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El gremio propone que todo lo que corresponde al fondo de microfinanzas rurales pueda ser atendido por Finagro a través de redescuento, como lo hace Bancóldex
A las estrategias que ha ideado el Gobierno para atender a la población que llega desplazada de Venezuela se le deben sumar planes de microfinanzas para que puedan trabajar y hasta generar empleo. Así lo considera María Clara Hoyos, presidenta de Asomicrofinanzas, quien también habló con LR de los impulsos que requiere el agro.
La cartera microcrediticia cerró 2018 en $14,6 billones, 3,5% más que en 2017. ¿Está mejorando la confianza de los microempresarios?
Ya se ve repunte del microcrédito y de las solicitudes de crédito de los microempresarios, a quienes les vemos mayor optimismo. Si a esto le sumamos que también hay una mejoría en la calidad de cartera, se empieza a sentir que se está reactivando la economía, lo que poco a poco flexibiliza las condiciones para las aprobaciones de crédito. Según el Dane, hay 10,9 millones de microestablecimientos y negocios por cuenta propia en el país. En la medida en que esta población empiece a tener mayor acceso a recursos, veremos una clase media más numerosa.
¿Cuál es la situación de los microempresarios del agro?
Actualmente, 35,5% del total de la cartera es agropecuario y rural. Queremos dar un gran impulso a este sector y por eso dentro del Plan Nacional de Desarrollo trabajamos para todo lo que corresponde al fondo de microfinanzas rurales y a la posibilidad de que Finagro pueda atender, a través de redescuento como lo hace Bancóldex, a entidades no vigiladas por la Superfinanciera, ya que hay cooperativas, ONG y fundaciones que tienen bastante tiempo en el mercado, pero no tienen recursos de fondeo.
¿Cómo se debe realizar esta propuesta?
A estas entidades les toca fondearse con recursos internacionales o con entidades bancarias, pero si logramos el fondeo a través de Finagro, los recursos son más económicos y se ajustan más a las necesidades de las entidades de microfinanzas, es decir que se ajustan más a las necesidades de los pequeños productores agropecuarios.
¿Qué otras poblaciones requieren este apoyo?
Se deben crear herramientas para atender con microcréditos a la población desplazada de Venezuela. Las entidades que los atiendan deben ser autosostenibles, pero el tema del riesgo en esta población es muy difícil. Unos son los colombianos que tienen doble nacionalidad y otros son migrantes que están en tránsito. Montar un negocio de supervivencia y darle un crédito para que lo hagan es muy riesgoso, porque no se sabe si se van a quedar, si saben montar ese negocio y no se tiene su historial crediticio. Hasta ahora estamos mirando cómo llegar conjuntamente con el Gobierno y con ONG internacionales, pero sin caer en la plata regalada y en el asistencialismo.
Experian - Datacrédito publicó recientemente que las mujeres colombianas solicitan más microcréditos que los hombres, ¿a qué se debe que tengan mayor participación?
El 55% de los microcréditos son de mujeres y la calidad de cartera es muy similar. Ya no existe esa diferencia tan marcada entre mujeres y hombres. En la participación pesa mucho el tema de las madres cabeza de familia porque, al quedarse solas, arrancan a trabajar para sacar adelante a sus hijos.
¿Cuánto puede costar llegar a los sitios más alejados con soluciones de microcrédito?
Es muy costoso. Hoy forma parte del costo del microcrédito de las entidades que hacen desarrollo empresarial, pero en el momento en que decidan ponerles techo a esas tasas de interés o a los desembolsos de Bancóldex, tendríamos que abandonar a los más chiquitos, que son los que necesitan mayor acompañamiento. Esta población recibe microcrédito desde $100.000 y el promedio de colocación es $2 millones. En la medida en que ellos crecen, tienen historial crediticio positivo, ya no necesitan tantos servicios y la periodicidad de pago cambia. Es importante resaltar que trabajamos para sacarlos del ‘gota a gota’.
¿Qué estrategias utilizan para esto?
Tiene varias características. Esta población está acostumbrada a pagar a diario. Hay que diseñar un producto financiero que se ajuste a esto y posteriormente enseñarles a pagar semanal, luego quincenal y después mensual, pues no están acostumbrados a acumular una plata de ahorro. Otra cosa es que mucha de esta población tiene cartera castigada, por lo tanto, está excluida del sector financiero. Tenemos que hacer una estrategia para ver cómo recuperamos a esa población. En las ciudades grandes e intermedias hay muchas ofertas de servicios financieros, pero en la zona rural no, por lo que esta problemática es más marcada.
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