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La estrategia del actual ministro de Economía argentino se baso en recorte de impuestos y alimentar temores sobre lo que pasaría con la llegada de Milei al poder
La recuperación del ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, en la elección presidencial del domingo, que le permitió ingresar al balotaje, se basó en recortes de impuestos y en una campaña para alimentar temores sobre lo que podría sucedercon las tarifas subsidiadas de autobuses y trenes.
Massa, candidato a presidente por el peronismo gobernante, obtuvo cerca de 37% de los votos, por encima de casi 30% que sacó el libertario de extrema derecha Javier Milei, un cambio sorprendente respecto de las expectativas previas a la votación, dándole un impulso para una segunda vuelta del 19 de noviembre.
La victoria de Massa puso en evidencia el éxito que tuvo en despertar temores entre los votantes acerca de que las propuestas de Milei para resolver una economía quebrada podrían empeorar la situación de millones de personas que dependen en gran medida de los subsidios estatales, a pesar del enojo de los votantes con el gobierno por una crisis económica.
En la semana previa a la votación, los viajeros de autobuses y trenes se enfrentaron con la opción de pagar el precio actual de la tarifa del boleto con el subsidio estatal y el que pagarían bajo un eventual gobierno de Milei y de la candidata conservadora Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio.
Medios locales informaron que algo similar ocurrió en algunos hospitales, donde se destacaba en carteles informales la gratuidad de los estudios médicos comparado con supuestos costos que se pagarían por ellos si ganara la oposición.
La Secretaría de Energía, por otro lado, advirtió que las tarifas de gas para los consumidores podrían duplicarse. A principio de mes Massa también eliminó una parte clave del impopular impuesto a las ganancias, ampliando la exención a casi todos los trabajadores.
Milei, por su parte, se comprometió a usar una "motosierra" contra el statu-quo económico y a privatizar muchas entidades estatales, con lo que obtuvo un fuerte respaldo de parte de votantes hartos de años de mala gestión económica, pero también asustó a otros con su retórica violenta.
"Para mí era cuestión de tiempo que la gente se dé cuenta que las propuestas de Milei no tenían ni pies ni cabeza", dijo Amparo Anzaldi, una estudiante de 20 años en Buenos Aires. "Hoy se demuestra que la gente sigue teniendo memoria, no va a ser fácil sacarnos la educación ni la salud pública", agregó.
Milei se mostró a favor de la privatización de entidades estatales y del modelo público-privado de Chile, un cambio brusco del estado de bienestar social peronista que crea una red de seguridad para los menos favorecidos, pero que ha agotado las arcas estatales.
"Muchos argentinos tienen mucho que perder con el desmantelamiento del estado de bienestar", dijo Benjamin Gedan, director del Proyecto Argentina del Wilson Center, quien agregó que la imagen de Milei empuñando una motosierra para ilustrar su plan de recorte del Estado pudo haber sido contraproducente. "En el otro extremo de la motosierra están los bolsillos de millones de argentinos", añadió.
Massa, sin embargo, carga con un importante bagaje político de los fracasos del gobierno a lo largo de los años, incluso como candidato peronista más centrista y no aliado a la divisiva ala más dura del peronismo de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Patricia, una votante de Milei de 73 años que no quiso dar su apellido, culpó por el inesperado segundo lugar del libertario en las elecciones al "monstruo" peronista, en referencia al partido que ha dominado la política en el país durante las últimas décadas.
Ana Monclus, una estudiante de 20 años, por su parte, dijo que no podía entender por qué la gente apoyaba al mismo gobierno que había llevado al país a la situación económica actual, con tipos de cambio múltiples, deudas crecientes y una recesión inminente.
"La verdad es que no puedo creer que la gente siga eligiendo a este gobierno. Años de corrupción, el dólar a la mierda, la inflación a la mierda y eligen a los mismos que están ahora", sostuvo Monclus.
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