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Según la edición 1361 de banca & economía de Asobancaria en 2022 la desaceleración de la cartera de crédito tuvo riesgo medio-alto
El balance de riesgo financiero para cierre de 2022 se ubicó en el nivel medio-alto a causa de las altas tasas de interés, y para este año se espera que ascienda a un riesgo alto, influenciado principalmente por la desaceleración económica.
Así lo destacó la edición 1361 de banca & economía de Asobancaria, en la que se explica que el indicador de alerta bancaria de la entidad, evidenció un riesgo medio - alto en 2022, también a razón de la desaceleración de la cartera de créditos y un mayor endeudamiento externo de las entidades bancarias.
Mientras que para 2023 la situación no plantea un panorama favorable, pues, sumado a la desaceleración económica, Asobancaria dice que el riesgo ascendería a un nivel alto a causa de un entorno de alta inflación acompañado de altas tasas de interés, un menor crecimiento de la cartera y mayores niveles de vencimiento.
Esto representa un panorama retador para el sector bancario colombiano, sin embargo, el escenario proyectado de la cartera indica que el crédito continuaría fluyendo a la economía y los niveles de solvencia y liquidez continuarían por encima de los niveles regulatorios y sin comprometer la estabilidad financiera.
Aspecto importante, pues en medio de la crisis bancaria que están atravesando distintas entidades del mundo, esto demuestra un parte de tranquilidad en el temor de un posible contagio financiero.
Además, Asobancaria destaca que las entidades seguirán migrando hacia mejores prácticas y estándares internacionales, buscando afianzar la solidez del sistema financiero. Para ello, estarán trabajando en puntos como la implementación de la Norma Internacional de Información Financiera, las adecuaciones para la entrada en vigor del Sistema Integral de Administración de Riesgos, la integración de los Procesos de Evaluación de la Adecuación de Capital Interno, entre otros.
A esto se podría sumar la reducción de tasas como una de las primeras medidas de los bancos por contra restar los posibles riesgos por los que podrían pasar durante 2023. Pues cabe recordar que la mayoría ha adoptado esta medida, ya que son menos de 10 entidades financieras las que aún no reducen las tasas.
En línea con esto, las presiones inflacionarias, el ciclo alcista de tasas de interés y la tendencia de desaceleración económica que se evidenció a nivel global, se vieron reflejadas en una menor dinámica del crecimiento de la cartera de créditos, pues se ubicó en 3,5% real anual en 2022 frente a 4,4% de 2021.
Ese comportamiento de bajo crecimiento impactó a todas las carteras, sin embargo, la recuperación de la inversión y el crecimiento de la actividad empresarial soportaron un mayor aumento en la cartera comercial en 2022.
En cuanto a las carteras de consumo, vivienda y microcrédito la desaceleración en 2022 se dio por las altas tasas de interés luego de 15 meses de haberse iniciado el ciclo alcista de política monetaria, las mayores exigencias de provisiones de cartera de consumo, en medio de un mayor endeudamiento de los hogares y subidas en los índices de vencimiento, y la ralentización en el mercado de vivienda.
En ese contexto, se destacó la mejora en el indicador de calidad de cartera en el último año (de 3,9% a 3,4%), gracias al menor vencimiento de las carteras comercial, microcrédito y vivienda, así como al hecho de que las provisiones cubrieron más de 100% del total de la cartera vencida.
Esto demuestra que las entidades tienen un colchón robusto para todas estas coyunturas, sin embargo, de cara a 2023, con la reducción de tasas que se ha comenzado a ver, queda la inquietud de si las personas recurrirán nuevamente al uso constante de las tarjetas de crédito, y consigo el vencimiento de cartera aumente.
Sin embargo, Asobancaria prevé que para este año la desaceleración de la cartera persista en medio de las condiciones económicas menos favorables debido a la reducción marcada de la actividad productiva y la persistencia de una inflación alta.
La entidad proyecta "un crecimiento real anual de 2,1% para la cartera total, explicado en mayor parte por las mayores desaceleraciones en cartera de consumo y comercial. A su vez, se espera que los indicadores de calidad se deterioren, pasando de 3,4% a 3,7%, con mayor incidencia en los segmentos de consumo y microcrédito", destaca el documento.
Con todo esto, se determina que el crecimiento del sistema financiero es fundamental para el desarrollo económico y social del país, por lo que durante todo este año hay grandes retos en materia de estabilidad para las entidades financieras.
La senda de desaceleración en el crecimiento de la cartera de créditos llevará el indicador de profundización financiera a 47,1% en 2023, lo que supone un mayor reto para el sector y las autoridades al recuperar el comportamiento creciente y lograr en el mediano plazo el óptimo de 65%, acorde con la estructura económica colombiana.
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Algunas de las recomendaciones de los analistas son invertir en CDT, ETF o acciones locales e internacionales, con el fin de diversificar ingresos
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