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Los inversionistas son optimistas, puesto que los problemas del Gobierno dan menos probabilidad de que Petro efectué su agenda
El sueño de Gustavo Petro de convertirse en un inspirador líder de izquierda que echaría por la borda la ortodoxia económica conservadora de Colombia se está desvaneciendo apenas 10 meses después de que iniciara su presidencia, interrumpido por escándalos que afectan a sus principales asesores y la deserción de aliados en su coalición.
En lugar de liderar una revolución pacífica para sacar a millones de la pobreza, Petro ahora corre el riesgo de pasar los próximos tres años como un líder ineficaz e impopular que desperdicie gran parte de su energía defendiéndose en investigaciones. La perspectiva de tal estancamiento seguramente enfurecerá a los votantes que esperaban que marcaría el comienzo de una ola de cambios. Sin embargo, esta misma perspectiva ha sido bien recibido por inversionistas, que nunca confiaron en el economista y exguerrillero, ni gustaron de sus reformas.
“Estamos viendo unos fenómenos de fatiga que yo se lo he visto a casi todos los presidentes, pero en el último año y esto está empezando”, dijo Andrés Mejía, analista político que enseña en la escuela de negocios de la Universidad de los Andes de Bogotá. “Me preocupa que estamos en mayo de 2023, esto no sería un problema si estuviéramos hablando en el 2025”.
Desde que asumió el cargo, Petro ha asustado en repetidas ocasiones a los mercados, criticando incluso al banco central y sacudiendo el liderazgo de la compañía petrolera estatal. Ahora, muchos de esos mismos inversionistas se están volviendo optimistas sobre el país, pues apuestan a que los problemas de Petro hacen que sea menos probable que pueda llevar a cabo su agenda. Eso ayudó a impulsar un repunte en los bonos de la nación y provocó que el peso se fortaleciera un 14,8% este año, lo que lo convierte en la moneda principal con mejor desempeño.
“Algunas de las mayores preocupaciones en el frente político están disminuyendo, y se debe a una combinación de factores, por ejemplo, la ruptura de la coalición en el Congreso, la disminución de la popularidad de Petro y el sólido marco legal e instituciones de Colombia”, dijo William Snead, estratega de renta fija en Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA, en respuesta a preguntas escritas.
En el último mes, los bonos en dólares han superado a sus pares y los fondos administrados por BlackRock Inc., Schroders Plc. y Barings LLC. han invertido dinero en bonos del Gobierno en moneda local.
Incluso después del reciente aumento, Snead dijo que los activos siguen siendo baratos, lo que significa que hay espacio para que continúe el repunte. La reducción del déficit de cuenta corriente de Colombia, la mejora de las perspectivas fiscales y los ingresos de las corporaciones para pagar impuestos también están impulsando al peso, que cerró el martes a $4.225 por dólar estadounidense, un nivel que no se veía desde la semana posterior a la toma de posesión de Petro en agosto pasado.
Desde el punto de vista de los inversionistas, aún hay mucho riesgo dado que a Petro todavía le quedan tres años en el cargo y su hostilidad hacia la industria petrolera y sus cambios en la gestión de Ecopetrol SA han alarmado a algunos tenedores de bonos del perforador estatal.
La oficina de prensa de Petro remitió una solicitud de comentarios a los ministerios de Hacienda y del Interior. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, dijo por teléfono que el repunte del peso no se puede atribuir a los escándalos recientes, ya que inició desde antes.
Colombia ha enviado un mensaje de estabilidad económica que brinda tranquilidad a los mercados financieros, dijo Bonilla. Las reformas del Gobierno están avanzando en el Congreso y los temores sobre el sector petrolero son infundados ya que las energéticas continúan explorando y haciendo descubrimientos, agregó.
Los presidentes de izquierda en Brasil y Argentina también han sufrido una caída en su popularidad en los últimos meses en medio de una rápida inflación, mientras que el impopular líder socialista de Perú, Pedro Castillo, fue destituído en diciembre cuando intentó disolver el Congreso.
En Colombia, la coalición gobernante de Petro comenzó a desmoronarse cuando sus ambiciosos proyectos de ley para aumentar los beneficios de los trabajadores y reformar los sistemas de salud y pensiones no fueron aprobados en el Congreso. Las medidas buscaban reducir el papel de las empresas privadas en la prestación de servicios médicos y de inversión, lo que alarmó a los legisladores de los partidos Conservador, Liberal y de La U. Primero trataron de diluir los proyectos de ley, para después simplemente retirar su apoyo por completo.
En los últimos días, el Gobierno se ha visto afectado por una investigación cada vez más amplia sobre denuncias de escuchas telefónicas, abuso de poder e incumplimiento de las reglas de financiamiento de campañas por parte de algunos de los colaboradores más cercanos del presidente. Las revelaciones ahora amenazan efectivamente con suspender la agenda de Petro mientras los partidos políticos de Colombia cambian su enfoque a las elecciones de octubre, cuando los votantes elegirán alcaldes y gobernadores estatales.
Poder presidencial
Después de esas elecciones, Petro, quien pertenece a la alianza Pacto Histórico de grupos de izquierda, tendrá la oportunidad de volver a encarrilar su agenda si es capaz de reconstruir alianzas con los legisladores, dijo Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis, una consultora de riesgos con sede en Bogotá. Pero eso probablemente requerirá que haga grandes concesiones a los partidos rivales y una “revisión importante del gabinete que en realidad incluya diferentes puntos de vista”, una medida que dijo no sería su “opción preferida”.
Incluso sin una mayoría en el Congreso, la presidencia aún ejerce un gran poder en Colombia, con la capacidad de nombrar magistrados de los más altos tribunales, codirectores del banco central y altos mandos militares. También puede gobernar por un tiempo por decreto, aunque es probable que los tribunales eventualmente lo detengan.
Escuchas telefónicas
Las encuestas mostraban que el índice de aprobación del presidente ya estaba en fuerte declive incluso antes de que su jefa de gabinete y exjefe de campaña fueran expulsados la semana pasada tras el mayor escándalo que ha afectado a su Gobierno hasta el momento.
El escándalo estalló cuando una mujer que había sido empleada como niñera por la jefa de gabinete de Petro, Laura Sarabia, dijo a los periodistas que había sido interrogada e indebidamente sometida a un polígrafo cerca del palacio presidencial. Sarabia había acusado a la mujer de robar miles de dólares en efectivo.
A la mujer también le intervinieron el teléfono, según la Fiscalía General. Sarabia renunció al Gobierno la semana pasada.
El tema empeoró cuando la revista Semana publicó una diatriba malhablada del exjefe de campaña de Petro, Armando Benedetti, a quien Petro despidió como embajador en Venezuela el mismo día que Sarabia dejó el cargo. Benedetti sugirió que la campaña de 2022 había violado las reglas de gasto y amenazó con revelar información sucia sobre cómo se financió la campaña presidencial del año pasado.
Dado que todavía quedan muchas preguntas sin respuesta, es probable que los escándalos se prolonguen durante más tiempo, lo que paralizaría la agenda del Gobierno, dijo Guzmán.
“No es que el presidente vaya a renunciar, o que vaya a ser destituído, ni nada por el estilo”, dijo Mejía, analista de la Universidad de los Andes. Más bien, significaría “que su capacidad para llevar a cabo políticas y aprobar reformas probablemente esté muerta”.
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