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Uno de cada dos hogares pide créditos informales
Al analizar la pandemia en la que se ha convertido la mala práctica del ‘gota a gota’ en América Latina, saltan a la vista factores comunes entre las víctimas: falta de ahorro, escasez de recursos, informalidad y analfabetismo financiero, entre otros, que han sido clave para que el sistema bancario formal pierda la batalla con los prestamistas que no solo abusan del bolsillo de las personas, sino también, en muchas ocasiones, acaban con su vida y con la de su familia.
A pesar de los esfuerzos de la banca colombiana, y de que según Asobancaria, solo 18% de los adultos no está en el sistema financiero formal, estadísticas como la Encuesta Mundial de Inclusión Financiera (Findex) del Banco Mundial, indican que el problema de la informalidad en el sector es mucho mayor, pues según esto, solo 46% de los mayores de 15 años en 2017 tenía una cuenta, un dato superado solo en El Salvador (30%), México (37%), Nicaragua (31%) y Perú (43%).
Esto ha propiciado que, según José Alejandro Guerrero, presidente del Banco W, 50% de los hogares colombianos hayan acudido a mecanismos informales como el ‘gota a gota’, lo que ha hecho que se estime que la deuda nacional con los prestamistas ligados a estructuras criminales supere $5 billones.
Esta cifra da cuenta de que las autoridades judiciales y financieras han abonado poco terreno en esta lucha, pues solo en 2018 la Fiscalía incautó $306 millones y realizó 60 capturas de delincuentes, por ello Asobancaria dijo a LR que el ente acusador y la Policía Nacional “deben diseñar un plan de trabajo coordinado que garantice la sanción de este delito”.
Pero ante la pregunta sobre qué está haciendo la industria para mitigar esta práctica, el gremio respondió que, si bien se deben sumar nuevas iniciativas para la inclusión financiera y educar en la materia a los niños para que sepan, por lo menos, cómo se calcula una tasa de interés, el sistema ha diseñado nuevos productos y servicios como créditos de consumo de bajo monto y la reducción de trámites para los préstamos.
Uno de estos mecanismos es el microcrédito. Un producto del que Miguel Ángel Charria, presidente de Bancamía dijo: “desde el sector microfinanciero se viene ganando espacio en ofrecer acceso al crédito a microempresarios. Hoy son más de 3,2 millones de personas las que cuentan con un crédito vigente otorgado por instituciones de microfinanzas”.
De acuerdo con las cifras de la Superintendencia Financiera, esta modalidad la ofrecen solo 11 bancos en el mercado, y los que tienen las tasas más bajas de interés a enero de este año son Coopcentral (17,85%) Popular (19,56%) y AV Villas (20,67%).
Las cifras revelan que los montos prestados en esta modalidad de crédito son bajos en comparación con otros tipos de productos como el de consumo. Sin embargo, para revertir esta situación y ganarles terreno a los prestamistas, Bancamía, por ejemplo, ofrece un primer crédito desde $500.000 en el que no se le piden documentos, garantías ni historia crediticia al cliente, sino solo haber tenido una actividad productiva en los últimos diez meses.
A esta opción se le suma la del Banco W, pues su presidente señaló que ofrecen una modalidad de crédito de pago diario, semanal o quincenal llamada ‘Gotahorro’, que destina una parte del pago de la cuota a la creación de un ahorro para el cliente.
En la tarea de robarle clientes a los delincuentes también hay bancos grandes como Bancolombia que cuenta con la herramienta ‘Bancolombia a la mano’, lo que antes se llamaba ‘Ahorro a la mano’. Esta es una plataforma por medio de la que no solo se ofrecen cuentas de ahorro, giros sin costo y recepción de remesas, sino que también se pueden obtener créditos 100% digitales por montos entre $100.000 y $1,5 millones.
A pesar de que estos productos están pensados para aumentar la inclusión financiera, en el Reporte de la situación actual del microcrédito en Colombia, realizado por el Banco de la República, hay trabas dentro del sector que inciden indirectamente en la vigencia y exportación del ejercicio de los ‘prestadiario’. Allí se identificó que los factores que impiden aprobar un mayor volumen de microcréditos son la incapacidad de pago (30,6%), el sobreendeudamiento de los clientes (27,1%) y el historial crediticio (14,6%).
A estos obstáculos se le suma, como dijo Guerrero, que “no hay malos clientes, sino créditos mal originados que, al ser otorgados, superan la capacidad de pago del cliente, le generan sobreendeudamiento y en consecuencia una mala calificación en su historial crediticio; lo cual los excluye del sistema financiero obligándolos a acudir al crédito informal”.
Falta de acceso e informalidad son fundamentales
Si bien hay bancos como el Bbva que de a poco sacan herramientas digitales que no piden documentación o firma a los consumidores o los adelantos de nómina, aún hay mucho trecho para que el sistema formal cubra el espacio en el que se mueven los criminales. La falta de acceso a canales digitales, la preferencia de 90% de la población por el uso de efectivo y la informalidad laboral son piezas clave en un rompecabezas en el que pierden los más pobres.
Artículo escrito en colaboración con Heidy Monterrosa
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