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El hombre más rico del mundo es un verdadero rey Midas en redes sociales, donde ha hecho subir a GameStop, Etsy, Signal y Dogecoin
Elon Musk está muy ocupado por estos días. Su empresa SpaceX acaba de ganar un importante contrato con la NASA. Neuralink, empresa de neurotecnología especializada en el desarrollo de interfaces implantables entre el cerebro y los computadores, enfrenta una ola de críticas por experimentar con animales. The Boring Company, su firma de infraestructura, está por ganar una licitación para construir un túnel que alivie el tráfico de Miami. Pero Musk aún encuentra tiempo para sacudir a los mercados.
Que sus tuits provoquen revuelo no es una novedad, pero sí la intensa actividad que ha tenido desde diciembre en promover ciertas empresas y activos. Empresas tan diversas como la plataforma de artesanías Etsy y el distribuidor de videojuegos GameStop se han beneficiado, aunque sea temporalmente, de la promoción gratuita de "Papa Elon", como lo llaman una nueva generación de inversionistas amateurs.
"Usen Signal" tuiteó Musk el 7 de enero, en medio de la campaña contra WhatsApp por su decisión de compartir información de sus usuarios con su matriz, Facebook. El efecto fue inmediato. Miles de inversionistas retail se volcaron a comprar acciones de la empresa. Pero Signal Messenger no está abierta a bolsa, sí lo está Signal Advance, una empresa de biotecnología con sede en Texas.
Las acciones saltaron de 0,60 centavos de dólar a US$ 7,19 y de ahí a US$38,70. Una vez aclarada la confusión, el precio se desplomó hasta llegar a los US$ 2 por papel. Aún así, la empresa vale hoy 370% más que antes del tuit de Musk.
En el caso de la empresa de videojuegos japonesa Bandai Namco, un meme publicado por Musk el 13 de enero expuso a uno de sus personajes más famosos a sus casi 47 millones de seguidores en Twitter. La acción de la firma japonesa subió 4% ese día.
Toque de Midas temporal
"Compré un disfraz para mi perro en Etsy. Me encanta Etsy", tuiteó el empresario el 26 de enero. ¡Pum! La acción de la plataforma de comercio en línea se disparó 10%, aunque volvió a caer rápidamente.
Lo mismo pasó con GameStop. Musk se unió a la causa contra los hedge funds y tuiteó "GameStonk". Pero ni su influencia logró que la acción dejara de caer.
Si se revisa la evolución de las empresas "bendecidas" por Musk, se puede observar que el efecto de sus tuits es temporal. En algunos casos dura un par de días o hasta una semana, aunque casi todas transan a mayores precios antes de la intervención del empresario.
De ahí las críticas de algunos analistas y administradores de fondos: Elon Musk está inyectando una inesperada volatilidad en un mercado que, producto de abundante liquidez y bajísimas tasas de interés, da cada vez más muestras de irracionalidad en busca de rendimientos.
"No es fácil, porque no puedes simplemente limitar la capacidad de las personas de expresar su opinión. Pero es un fenómeno que está creciendo y cuando ves estas fluctuaciones en el mercado, todos podemos acordar que es algo indeseable", afirma Itay Goldstein, profesor de Finanzas de la Wharton Business School, desde Pennsylvania.
Lo que agrava el impacto de los tuits del multimillonario -continúa- es la combinación de otros factores, incluyendo la facilidad que han generado las aplicaciones de trading gratuitas y la cuarentena. "Tienes gente con más tiempo, y para quien es más fácil que nunca invertir en acciones", agrega.
Terreno movedizo
A simple vista, lo que hace Musk no es diferente a lo que hacen miles de "influencers financieros", con más o menos seguidores, que copan por estos días las redes sociales. Tampoco, en esencia, es diferente a las carteras recomendadas que bancos, fondos o administradores de fondos publican tradicionalmente.
Pero hay diferencias importantes: Elon Musk puede llegar, en un segundo, a 47 millones de personas; y es CEO de una empresa que transa en el mercado público.
Un ejemplo del territorio gris en el que está entrando "Papa Elon" es su campaña a favor de las criptomonedas. Todos prestaron atención cuando poco antes de Navidad, tuiteó el 20 de diciembre: "Una palabra: Doge". Se refería a Dogecoin, la criptomoneda que surgió como una broma en 2013, y hoy tiene una capitalización de mercado por US$ 10 mil millones.
La trama se complica porque el tuit sobre la hoy popular criptomoneda se dio en medio de una serie de mensajes criticando a Bitcoin. Literalmente, Musk dijo que Bitcoin era una "*****" igual que las monedas emitidas por los bancos centrales sin respaldo de un activo físico.
Un mes después, el 29 de enero, en medio de la locura por GameStop (acción que apoyó pero no adquirió, al menos no públicamente), el CEO de Tesla cambió su biografía en su perfil de Twitter por la palabra "Bitcoin". "Al final, era inevitable", anunció. Tres días después, en la red social Clubhouse, aseguró que "el Bitcoin está a punto de ser ampliamente aceptado" como moneda de pago.
Pero su siguiente tuit sobre una criptomoneda, el 4 de febrero, es para Dogecoin. Desde entonces se han multiplicados los tuits, memes y anuncios, por ejemplo que compró Dogecoins para su hijo, promocionando la criptomoneda. Dogecoin ha duplicado su valor desde el inicio de la campaña de Musk.
Es curioso que el empresario de origen sudafricano se haya dedicado en su Twitter a promocionar con fuerza Dogecoin, mientras su empresa anunciaba, el 8 de febrero, que adquirió U$1.500 millones, o el 8% de su liquidez, en Bitcoin.
"No se ha revelado cuándo Tesla realizó esta inversión. En diciembre, Musk dijo que Tesla podría comprar bitcoin, y a esto le siguieron muchas declaraciones de que apoyaba el bitcoin. El bitcoin siguió subiendo y la inversión de Tesla se ha revalorizado. La SEC investigará esto", tuiteó Vitor Constancio, exvicepresidente del Banco Central Europeo.
Goldstein está de acuerdo en que Musk se está moviendo en una "zona gris". La clave estará en probar si es que hubo manipulación de mercado, y para ello debe comprobarse que Tesla o Musk se han beneficiado financieramente de sus tuits. "Si él (o la empresa) tenía estos activos, y no se hizo público, antes de todos esos tuits que influyeron en el valor, podría haber un caso de manipulación", apunta Goldstein.
El jueves, Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, y conocido crítico de las criptomonedas, planteó públicamente que la SEC debería investigar a Musk, "y gente como él", por posible manipulación de mercado.
Definido por sus pares y por analistas como un "hombre muy particular", "único en su clase", "un caso especial", Elon es un ídolo entre los inversionistas retail que "luchan contra el sistema", precisamente por su falta de temor a los reguladores.
Ya tuvo un encuentro con la Securities Exchange Commission (SEC), que lo acusó de fraude en septiembre 2018. Un mes antes, el 7 de agosto de 2018, Musk anunció -vía Twitter- que retiraría a Tesla del mercado y compraría las acciones por US$ 80 más de los US$ 340 en que cotizaban; solo para dar marcha atrás semanas después.
"Sus tuits hicieron que el precio de las acciones de Tesla se disparara más de un 6% el 7 de agosto, y provocaron una importante perturbación en el mercado", señaló la SEC. Un mes después, llegó a un acuerdo con el empresario, que lo obligó a pagar US$20 millones y renunciar al cargo de presidente del directorio de Tesla. En diciembre de ese año, Musk declaró en una entrevista: "Debo ser claro: Yo no respeto a la SEC".
Desde el regulador esta vez no ha habido ningún pronunciamiento. Pero Goldstein cree que es inevitable, dada la volatilidad que episodios como GameStop o Bitcoin están inyectando en el mercado. Por lo pronto, estrategia o no, Musk acaba de tuitear otro meme criticando a Bitcoin y anunciando que Dogecoin será la criptomoneda "que las gobernará a todas". Porque, dice Elon, esa es la "criptomoneda de la gente".
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