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A dos décadas del episodio que marcó el comienzo del siglo XXI, una de las industrias que más se ha transformado es la de la aviación
Aunque parece difícil recordarlo, hace 20 años los viajes ejecutivos no implicaban llegar al aeropuerto con horas de antelación, no era necesario quitarse los zapatos y el cinturón en los controles de seguridad, que no eran tan estrictos, ni sacar del equipaje de mano el computador y otros dispositivos electrónicos para los chequeos.
Muchas cosas cambiaron hace 20 años con los atentados terroristas del 9/11, que dejaron un saldo de más de 3.000 víctimas mortales. Después de esa fecha, muchas medidas fueron implementadas, modificando así, para siempre, la experiencia de vuelo.
“El principal cambio que hubo fue el aumento drástico de la seguridad. Antes del 11 de septiembre las medidas no eran tan estrictas, sin embargo, a raíz de ese episodio todos los protocolos cambiaron a nivel mundial, y todo se volvió más estricto”, explicó Andrés Uribe, gerente de Iata para Colombia.
A partir de ese momento, los controles en los aeropuertos se volvieron mucho más estrictos, lo que se tradujo en un aumento de la duración de los protocolos. Ahora, para vuelos locales, hay que llegar a la terminal al menos una hora antes y, para los internacionales, con cerca de tres horas de antelación. Además, se prohibieron en el equipaje de mano objetos afilados, como navajas y cortauñas.
Por otra parte, en Estados Unidos se federalizaron los chequeos aeroportuarios, que antes estaban a cargo de compañías privadas y quedaron bajo la supervisión de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés), que fue creada, al igual que el Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security), a raíz de los atentados del 11 de septiembre.
“Después de ese episodio las cosas cambiaron básicamente en la seguridad, pero no en la experiencia dentro del avión. Lo que sí pasó, además de eso, fue que las puertas de las cabinas de mando en los aviones se volvieron blindadas”, señaló Santiago Álvarez, CEO de Latam Airlines Colombia.
Sin embargo, aunque fueron los atentados de las torres gemelas los que marcaron la nueva forma de viajar, varios episodios después de ellos fueron moldeando todavía más la experiencia hasta llegar a la que estamos habituados hoy.
Por ejemplo, a raíz de un intento de atentado con una bomba en un zapato, en diciembre de 2001, varios países empezaron a exigir a los pasajeros pasar descalzos por los detectores, para pasar estas prendas por los scanner, y otros más prohibieron los encendedores en los equipajes de mano.
Después, por cuenta de la trama de la bomba transatlántica en 2006, quedaron completamente prohibidos los líquidos y geles en cabina. Luego, la medida se flexibilizó para permitir líquidos de hasta 100 mililitros. Además, data de esa época la medida que obliga a pasar en bandejas separadas los equipos electrónicos, como computadores y celulares.
Más adelante, cuando en 2009 hubo un intento de atentado de un terrorista que llevaba una bomba en su ropa interior, se implementaron en los aeropuertos los scanner de cuerpo completo, por los que los viajeros deben pasar descalzos, sin cinturones y con los bolsillos vacíos.
Así, con las medidas que se han implementado en los últimos 20 años, los viajes de negocios express dejaron de serlo.
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