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En el segundo día de Finnosummit Connect, el encuentro del ecosistema fintech latinoamericano en Cancún, empresas colombianas presentaron experiencia compartida
En el corazón de la selva amazónica, en la población rural de La Chorrera, reside una de las claves que han llevado a Colombia a convertirse en uno de los países con mayor inclusión financiera en Latinoamérica.
Hace 10 años, una pequeña tienda de ese territorio se convertía en corresponsal bancario de Daviplata mediante la conexión de Puntored, para la irrigación de subsidios del Gobierno Nacional en esa comunidad indígena.
"En ese momento, para llegar a este tipo de poblaciones la penetración de smartphones era muy baja. El reto era utilizar una billetera digital, un monedero electrónico, para dispersiones de subsidio del gobierno en este tipo de comunidades. Con esa alianza que nacía hace 10 años iniciamos este camino de inclusión financiera", narró Andrés Albán, CEO y fundador de Puntored, en una de las sesiones del segundo día de Finnosummit Connect 2023, el encuentro del ecosistema fintech que se celebra en Cancún, México.
Hoy Colombia es un caso de éxito en inclusión. Asciende a 92,1% de la población adulta el porcentaje de personas que tienen acceso al menos a un producto financiero, y 77% los niveles de uso, de acuerdo con el más reciente reporte de la Banca de las Oportunidades.
Aunque en México el desarrollo fintech es mucho mayor, con 650 empresas identificadas en el ecosistema y un crecimiento de 26% frente al año anterior, todavía es largo el camino por recorrer en materia de inclusión. Solo 33% de los mexicanos tiene acceso a crédito formal; está alrededor de 50% el porcentaje de la población total que cuenta con al menos un producto financiero formal, y 36% de las transacciones todavía son en efectivo. Según estadísticas expuestas en Finnosummit, el problema es de confianza: 46% de mexicanos cree que las instituciones financieras no van a resolver sus problemas de verdad.
La experiencia compartida por Puntored y Daviplata estuvo, por ende, directamente centrada en uno de los retos pendientes para la industria local.
"Fue un proceso de innovación; estaba en boga todo el dinero digital, se movía por el proceso de conectividad que habían llevado las Telco. Empezamos a realizar transacciones a través de las sim card, cosa que todavía funciona, porque aún tenemos mucha población sin smartphone", relató Margarita Henao, CEO de Daviplata.
El proceso empezó con la entrega de subsidios y la conformación de corresponsales bancarios. 10 años después, Puntored suma más de 75.000 puntos en 813 de los 1.113 municipios de Colombia; una cobertura de más de 70% del territorio nacional que se concentra en zonas rurales y de difícil acceso.
"En estas poblaciones era muy difícil llegar. Nos dimos cuenta que realmente los procesos de inclusión financiera no se llevan de manera independiente por un solo actor; se necesita regulación del gobierno, conectividad de las Telco, y aliados que pueden ser de diferente naturaleza, bancos, fintech; con la decisión y el propósito", agregó Henao.
La regulación de la corresponsalía bancaria, según explicaron, permitió la "conexión simplificada". Apertura de cuentas, depósitos, a los bancos.
"La combinación de diferentes formas es la que lleva a procesos inclusivos. No es con las oficinas tradicionales", añadió Henao.
El crecimiento de corresponsales bancarios fue de la mano con el crecimiento de usuarios de Daviplata. En el momento en que se disparó la pandemia del covid-19, todo el proceso se aceleró. Hubo meses en que se vincularon hasta un millón de clientes a la cadena. Los micronegocios se volcaron a vender con wallets, y de seis millones de clientes en 2019, Daviplata ascendió a 11 millones en 2020.
"Se marcó una dinámica para Colombia y Latinoamérica. Pues había muchos comercios no bancarizados, aunado a otra tendencia, el open finance. Y empezaron a vender realmente con datáfonos", dijo Henao.
Albán, de Puntored, destacó el caso de la tienda en La Chorrera, Amazonas. Allí tuvieron uno de los primeros corresponsales bancarios y empezaron a abrir las primeras cuentas de Daviplata, pero fue un modelo que replicaron en muchas otros territorios. "Ese rol de la última milla de cash in y cash out que necesitan los usuarios digitales en la inclusión financiera es fundamental".
En su visión, gran parte de la barrera en adopción del Open Finance se produce porque "las entidades financieras no sabía cómo proceder para poder monetizar algunos de los servicios adicionales en ecosistemas como estos". Para ello, la reglamentación fue un paso clave, en particular el decreto del año pasado que "estableció claridad" para las finanzas abiertas.
Hoy la tienda de La Chorrera que fungía como corresponsal bancario es un comercio eje de su población, que recibe pagos digitales con QR de diferentes billeteras, aún en la mitad de la selva amazónica.
"Se convirtió en puente de acceso para los servicios financieros en esa comunidad. Es el tipo de inclusión que creemos que es la real inclusión financiera de nuestros países", concluyó Albán.
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