MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Según la ONU, América Latina tiene tan solo entre 2% y 5% de posibilidades de enfrentar una catástrofe en cualquier año.
Huracanes, terremotos, sequías y temporadas de fuertes lluvias son algunos de los fenómenos naturales que impactan a la región anualmente. Debido a su constancia, LR analizó cómo se ven las economías de la región un año después de que ocurren estos desastres.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) informó que Guatemala, Costa Rica, El Salvador y Nicaragua están entre los 15 países del mundo que corren mayor riesgo en caso de que ocurra una catástrofe. Sin embargo, según la ONU, América Latina tiene tan solo entre 2% y 5% de posibilidades de enfrentar una catástrofe en cualquier año. Desde 2010, hasta lo que va corrido de 2017, el impacto de las pérdidas se ha estimado en US$167.029 millones, según datos del Emergency Events Database. No obstante, aunque el costo de las reparaciones es importante, una gran parte de la incidencia en la economía es la afección a las personas. Cuando ocurre un desastre se retrasa “el posible crecimiento de la región. Entre más duro sea para las personas es más negativo (en lo económico) por el impacto humano”, dijo Óscar Eduardo Medina, profesor de la Universidad Eafit.
Un ejemplo del impacto económico tras un año es el fenómeno de La Niña de 2011 en Colombia que causó daños por US$2.320 millones y un saldo de más de 1,4 millones de damnificados. Para ese tiempo el crecimiento económico se ubicó en 6,6% pero al año siguiente bajó a 4%. A su vez, la inflación aumentó 0,3 puntos porcentuales, mientras que la deuda del gobierno creció desde 62,7% a 65,42% como parte del total del PIB nacional.
Otro suceso fue el huracán Sandy en 2012. El paso de esta tormenta dejó pérdidas de US$52.210 millones, más de 77.000 damnificados y 64 fallecidos. Ese año, el PIB de Estados Unidos se ubicó en 2,22% y al siguiente cayó a 0,55%. Por su parte, la deuda del gobierno central creció 2,3 puntos porcentuales al pasar de 94,3% en 2012 a 96,6% en 2013. “La capacidad productiva siente un efecto negativo en el crecimiento, pero luego se recompensa con los procesos de recuperación” de infraestructura, indicó Juan Pablo Espinosa, director de investigaciones económicas del Grupo Bancolombia.
En 2013, México fue azotado por los vientos de los huracanes Ingrid y Manuel que a su paso dejaron 172.000 damnificados y pérdidas por US$5.700 millones. Como consecuencia de ambas tormentas, la inflación subió 0,2 puntos porcentuales y llegó a 4% en 2014. Asimismo, la deuda aumentó 3,5 puntos porcentuales entre ambos años.
Por su parte, la temporada de sequía de 2014 en Brasil generó 27 millones de afectados y US$5.000 millones por daños. El PIB se contrajo desde 0,5% ese año a -3,76% en 2015, mientras que la inflación creció desde 6,3% a 9% en ese periodo de tiempo.
Aunque estos sucesos pueden no ser el único factor que impacte los indicadores macroeconómicos. Según Espinosa, en la historia los ciclos económicos han demostrado en el pasado ser relativamente inmunes al efecto de los desastres naturales salvo si son de gran magnitud.
Hay 1.317 damnificados en Ciudad de México
Las autoridades mexicanas informaron a mediodía que la cifra de damnificados por el terremoto de 7,1 grados en la escala de Richter en Ciudad de México es de 1.317 personas. De igual manera, indicaron que los más afectados pasaron la noche en 29 centros de apoyo donde la gente puede dormir, y 15 de provisión de alimentos. También indicaron que hasta el momento hay 187 puestos de salud, de todos los niveles, disponibles para ofrecer servicios médicos a los damnificados en la capital mexicana.
Se necesitan US$58.000 millones en gasoductos nuevos o más modernizados, plantas de procesamiento y terminales de exportación
La empresa obtuvo una utilidad neta de US$131 millones en el trimestre, mientras que los ingresos cayeron 41% interanual
La norma derogada establecía que todas las jurisdicciones del servicio público debían contratar vuelos por Optar, la agencia mayorista de la línea de bandera