de combustibles fósiles o energéticos altamente contaminantes con el fin de reemplazarlos por unos más amigables y que tengan un menor impacto en la huella de carbono.
Clara Inés Pardo, experta en energía, aseguró que el Gobierno ha hablado de la descarbonización de la economía colombiana, lo cual está en línea con el Acuerdo de París, lo que implica una reducción sustancial de 51% en las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) para 2030.
Los analistas creen también que el Estado deberá generar incentivos para el desuso de combustibles. El gas, por ejemplo, es visto como un hidrocarburo importante para la transición, así como el despliegue de energía solar o eólica.
La transición que esperan los expertos del sector de energía se dará en un periodo de entre 15 o 20 años, por lo que durante este periodo solo podrá sentar los pilares y abrir el camino para las administraciones venideras. Un punto clave será el reemplazo del parque automotor y transporte del país. Con el paso del tiempo será necesario sustituir el uso de combustibles para los automóviles y para la industria de la aviación.
Pardo destacó que el problema no radica en los combustibles en sí mismos, sino en la reconversión tecnológica que conlleva unos costos más elevados.
“Aún falta plantear cómo se llevará a cabo la transición energética durante el próximo cuatrienio. Colombia cuenta con una matriz de generación de 70% de agua y 30% de carbón, lo cual garantiza la autosuficiencia energética. Se deben fomentar los proyectos de energía renovables con las subastas que fue una buena estrategia. Además, el tema de la ruta del hidrógeno será fundamental para este proceso”, dijo.
La ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, aseguró el mes pasado que en los planes del gobierno está mantener el diálogo con el sector privado para llevar a cabo un proceso consensuado y coordinado. La funcionaria enfatizó en el hecho de que este paso hacia el uso de energías más limpias no pondrá en riesgo la seguridad energética del país.
“Vamos a acelerar la transición, lo cual no quiere decir que sacrificaremos la seguridad. Impulsaremos la descarbonización de la industria para migrar hacia un modelo que no dependa de las industrias extractivas como ha sucedido hasta ahora”, agregó Vélez. Por hora, el gas será un aliado importante para la transición y priorizará más de 170 contratos de exploración.
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