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Para lograrlo, algunos se enfocan en comprar la lotería, conseguir una alcancía en forma de marranito y otros, más pragmáticos, buscan ampliar su margen de ahorro generando ingresos adicionales o disminuyendo sus niveles de gasto.
Pero en definitiva, sea con la iniciativa que sea, no cabe duda que al momento de decidir soltar el dinero para que pueda generar una mayor rentabilidad las personas se enfrentan con un gran dilema: ¿Vale la pena invertir el dinero de muchos años de esfuerzo y dedicación en un determinado producto o servicio?, ¿Qué pasa si sale mal? o ¿Cómo sé que no es una pirámide disfrazada de otro negocio?
Aclaro, no se trata que deje su dinero quieto, todo lo contrario, la plata bajo el colchón está perdiendo valor día tras día y es importante que usted lo mueva y empiece a generar rentabilidad. Sin embargo, es necesario tomar ciertas precauciones antes de empezar a invertir. Por eso si alguien le ha propuesto un negocio, páselo por los siguientes tres filtros antes de tomar la decisión.
Primero, ¿de dónde vienen las ganancias? Debe ser algo que cualquier persona lo pueda entender a la perfección y sin ningún enredo, por lo regular los negocios financieros son una compra-venta que funciona igual que una plaza de mercado, se busca comprar barato para luego vender caro y generar así una ganancia.
¿Tiene claro qué es lo que se compra o vende? y ¿Tiene clara la forma como se genera la rentabilidad y cree a conciencia que si puede existir un grupo de gente interesada en adquirir un producto o servicio como ese? El dinero debe estar invertido en algo que tenga la posibilidad de generar más recursos, que sea confiable y transparente; incluso un experto como Warrent Buffet, quien amasa una gran fortuna producto de entre otras operaciones, inversiones en el mercado de valores, no invierte en empresas web, sencillamente porque él no logra entender el modelo de negocio que las guía. Dejar pasar una que otra “gran oportunidad” porque no se sienta seguro sobre ella, no le romperá el bolsillo.
Segundo, tenga en cuenta que la rentabilidad tiene una relación directa con el riesgo, básicamente, si le ofrecen un título de jugosa rentabilidad, significa que el riesgo de pérdida también es alto, aunque el asesor no lo especifique.
Cuando las empresas o el gobierno emiten títulos muy seguros, los márgenes de rentabilidad son más bajos, pues son títulos muy apetecidos en los mercados. Si por el contrario alguna empresa no es atractiva por las dificultades que esté presentando, por las fallas en su modelo de negocio, o cualquier otra razón, los inversores ven con desconfianza los títulos y lo único que entra a motivar la compra de éstos es que ofrezcan un alto margen de rentabilidad. Si está invirtiendo en un producto de alto riesgo, ningún asesor debería asegurar un margen de rentabilidad específico, seguro y menos jugoso. Un agente serio le informará sobre todos los riesgos que se asumen en la operación y sus posibilidades de ganancia y de pérdida. Si solo le hablan de la rentabilidad y la ganancia… ¡sospeche!
Tercero, revise que la entidad que le está ofreciendo el producto esté regulada. En Colombia las entidades que reciben dinero del público, ya sea en forma de ahorros, inversiones, seguros, pensiones e incluso aquellas que le ofrecen créditos son vigiladas por la Superintendencia Financiera de Colombia. Significa ello que ante cualquier dificultad, la Superfinanciera y/o la Superintendencia de Industria y Comercio podrá intervenir y hacer respetar sus derechos. La lista de entidades vigiladas la puede consultar la web de la Superfinanciera.
En definitiva, es una excelente decisión invertir pero para hacerlo inteligentemente es mejor asesorarse y conocer, paso a paso, cómo hacerlo. Recuerde, soldado advertido no muere en guerra.