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Según las cifras que maneja el sindicato de repartidores, los trabajadores que se desempeñan en este rubro pueden llegar a 8.500
La nueva forma de "tracción a sangre". Así definió la candidata a vicepresidenta por el Frente Amplio (FA), Graciela Villar, a los hombres y mujeres que "en bicicleta, bajo agua y sin BPS" se aseguran de que los comensales reciban los platos pedidos desde el hogar. Desde hace varios meses los ciclistas con uniforme, cargando cajas térmicas cuadradas a sus espaldas, forman parte del paisaje cotidiano de Montevideo y su presencia se intensifica los fines de semana.
Pero, ¿cuál es la situación que atraviesa el sector? En el acto político del fin de semana pasado en la sede del club Unión Atlética, Villar se refirió a la "precarización" laboral de los repartidores y señaló que un "gobierno progresista" no puede permitirse esta situación. Consultado sobre estas declaraciones, el presidente del Sindicato Único de Repartidores (Sinurep), Andrés Palermo, armó que coincide con el diagnóstico de Villar, al que consideró "real".
"Tenemos compañeros en bicicleta que están trabajando a pulmón. También entendemos que, de alguna manera, tenemos que solucionar la fuente laboral", explicó Palermo en diálogo con El Observador. El sindicato se creó a mediados de 2018 como una filial de la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios (Fuecys) y cuenta al momento con unos 400 afiliados. Según el relevamiento del gremio, hay una base de 6.500 repartidores, pero al tratarse de un rubro con una alta volatilidad el número puede llegar a 8.500 a nivel nacional.
De ese total, hay varias modalidades de contratación. Por un lado, están los que son empleados de casas de comidas, como una pizzería o una parrillada. Después están los que son empleados de una empresa de cadetería que, a su vez, es contratada por los locales gastronómicos. Por último, está la modalidad que más ha crecido en los últimos años que es el reparto a través de aplicaciones.
Sin embargo, en esa última hay dos formas de contratación. Por un lado, hay algunos que son dependientes y están en planilla y, por el otro, hay repartidores a los que se les exige inscribirse como empresas unipersonales o como monotributistas, según detalló Palermo.
El dirigente sindical sostuvo que Pedidos Ya es la única empresa que, en su momento, tomaba a los repartidores como dependientes. Sin embargo, a los nuevos ingresos el pedido es que se inscriban como unipersonales. Lo mismo sucede con las demás empresas, como Uber Eats, Rappi y Glovo.
El presidente de Sinurep aseguró que los controles son muy laxos y que hay muchos casos en los que los trabajadores son aceptados por las empresas de igual forma. Según las cifras que maneja el gremio, la informalidad en el sector oscila entre el 80% y el 85%. Sin embargo, no hay cifras oficiales.
En busca de la dependencia
¿Qué implica que los trabajadores no sean dependientes? Palermo explicó que no acceden a los mismos beneficios que el resto de los trabajadores, como la licencia anual y el aguinaldo.
"Un trabajador que se enferma y no trabaja por 20 días está cubierto por el Banco de Previsión Social (BPS), en caso de ser unipersonal no. Son pérdidas de beneficios", añadió. Y aseguró que, además, que los trabajadores corren el riesgo de quedar sin trabajo y no tener opción de cobrar por el despido.
Un repartidor en bicicleta puede llegar a hacer 30 kilómetros por día, armó el dirigente. Lo normal es que los turnos sean de cuatro horas, pero la tarifa varía según la modalidad de contratación. A los repartidores de las aplicaciones les pagan por pedido y, en algunos casos, cuentan con incentivos por no faltar y por llegar en hora. Sin embargo, quienes son empleados de un local cobran por hora entre $9.500,24 y $12.825,3, mientras que los funcionarios de una empresa de cadetería reciben entre $7.600,19 y $9.500,24.
Además, los repartidores deben afrontar el costo de la bicicleta, el uniforme y la mochila en la que trasladan el pedido. En el caso de Rappi, según Palermo, el paquete con el uniforme, el gorro y la mochila incluido cuesta alrededor de $66.501,7. En cualquier caso, corren por cuenta del trabajador, explicó.
El sindicato tuvo el viernes pasado una reunión con el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, a quien le plantearon la necesidad de generar un ámbito de trabajo y el reclamo de que todos los repartidores figuren como dependientes. Según Palermo, el ministerio se mostró de acuerdo con la medida y quedó a la espera de que el sindicato presente una propuesta para establecer un régimen de trabajo.
Desde Pedidos Ya aseguraron a El Observador –en una declaración firmada por el responsable de operaciones de la empresa en Uruguay, Felipe Álvarez– que cuentan con unos mil repartidores, a los que la firma les facilita "los implementos de seguridad vial" sobre los cuales luego se realizan los "controles internos para verificar su uso".
Respecto a la modalidad de trabajo, la empresa aseguró que todos los empleados "realizan aportes" y que esa es una "condición excluyente" para trabajar con Pedidos Ya. "El 70% de los riders (repartidores) se desempeña en modo freelance, con jornadas de 4, 6 u 8 horas, en función de su disponibilidad", agrega el escrito.
La empresa Uber Eats, en tanto, aseguró a El Observador por escrito que se asegura a la hora de admitir repartidores que cumplan con "todas las exigencias de la legislación aplicable". Además, en la declaración agregaron que todos los repartidores cuentan con un seguro de accidentes y otro por responsabilidad civil.
Seguridad
Otro tema central respecto a los repartidores es el de la seguridad vial, otro factor que preocupa al sindicato y las autoridades. Según precisó Palermo, los modelos de reparto de las aplicaciones son extrapolados de otras ciudades en las que la infraestructura para bicicletas está mucho más desarrollada que en Montevideo, por lo que los riesgos de sufrir un accidente se reducen de forma considerable.
La Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev), en conjunto con la Instituto Nacional de Empleo y Formación (Inefop), cuenta con un programa de capacitación para los repartidores en motocicleta. El objetivo a futuro es que estos cursos se puedan extender también a los repartidores que van en bicicleta. Daniel Cañete, representante de Fuecys, explicó a El Observador que las empresas no controlan que los trabajadores cumplan con las normas de seguridad ni que los vehículos estén en condiciones.
Cañete dijo que la situación del sector es "frágil" y que, en las publicidades, se ven a los repartidores con cascos pero en realidad quienes los usan son "la minoría". "Nadie controla si el vehículo tiene las normas de seguridad, si cumple con la ley de tránsito que tiene que tener espejos, luces y un montón de cosas. Eso se ve en la calle y no se respeta. Es una de las cosas que se quiere atender”, añadió.
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