Adiós al antiguo edificio que albergó al Washington Post

En sus memorias que publicó en 1997 bajo el título de Una historia personal, la editora del periódico The Washington Post, Katharine Graham, recordó como una “fiesta emotiva y con mucho alcohol” la que vivió el personal del periódico en 1950, por motivo de la mudanza al nuevo edificio ubicado en L Street NW, dejando en el pasado al antiguo edificio de correos en E Street NW: “Alguien dijo que la fiesta parecía un velatorio, porque en realidad, lloramos la muerte de un edificio que, con todas sus incomodidades, era muy querido”.

Diseñadas por Albert Kahn Associates, las oficinas principales de The Post era tan feas como una caja de concreto de mediados de siglo. La sala de redacción, famosa por el ambiente vivido durante el escándalo de Watergate (y por las películas basadas en ese episodio histórico), no tenía nada de glamour. Era un laberinto de techo bajo, iluminación fluorescente y con pilares enormemente grandes que reducían los espacios.

Fue demolido y en su lugar la firma de arquitectos SHoP ha levantado dos torres de 14 pisos y 867,000 pies cuadrados revestidos de cristales con una geometría seductora a las que han bautizado como Midtown Center. Los espacios serán ocupados principalmente por Fannie Mae, la compañía hipotecaria patrocinada por el gobierno federal.

Para cualquiera que haya trabajado en el antiguo edificio del Washington Post, la apertura de Midtown Center trae sentimientos encontrados.

El antiguo edificio del Washington Post fue un espacio de oportunidades perdidas. Pudo haber una sala para lectores y para entrevistas televisivas con paredes de cristal o una sala de exposiciones que mostrara lo mejor del trabajo fotográfico del periódico. Nada de eso sucedió.

Cuando las oficinas se trasladaron a su espacio actual, un agudo mundo interior minimalista desmaterializó las oficinas, como si la nueva era “digital” requiriera reinventar el modernismo limpio del imaginario París imaginado por el cineasta francés Jacques Tati.