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Que 40% del total de desempleados en América Latina sean jóvenes de 15 a 24 años (ubicando la tasa en 13,9%) debería de ser suficiente para que la inclusión de esta población en el mercado laboral encabece la agenda de los gobiernos de la región.
Países como Argentina y Uruguay son los que más están en deuda con el sector poblacional al alcanzar, según el Banco Mundial, una tasa de desocupación de 19,9% y 18,5%.
Óscar Eduardo Medina, docente experto en relaciones internacionales y geoeconomía de la Universidad Eafit, explica que las tasas más altas obedecen en gran parte a la situación económica de los países, los cuales presentan poco crecimiento, lo que no genera un escenario propicio para la creación de empleo ni para los jóvenes ni para los más adultos.
Stefano Farné, director del Observatorio del Mercado de Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Externado de Colombia, comenta que en la mayoría de países del mundo el desempleo juvenil es mucho más alto que el de las personas de más edad, sin desconocer que la desocupación de los jóvenes es tan importante como el de las personas cabezas de familia.
Medina agrega que “en las ofertas laborales se encuentran postulantes con más experiencia que los desplazan, entrando a la escena la popular frase de “no tengo empleo porque no tengo experiencia y no tengo experiencia porque no tengo empleo”. El experto además señala que también incide el modelo de preparación de los estudiantes pues son modelos académicos que no están enfocados a las necesidades de las empresas.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), seis de cada 10 jóvenes que logran conseguir empleo están en condiciones de informalidad. Esto, según los expertos, pinta un panorama aún más complejo pues la falta de oportunidades se mezcla con la falta de condiciones para un trabajo decente, lo que a su vez causa desaliento y frustración en las nuevas generaciones.
Adicionalmente, se destaca la gravedad del problema en el caso de las mujeres jóvenes, cuya tasa de desempleo a nivel regional alcanzó 17,7%, comparado con 11,4% en el caso de los hombres jóvenes. Del total de jóvenes de la región cerca de 35% solo estudia, y 33% solo trabaja; cerca de un 12% estudia y trabaja al mismo tiempo, y uno de cada cinco jóvenes en la región no estudia y ni trabaja (los Ni-Ni).
Venezuela y Chile con una tasa de (16,1%), Colombia (14%), Brasil (13,6%) y Ecuador (10,1%) son los que siguen en el top 10 de los países con mayor mercado juvenil desocupado.
Para el trimestre de septiembre a noviembre de 2014, los jóvenes en Colombia representaron 32,6% de la población en edad de trabajar. La ocupación se ubicó en 51,30% y el desempleo llegó a 14%.
Luis Carlos Ricaute, director de Movilidad y Formación para el Trabajo del Ministerio de Trabajo, manifestó que “entre las políticas que se implementan para cerrar esta brecha se encuentran la ley de del primer empleo (Ley 1429 de 2010), la cual contempla beneficios para las empresas que generen los jóvenes y para los que los empleen”.
Hace poco, el ministro Luis Eduardo Garzón anunció que 25.000 bachilleres, técnicos, tecnólogos y profesionales, formarán parte del programa de ‘Prácticas Laborales’ para el primer empleo. Con $200.000 millones de inversión, estos jóvenes tendrán trabajo por seis meses y se calcula que 60 % de ellos contarán después con un empleo definido.
Entre tanto, Bolivia, Perú y México encabezan las tasas más bajas con 4,9% y 8,9%, y 9,4%. “Esto es Perú, no Bangladesh, somos jóvenes, no esclavos”, decían las pancartas que encabezaban las manifestaciones en Lima la semana pasada en contra de la ley 30288, promovida por el Gobierno de Ollanta Humala para incentivar el trabajo juvenil y que finalmente fue abolida por el Congreso del país inca sin una propuesta alternativa. Nunca se sabrá si la cuestionada ley criticada porque excluye varios beneficios laborales estimando un régimen de trabajo temporal de máximo cinco años y un pago mínimo de US$256, finalmente iba a funcionar o no .Lo cierto es que, como dice la OIT, hay 108 millones de razones en la región para generar una evolución en la oferta laboral y un mejor futuro que finalmente redundará en sostenido crecimiento económico.
La incidencia dela educación en hombres y mujeres
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, al igual que en las tasas de participación, también se observan diferencias entre las tasas de desempleo de los jóvenes por nivel educativo. Una primera constatación es que las tasas de desempleo son más altas para las mujeres jóvenes, en todos los niveles educativos, que las de los hombres, lo que nuevamente determina que las mujeres tienen que superar mayores restricciones que los hombres para conseguir trabajo. Respecto a los hombres jóvenes, sobresale la paradoja de que a mayor nivel educativo se tiene mayor desempleo, es decir, se da una mayor resistencia a aceptar un empleo de baja calidad.
Las opiniones
Óscar Eduardo Medina
Docente de Relaciones Internacionales U. Eafit
“Las tasas de desempleo más altas obedecen en gran partea la situación económica delos países, las cuales presentan poco crecimiento”.
Luis Carlos Ricaute
Dir. Movilidad y Formación del Mintrabajo
“Entre las políticas en Colombia para cerrar la brecha se encuentra la ley de del primer empleo (1429 de 2010)”.
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