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En la región seguirá creciendo la demanda de energía en 2025, impulsada por el desarrollo económico y la expansión de sectores
Un reciente informe realizado por especialistas de The Economist Intelligence Unit, EIU, presenta una proyección de la energía global para el próximo año. El panorama demuestra una desaceleración en la demanda de la energía y un posible descenso en los precios de combustibles fósiles.
Según el informe, el crecimiento económico limitado reducirá el aumento del consumo energético mundial a 1,6%. Europa será la región más afectada, ya que aún enfrenta las secuelas de las políticas de ahorro implementadas durante la crisis energética de 2022.
Aunque la demanda de petróleo, gas y carbón repuntará ligeramente en el corto plazo, un aumento simultáneo en la oferta limitará los incrementos en los precios.
Países como Estados Unidos, Brasil y Guyana desempeñarán un papel clave en esta dinámica, contrarrestando los recortes de producción implementados por la Opep+ hasta finales de 2025.
Sin embargo, los precios del petróleo seguirán siendo sensibles a los riesgos geopolíticos, con un promedio estimado que podría superar los US$77 por barril en los próximos años.
Haciendo énfasis en América del Sur, la demanda de energía continuará creciendo en 2025, impulsada por el desarrollo económico y la expansión de los sectores industriales y de transporte. Brasil y Guyana se destacan como actores clave en el mercado energético, con incrementos en la producción de petróleo que presionarán los precios a la baja.
Sin embargo, la región también enfrenta desafíos relacionados con la sostenibilidad. Países como Colombia y Chile están invirtiendo en energías renovables para reducir su dependencia de combustibles fósiles y mitigar el impacto ambiental.
A pesar de las proyecciones, los conflictos en Oriente Medio y la guerra en Ucrania seguirán siendo factores de volatilidad para los mercados energéticos. Además, las elecciones en Estados Unidos podrían generar incertidumbre, especialmente si se producen cambios en las políticas energéticas del país.
Asimismo, las energías renovables se consolidarán como el sector más dinámico del mercado energético. Se estima que para 2025 se instalarán más de 250 GW de capacidad solar y eólica a nivel global, con China liderando esta expansión.
China no solo será el principal productor de energía limpia, sino también el mayor receptor de inversiones en este ámbito. Sin embargo, los analistas advierten que la falta de infraestructuras adecuadas, la inflación y las tasas de interés pueden llegar a ser un factor determinante y frenar el crecimiento esperado en varias regiones.
Europa, por su parte, seguirá apostando por las renovables, impulsada por objetivos climáticos ambiciosos y una estrategia a largo plazo para reducir su dependencia del gas natural.
Con respecto al gas natural, enfrentará una demanda desigual. En Europa, se espera una disminución sostenida debido al auge de las energías renovables y las restricciones en el suministro. Por otro lado, en Asia, que está liderada por India, continuará aumentando su consumo de gas como parte de su estrategia para diversificar las fuentes de energía y reducir la dependencia al carbón.
En cuanto al carbón, su consumo seguirá creciendo en Asia, pero con matices importantes. Aunque India liderará el aumento de la demanda, en China se prevé que alcance su punto máximo en los próximos años.
Sin embargo, fenómenos climáticos extremos, como sequías prolongadas, podrían aumentar la necesidad de generar electricidad a base de carbón, dificultando aún más los compromisos climáticos globales.
Las elecciones de Estados Unidos se llevaron a cabo el pasado 5 de noviembre revelando que Donald Trump fue reelegido como el próximo presidente del país.
Su retorno a la Casa Blanca anticipa cambios significativos en la política climática,dado su historial de priorizar la producción de combustibles fósiles sobre las iniciativas de energía limpia.
Aunque ha expresado su intención de anular leyes clave, como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), podría enfrentar resistencias internas, incluso de estados republicanos que han visto beneficios económicos gracias a los incentivos de dicha normativa, según los expertos. Esto sugiere que su administración buscará reorientar la aplicación de los subsidios más que eliminarlos por completo.
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