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La dinámica de ‘ahorros forzosos’ que, si bien tiene un nombre poco amigable y hasta genera resistencia, en la práctica constituye una de las vías más efectivas para construir riqueza
En el 2021, el gran año de la vivienda en Colombia, donde todos los meses se leen titulares de prensa sobre el registro histórico que el país alcanzó en la venta de residencias -como ocurrió en el pasado agosto, precisamente-, resulta muy oportuno referirse al afamado libro de David Bach, “El millonario automático” (The automatic millionaire), para entender la importancia de aprovechar el momento que atraviesa el mercado inmobiliario.
Esta obra, que hace referencia a la importancia de “pagarse primero”, del interés compuesto y del peso que tienen los “gastos hormigas” (Latte factor), dedica un capítulo entero al valor estratégico que supone ser propietario de una vivienda.
De las seis razones que utiliza el autor para explicarse, vale la pena destacar la primera: la dinámica de “ahorros forzosos”, que, si bien tiene un nombre poco amigable y hasta genera resistencia, en la práctica constituye una de las vías más efectivas para construir riqueza y alcanzar la anhelada libertad financiera.
Y no es para menos, pues la responsabilidad de pagar periódicamente las cuotas de un crédito hipotecario, sumadas a la relevancia que adquiere el predio donde se está viviendo, lleva a las personas a organizar sus hábitos de gasto en torno al pago del inmueble; es decir, hábitos que se modifican en pro del ahorro; la seguridad financiera se vuelve automática e innegociable. Quizá, más de uno en este punto, esté pensando que el grueso de dichos pagos va realmente a los intereses bancarios y no al pago de la vivienda per se. Sin embargo, esta cuestión también es abordada por Bach, quien plantea dos alternativas para disminuir el volumen y el tiempo del crédito: pagar la cuota de manera quincenal, al dividir el monto mensual en dos; o pagar un monto extra en todos los pagos mensuales.
La primera forma, que divide la cuota y hace que se pague 50% quincenalmente (ejemplo: si la cuota vale $500.000, en lugar de pagar por completo a fin de mes, se pagarían $250.000 el 15 y el 30 de cada mes), hace que en un periodo de un año se cancelen 26 quincenas, equivalentes a una cuota mensual adicional; en otras palabras, trece cuotas en un año, en lugar de las doce establecidas.
En caso de que las políticas del banco impidan esta modalidad, existe la opción de amortizar las cuotas mensuales con un capital adicional; esto hace, nuevamente, que en un periodo de un año se paguen más de 12 veces. Así, por cualquiera de las dos formas, cada persona podrá reducir el tiempo del crédito y disminuir el monto final a pagar.
Y, como si fuera poco, en el plano nacional los colombianos tienen una tercera alternativa.
En el caso de que amortizar no sea una opción, están los subsidios que dispuso el gobierno nacional para comprar vivienda VIS y No VIS, los cuales están orientados a pagar un porcentaje significativo de los intereses bancarios por un plazo de siete años; así, cada ciudadano puede enfocar sus ahorros en pagar su hogar, mientras disfruta de un poco más de liquidez para los gastos diarios.
Esta contundente razón es tan solo una de las seis que plantea David Bach en su libro. Comprar vivienda, hoy más que nunca, es un proceso que además de estar al alcance de más personas, puede ser automático; y no se trata solo del pago, pues gracias a la tecnología de La Haus, acceder a un hogar digno es tan automático como un clic.
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