MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
LR analiza las causas del desmoronamiento de una nación que vivió del boom petrolero, pero que ahora clama de hambre.
La reducción del poder adquisitivo de estudiantes y profesores son algunas de las causas
A los elevados precios de los alimentos, la salida y el cierre de empresas, el deterioro de la industria petrolera y el aumento de la pobreza, a Venezuela se le suma otro ingrediente a la crisis en la que se encuentra: el acceso a la educación. Según la última Encuesta de Condiciones de Vida de Venezuela (Encovi), solo 38% de los jóvenes entre 18 y 24 años puede acceder a la educación, 10 puntos menos que el dato de 2016.
A pesar de que 29% de los hombres y 22% de las mujeres, entre 18 y 24 años, ha justificado su ausencia de las aulas porque no quieren continuar con sus estudios, la pérdida del poder adquisitivo ha incidido en la asistencia a las aulas.
Según la Encovi, en el quintil más pobre de la población, la asistencia escolar entre las personas de tres a 24 años cayó desde 69% a 59% entre 2015 y 2016. Además, tres de cada cuatro niños dejan de ir al colegio en algún momento del año por falta de comida.
Esa misma falta de ingresos también ha reducido las opciones de los maestros para enseñar en Venezuela. Según Times Higher Education, un profesor universitario solía ganar 3,9 millones de bolívares al mes en abril de 2018, cifra que equivalía a US$49.
Con este salario, más el desmedido crecimiento de la inflación, un estimado de 1.600 profesores han dejado las cinco principales universidades públicas de Venezuela desde 2012, según reportes de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos.
El decano de la facultad de Humanidades y Economía de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), José Francisco Juárez, destacó que esa “fuga de cerebros” de profesionales y profesores ha estado relacionada con la situación política, social y económica de Venezuela.
“El tema presupuestario ha afectado mucho a las universidades públicas, mientras que las privadas buscan algunas alternativas para mantenerse a flote”, mencionó.
Por su parte, el presidente de la Federación Venezolana de Maestros, Orlando Alzuru, aseguró que los esfuerzos que se hacen desde el punto de vista económico no son suficientes en relación con la velocidad inflacionaria de Venezuela.
“La inflación es un asunto diario, lo que hace complejo resolver los problemas económicos de los educadores venezolanos”, agregó. La Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela calcula que la deserción estudiantil está en 30%, mientras que la de los profesores se ubica en 15%.
Un problema al que se le suma el estado de las instalaciones donde los niños estudian. Para 2011, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó un informe en el que revelaba que los niños y jóvenes solo quieren ir a estudiar cuando su escuela tiene buenas condiciones de infraestructura. Para 2014, con Nicolás Maduro en el poder, 78% de las escuelas se encontraba en condiciones de deterioro, de acuerdo con el Colegio de Profesores de Venezuela.
Además de detalles como las condiciones de las instalaciones escolares, la alimentación destinada a los niños en Venezuela también es pobre, pues según la Fundación Arturo Uslar Pietri, 90% de las escuelas no cuenta con el Programa de Alimentación Estudiantil (PAE). La institución agregó que factores como estos han llevado a que más de 50% de los alumnos de la educación pública oficial no acudan a sus aulas de clases.
Estimaciones de la Fundación Redes de Venezuela para 2017 detallaron que de cada 100 alumnos que ingresan al primer grado de primaria, solo 37 logran culminar el sexto grado; de ellos, 34 llegan al primer año de bachillerato y solo 10 concluyen la educación media en el país vecino.
Todo esto, en medio de un sistema educativo que también se ha usado para expandir la ideología del chavismo. La figura de Hugo Chávez, a quien dibujan a la misma altura de Simón Bolívar, de Maduro y hasta de Fidel Castro y Juan Domingo Perón han llegado a los textos escolares, que exaltan desde los programas sociales que ha impulsado el chavismo hasta la tradicional critica al “imperialismo”.
Las malas condiciones para estudiar
Las aulas están cada vez más vacías: Según cifras de la Fundación Arturo Uslar Pietri (Faup), entre 2016 y 2017 se dejó de atender al menos a 400.000 niños y jóvenes. Asimismo, la institución añadió que, para ese entonces, cerca de siete millones de niños se encontraban fuera del sistema escolar venezolano.
Pobreza y deserción, juntas: Según la Encuesta de Condiciones de Vida de Venezuela (Encovi), tres de cada cuatro niños pertenecientes a la población más pobre de Venezuela deja de asistir a la escuela por falta de comida. Además, 90% de las escuelas no cuenta con programas de alimentación estudiantil.
Las condiciones solo empeoran: Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los niños en Venezuela se sienten más interesados en asistir a clase si las instalaciones de sus colegios disponen de servicios básicos y atractivos adicionales. En 2014, 78% de planteles educativos estaba en estado de deterioro.
Solo 17% de la población accede al agua con tratamiento sin interrupción
En 2014, solo 46% de los medios de comunicación en Venezuela operaba con total independencia