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Las lecciones empresariales de un optimista empedernido
El positivismo al crear industria y construir país es el gran legado que dejó Ardila Lülle, no solo en el plano empresarial, sino también en el filantrópico
Una de las herencias más importantes que deja el empresario Carlos Ardila Lülle es su visión para los negocios, su astucia en el liderazgo y su énfasis en el desarrollo social. Su forma de crear y dirigir empresas se pueden resumir en 10 lecciones, las cuales hoy integran uno de sus más importantes legados.
Quizás la lección más importante, según Mauricio Rodríguez, experto en liderazgo y profesor de la Universidad Externado, es el optimismo a la hora de crear empresa y construir país, una actitud que mantuvo a lo largo de su vida y en todas las iniciativas que desarrolló.
“Apostarle a Colombia era su objetivo principal. Siempre confió en el país. Muestra de ello fue que, incluso en las crisis, redobló sus esfuerzos, no solo en el plano empresarial, sino también con sus labores filantrópicas. Construyó país desde todos los ángulos”, agregó Rodríguez.
Este espíritu resiliente es otra de las lecciones que deja, pues lo llevó a convertir las adversidades en oportunidades. “Ardila Lülle tuvo que enfrentar la transición entre una economía cerrada y una abierta a principios de los años 90, fue capaz de mantener el crecimiento empresarial y la generación de empleo. La Organización Ardila Lülle (OAL) no se amilanó en la globalización, creció y se fortaleció tomando decisiones difíciles”, dijo Jorge Iván Gómez, profesor de Inalde Business School.
Pero estas decisiones, solo pudo tomarlas teniendo claros los ideales de la organización, como mencionó Carlos Rodríguez, profesor experto en empresas de la Universidad Nacional. “La OAL tuvo momentos difíciles a finales del siglo pasado, pero él tomó las decisiones correctas y supo enfrentar la adversidad con optimismo. Se enfocó en lo fundamental del grupo y lo fortaleció”, dijo.
Uno de estos enfoques fundamentales fue la calidad, aspecto que se mantuvo en los productos y servicios de sus compañías. No solo a través de su permanente carácter innovador, gracias al cual creó la primera gaseosa con sabor a manzana del mundo y que se convirtió en uno de los productos colombianos más exitosos de la historia, como recordó Mauricio Rodríguez, sino también con su idea de integrar todos los pasos en la cadena de bebidas para brindar calidad a los consumidores.
Su mente innovadora también lo llevó a ser uno de los primeros empresarios que pensó en el deporte como forma de construir país. En este punto se destacan innumerables iniciativas que propició, desde competencias como el Clásico RCN y el patrocinio de la Liga de fútbol nacional, su apoyo al equipo de ciclismo Manzana Postobón y al programa Talentos Postobón, y la compra de Atlético Nacional, además del fortalecimiento de medios de comunicación deportivos.
Incluso, Gómez resaltó la expresión de su patriotismo a través del deporte, pues “hubo una época cuando los ciclistas eran los embajadores de Colombia en el mundo, gracias al apoyo de Manzana Postobón”.
La familia siempre estuvo en el centro de sus negocios, al punto de que sus empleados se convertían en familiares. “Si tú le preguntas a los empleados de la década de los 50 y 60, lo describen como la persona más fantástica, humana, manejó hasta camiones de distribución cuando era necesario, cargaba cajas (...) Con su esposa pagaban la fiesta de primera comunión y los atuendos de los hijos de sus empleados, los apadrinaban y trataban de asistir a estos eventos”, según dijo un trabajador de la OAL citado en el documento ‘Perfil empresarial de Carlos Ardila Lülle: una estructuración desde la metodología Eahe’, de la Universidad Nacional.
Esta preocupación por sus empleados la llevó a un nivel superior: su trabajo en responsabilidad social por las comunidades, sus iniciativas filantrópicas en pro de la salud y el apoyo a las regiones para el desarrollo del país, todo como el optimista empedernido que era.
Tener optimismo para crear empresa y construir país
“Apostarle a Colombia era su objetivo principal. Siempre confió en el país. Muestra de ello fue que, incluso en las crisis, redobló sus esfuerzos, no solo en el plano empresarial, sino también con sus labores filantrópicas. Construyó país desde todos los ángulos”, dijo Mauricio Rodríguez, experto en liderazgo y profesor del Externado.
Se debe mantener la calidad en los productos y servicios
La preocupación por la calidad estuvo desde los inicios de su historia empresarial, cuando pensó en productos que revolucionaran el consumo de las familias colombianas. Llevó este concepto más allá cuando ideó la integración de toda la cadena de las bebidas, desde la producción de azúcar, la fabricación de los refrescos y los envases, hasta su distribución.
El compromiso de la responsabilidad social corporativa
Los éxitos empresariales deben devolverse a las comunidades en forma de bienestar. Los aportes del industrial a la promoción de actividades y proyectos asociados a la cultura, el deporte y la salud, entre otros, fueron incontables. Fue el gran benefactor de instituciones médicas, promotor de actividades culturales y gran patrocinador del deporte.
La empresa es la familia, se mueve por principios y valores
“Si la integración era vertical en sus empresas, en el trato con los empleados era horizontal”, dijo uno de los colaboradores entrevistados en ‘Perfil empresarial de Carlos Ardila Lülle: una estructuración desde la metodología Eahe’. Ese fue el principio rector de sus compañías, pues consideraba a la Organización Ardila Lülle como una gran familia.
La innovación es fundamental en el desarrollo
“Trabajando más de 18 horas diarias y ensayando con diversos saborizantes, desarrollé la Manzanita Lux, la primera gaseosa con sabor a manzana en el mundo”, dijo Ardila Lülle en su discurso en el marco de Ventures 2001. Ese espíritu lo acompañó a lo largo de su vida, gracias al cual lanzó productos tan innovadores como Colombiana o Uva Postobón.
Las adversidades son también oportunidades
“Ardila Lülle tuvo que enfrentar la transición entre una economía cerrada y una abierta a principios de los años 90, fue capaz de mantener el crecimiento empresarial y la generación de empleo. La OAL no se amilanó en la globalización, creció y se fortaleció tomando decisiones difíciles”, dijo Jorge Iván Gómez, profesor de Inalde Business School.
El apoyo al deporte es una forma de construir país
Gómez agregó que el empresario fue uno de los mayores patrocinadores del deporte. Entre sus iniciativas estuvieron competencias como el Clásico RCN, el Equipo Manzana Postobón y el programa Talentos Postobón. Auspició el fútbol a través de la financiación de la Liga nacional entre 2010 y 2014. En 1996, compró el equipo Atlético Nacional.
La salud de personas, compañías y comunidades es clave
Una de sus grandes labores filantrópicas estuvo en la salud, a través de iniciativas como el Instituto de Cáncer Carlos Ardila Lüle, de la Fundación Santa Fe, y su apoyo a la Fundación Cardioinfantil en Bogotá; el Centro Médico Carlos Ardila Lülle y el apoyo a la Clínica Foscal en Floridablanca; y a la Fundación Valle del Lili en Cali.
La importancia de las regiones para el desarrollo
En cada lugar donde Ardila Lülle establecía una compañía, desarrollaba una serie de iniciativas para desarrollar esa región y las comunidades aledañas. Un ejemplo de ello es Hit Social, programa para el desarrollo, la inclusión, equidad y productividad del campo que vincula a los pequeños productores rurales como proveedores del negocio.
Se debe luchar por los ideales de la organización
“Su resiliencia es la lección más importante. La OAL tuvo momentos difíciles a finales del siglo pasado, pero él tomó las decisiones correctas y supo enfrentar la adversidad con optimismo. Se enfocó en lo fundamental del grupo y lo fortaleció”, dijo Carlos Rodríguez, profesor experto en empresas de la Universidad Nacional.
Además del conglomerado empresarial que forjó en más de 50 años de trabajo constante, deja un sinnúmero de obras y bienestar
El consorcio colombiano integra a alrededor de 20 compañías que generan más de 40.000 empleos en todo el territorio nacional
La innovación marcó su vida empresarial; la Manzana Postobón se convirtió en 1954 en su primer hito como industrial