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En las últimas semanas, se reavivó el debate sobre la pertinencia de imponer inversiones forzosas; sin embargo, la banca privada aseguró que no es una buena propuesta
Desde el primero de mayo, la idea de inversión forzosa propuesta por el presidente Gustavo Petro en el discurso del día del trabajador ha estado resonando. De hecho, en línea con esto, el viernes pasado, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, aseguró que buscará tramitar una ley de financiamiento para compensar la reducción de la inversión en el Presupuesto General de 2025 por el pago de la deuda.
El jefe de cartera mencionó que el proyecto se presentará luego de la radicación del presupuesto general del próximo año, que será el 29 de julio. Como respuesta a esta propuesta, la banca privada presentó un plan de inversión de $35 billones destinados a “programas clave” para la reactivación económica, con lo cual, buscan que el Gobierno desista de las inversiones forzosas. Sin embargo, Bonilla aseguró que la propuesta permanece en estudio.
Por su parte, Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, aseguró que imponer nuevas inversiones forzosas encarecería el crédito en un momento en el que el país necesita que se abarate, sobre todo, cuando el emisor viene realizando el ciclo de recortes a la tasa de interés.
“Debería pensarse en un Gran Pacto por el Crédito, donde el sector financiero se comprometa a elevar la colocación en sectores como el turismo, la manufactura y el agro. A esto se podría sumar una optimización de los Títulos de Desarrollo Agropecuario, TDA, permitiendo que la cartera sustitutiva también llegue a la agroindustria, y el uso de algunos de los recursos de tesorería que hoy tiene el Banco Agrario en TES, que en lugar de ir al Tesoro podrían destinarse a financiar la actividad productiva”, propuso Malagón.
Martha Woodcock, presidente ejecutiva del Banco Santander en Colombia, también considera que las inversiones forzosas no son un buen mecanismo debido a que esto encarece el crédito.
“Por cada recurso que el banco capta, hoy el sistema financiero tiene unas inversiones forzosas; si a esas inversiones forzosas le incrementamos, eso significa que va a haber menos recursos disponibles, aunque vayan a otro sector. Y eso encarece de alguna manera el crédito”. Además, añadió que la propuesta del Gobierno debería ir más en línea de buscar una reactivación conjunta para todos los sectores.
Por su parte, José Alejandro Guerrero, presidente de Banco W, dijo que no veía ningún inconveniente mientras el propósito de la banca se mantenga firme. “Inversión forzosa siempre hemos tenido las entidades financieras. El propósito de la banca es ser intermediario, tomar recursos de quien tiene excedentes de liquidez y prestarlo a alguien que lo necesita; mientras siga ese propósito como un pilar, no le veo ningún inconveniente”, aseguró.
Por su parte, Alexandra Restrepo, presidente de Finagro, hace parte de quienes apoyan la iniciativa, pues aseguró que son un caso de éxito con las inversiones forzosas. “Estas inversiones forzosas fueron creadas para estimular la inversión en el agro colombiano. Sin estas inversiones no tendríamos estos resultados”, explicó la presidente.
Bonilla, además, agregó en su intervención que la reciente reducción de tasas de interés por parte de los bancos comerciales es el fruto de las mesas de trabajo con el sector productivo para la reactivación económica, otra estrategia para mantener el plan de las inversiones forzosas frenado.
Las inversiones forzosas fueron implementadas a partir de la reforma financiera de 1951, y, según Malagón, llegaron a representar cerca de 25% de los depósitos.
Sin embargo, el presidente de Asobancaria detalló que a medida que fue evidente que este mecanismo encarecía el crédito para el resto de sectores y obstaculizaba la libre competencia, la colocación eficiente del crédito, la correcta administración de riesgos y la gestión óptima de portafolios, las autoridades optaron por desmontar la mayoría de estos instrumentos de inversión forzosa en los noventa, siguiendo la tendencia regional.
Asobancaria aseguró que para continuar con ese objetivo de impulsar el proceso de recuperación económica y la productividad del sector empresarial, la banca privada se propuso redoblar sus esfuerzos para aumentar la profundización del crédito, y propusieron un ‘Pacto por el Crédito’, como una estrategia integral diseñada para incrementar 10% de las carteras en sectores de interés como el agropecuario, manufacturero y turismo a 2025, lo que significa colocar recursos cercanos a $8,1 billones.
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