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Pese a que no suponen cantidades altas, la acumulación de las mismas durante un mes suele arrojar valores cuyo peso en sus ingresos se vuelve significativo.
Se conocen como gastos hormiga aquellos montos de dinero que se invierten mensualmente en compras pequeñas, como los valores que usted paga cuando pide algo por Rappi o alguna otra aplicación de domicilios, las carreras que hace por Uber o los costos por usar Netflix. Pese a que no suponen cantidades altas, la acumulación de las mismas durante un mes suele arrojar valores cuyo peso en sus ingresos se vuelve significativo.
Algunos de los ejemplos más comunes son las apps dedicadas al ocio o al entretenimiento, rubro en el que se cuentan, además de Netflix, Spotify o Deezer. En el primer caso, tener una cuenta básica solo involucra $16.900 al mes, aunque no incluye beneficios como películas en HD, mientras que la opción premium, que asciende a $32.900, incluye cuatro pantallas y opciones Ultra HD.
Las aplicaciones de música ofrecen planes premium de $14.900, en el caso de Spotify, o $22.900 en el de Deezer si se trata de un plan familiar. Además de permitir conexión ilimitada sin internet y ausencia de anuncios publicitarios, posibilitan la escucha de varios usuarios desde un mismo perfil, en el caso de la segunda app.
No obstante, es necesario destacar que estas dos también ofrecen posibilidades de ahorro para sus usuarios. En el caso de Spotify, los primeros tres meses de una suscripción para un plan premium arrojan un valor de $900. Con respecto a Deezer, ese mismo escenario está avaluado en $1.000.
El espectro de las plataformas también incluye el sector de transporte, donde Uber y Cabify son las opciones predilectas de los usuarios colombianos. En el caso de la primera, un trayecto del aeropuerto El Dorado hasta el centro de la ciudad puede llegar a costar $31.000 en Uber X o $50.000 en Uber Black. Por su parte, Cabify establece entre sus tarifas mínimas $5.200 para un servicio inmediato y $8.800 para una reserva, según datos de la página oficial de la app.
Con respecto a los hábitos alimenticios, con aplicaciones como Domicilios.com, Rappi o Uber Eats, hay que tener en cuenta que el precio de los pedidos puede variar según el restaurante, el tiempo que tome la entrega y el plato que se ordene.
Frente al peso de las aplicaciones en el sueldo mensual de una persona, el vicepresidente de asuntos corporativos de Asobancaria, Andrés Rojas, mencionó que es necesario mirar la cuenta que llega al mes desde ese tipo de apps. “Uno también debe tener un techo en ese tema, saber cuánto se está gastando y sumar los que hay ahí para tener claro cuánto se va a destinar y no salirse de esa suma. Si el usuario no distribuye lo que tiene para gastar de manera óptima, se va a enredar”, afirmó.
No son solo las apps
Además de las suscripciones a las aplicaciones, entre los gastos hormiga también se incluyen los hábitos diarios que suelen pagarse en efectivo, como el café de la mañana, cigarrillos o el refrigerio o “medias nueves”. En este caso, el presidente de Franco Education, Diego Franco, mencionó que hay que revisar a conciencia si dichos gastos “son necesarios” para la persona que los cuenta entre sus finanzas.
“Muchas personas están acostumbradas a que se toman un café de camino a la oficina, el cual puede costar entre $5.000 y $10.000. Poco a poco, lo asimilan como una costumbre y lo ven como un acto necesario para su desarrollo personal, pero poco a poco les va marcando un capital que sigue creciendo”, dijo.
Ante ese escenario, el experto también aconsejó que, en caso de que dichos gastos se consideren necesarios para las personas, se busquen “sustitutos más económicos” para evitar un descalabro posterior en las finanzas personales.
Establecer una rutina con base en el efectivo es vital
Según comentó Rojas, tener efectivo en el bolsillo muchas veces motiva el gasto de los consumidores, pues suele ser considerado como “parte de la rutina”. Para evitar que dicha conducta genere un peso perjudicial en los ingresos mensuales, la clave está en destinar ciertos montos al mes para gastos varios y distribuirlos donde cada persona prefiera. “Es algo que se puede manejar y llevar controlado, pero si no, al final del mes no se tiene idea de que se gastó la plata, y eso genera incomodidad en las personas”, agregó el experto.
Estas tienen una numeración, fecha de caducidad y un código de verificación o CVV que solo son válidos para una sola transacción
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