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Las autoridades argentinas anunciaron medidas de gestión de flujo de capitales con el objetivo de proteger la estabilidad cambiaria y a los ahorradores.
El Gobierno de Argentina sorprendió al imponer por decreto una serie de restricciones cambiarias con el objetivo de intentar frenar la escalada del precio del dólar y la fuga de divisas después de tres semanas de severas turbulencias financieras.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) analiza "al detalle" las medidas anunciadas ayer por Argentina, cuyo Gobierno decretó restricciones cambiarias para intentar frenar la escalada del dólar frente al peso y la fuga de divisas.
"Las autoridades argentinas han anunciado medidas de gestión de flujo de capitales con el objetivo de proteger la estabilidad cambiaria y a los ahorradores. El personal del FMI está analizando los detalles de las medidas", dijo un portavoz del organismo en un comunicado.
La fuente del FMI agregó que su personal seguirá en "estrecho contacto" con las autoridades en el próximo periodo y reiteró que el Fondo continuará al lado de Argentina durante "estos tiempos desafiantes".
El decreto, que lleva la firma del presidente, Mauricio Macri, apareció publicado en el sitio web del "Boletín Oficial" este domingo, de manera que las medidas tendrán efecto desde este lunes, cuando se retoman las operaciones financieras en el país.
Fuentes oficiales señalaron que los "límites" impuestos en el mercado de cambios buscan "lograr mayor estabilidad cambiaria y proteger al ahorrista".
El decreto establece que hasta el 31 de diciembre próximo los exportadores de bienes y servicios deberán ingresar al país las divisas y/o negociarlas en el mercado de cambios "en las condiciones y plazos que establezca" el Banco Central argentino.
Las fuentes consultadas precisaron que los exportadores tendrán que vender en el mercado local las divisas producto de sus exportaciones dentro de un máximo de cinco días hábiles después del cobro o 180 días después del permiso de embarque.
Según aclararon, no hay restricciones para la importación, pero las empresas no podrán comprar dólares para atesorar.
Por otra parte, el decreto establece que el Banco Central determinará los casos en que las compras de divisas en el mercado de cambios y las transferencias al exterior requerirán autorización previa.
La medida sorprende a los argentinos, que a finales de 2001 vieron cómo sus ahorros quedaron atrapados en los bancos y años después, durante el Gobierno de Cristina Fernández (2007-2015), sufrieron restricciones cambiarias, obligados a pedir autorización para comprar dólares y hacer transferencias al exterior, pagando una tasa adicional por las compras con tarjeta en el extranjero y viendo un florecimiento del mercado informal de divisas.
Aquellas restricciones -el denominado "cepo cambiario"- fueron siempre criticadas por Macri, quien ahora se ve obligado a imponer límites "ante diversos factores que impactaron en la evolución de la economía argentina y la incertidumbre provocada en los mercados financieros", según alega el decreto que lleva la firma del mandatario, que aspira a la reelección en octubre próximo.
"El Ejecutivo se vio en la necesidad de adoptar una serie de medidas extraordinarias tendientes a asegurar el normal funcionamiento de la economía, sostener el nivel de actividad y empleo y proteger a los consumidores", argumenta el decreto.
Las fuentes consultadas aclararon que nadie estará limitado para extraer dólares de sus cuentas bancarias, ni las personas físicas ni las jurídicas, que no hay ningún impedimento al comercio exterior ni restricciones para los viajeros.
A la hora de comprar divisas, el monto máximo mensual para las personas físicas será de US$10.000, y se requerirá autorización previa para las compras que superen ese monto.
En el caso de las transferencias de fondos de cuentas al exterior, el máximo será de US$10.000 por persona por mes.
Los bancos estarán habilitados para extender su horario de atención a los clientes durante este mes.
El Gobierno adoptó estas medidas tras el "agosto negro" en los mercados desatado después de que en las primarias del 11 de agosto el peronista Alberto Fernández, candidato presidencial del Frente de Todos, lograra el 47,78 % de los votos, muy lejos del 31,79 % obtenido por Macri.
Además de afectar severamente a bonos públicos y acciones, el pánico entre los inversores hizo saltar un 35,8 % el precio del dólar en la plaza local en agosto.
Por la crisis, también se aceleró la salida de depósitos en dólares de los bancos y cayó drásticamente la tasa de renovación de títulos de deuda de corto plazo emitidos por el Tesoro, obligando a millonarias cancelaciones de títulos en manos mayormente de inversores institucionales.
En agosto, las reservas monetarias de Argentina cayeron en US$13.793 millones, hasta los US$54.098 millones.
Según datos de la consultora Ledesma, buena parte de esta sangría se explica por los US$2.038 millones que el Banco Central destinó desde las primarias a intervenir en la plaza cambiaria local para intentar detener el alza del precio del dólar.
Otros US$5.456 millones se fueron para hacer frente a la retirada de los depósitos bancarios en dólares y a la cancelación de instrumentos de deuda de corto plazo.
Ante este escenario, el miércoles pasado el nuevo ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, ya había anunciado una serie de iniciativas para buscar extender los vencimientos de pago de deuda con acreedores privados y con el Fondo Monetario Internacional, con el objetivo de preservar las reservas para que el Banco Central tenga mayor poder de fuego en la plaza cambiaria.
Argentina está en recesión desde abril de 2018, con altos niveles de inflación y crecientes tasas de desempleo y pobreza.
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