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La estrategia forma parte de la política de transformación que trata de instaurar en el grupo el consejero delegado, Héctor Grisi
El objetivo del banco es conseguir un Rote anual de 22% para un tercio de sus activos gracias a la reinversión del capital y al crédito privado. La alianza con BlackRock es solo el primer paso.
Santander tiene un plan para ser mucho más rentable. Es uno global, que se enmarca en la nueva filosofía de centralizar capacidades y procesos para aprovechar la escala internacional del grupo y que tiene dos patas principales: el crédito privado y la reinversión del capital.
Los analistas acaban de conocer al detalle la nueva estrategia. Sergio Gámez, responsable global de Capital, Gestión de Rentabilidad y Mesa de Activos, se ha sentado con ellos y les ha prometido que la rentabilidad medida como Rote se disparará gracias a las medidas que ya están tomando y que se intensificarán en el futuro.
La clave está en US$227.042 millones en capital que Santander liberará cada año por la amortización de sus activos ponderados por riesgo. Es un tercio de la exposición del banco que queda disponible para ser reinvertida y lo que se está haciendo con la nueva política es buscar los destinos que permitan sacar más partido a ese dinero.
Todo se tiene en cuenta. Gámez aseguró que se mide el coste de capital, cualquier posible deducción que produzcan las nuevas inversiones o lo que se vaya a gastar en coberturas.
Cada céntimo es importante porque la intención de Santander es sacar una rentabilidad anual de 22% a esos US$227.042 millones, según cálculos de la firma de análisis CreditSights confirmados por fuentes cercanas al banco.
Esa rentabilidad para un tercio de los activos ponderados por riesgo permitirá que el Rote para el grupo se eleve hasta tres puntos porcentuales sobre los niveles de 15,1% de 2023, según explicó Gámez.
Santander ha creado una Mesa Global de Activos (GAD, por sus siglas en inglés) para aterrizar esa promesa, porque la parte más importante de la estrategia es encontrar destino para esos más de US$218.310 millones a reinvertir.
De eso se ocupará la Mesa Global. Está bajo la tutela de Gámez y una de las primeras plasmaciones ha sido el acuerdo con BlackRock para que la gestora invierta hasta US$1.000 millones al año en préstamos de Santander destinados a financiar proyectos de infraestructuras y energía.
El ejecutivo aseguró que esa alianza es la primera de muchas, porque el banco ha identificado el crédito privado como una de las grandes áreas de crecimiento por la que quiere apostar.
Santander cifra en US$1,5 billones el tamaño de ese mercado, donde las rentabilidades son más altas porque los préstamos están fuera del circuito regulado bancario, las estructuras son distintas por plazo o devolución del principal y se asume algo más de riesgo.
Es el terreno donde están compitiendo ahora las grandes gestoras, con el objetivo de quitar a los bancos los préstamos que generan más ganancias porque los fondos no tienen las restricciones regulatorias de las entidades financieras.
Es lo que pretende Apollo, por ejemplo, que acaba de anunciar que prevé duplicar sus activos bajo gestión en cinco años al convertirse en un prestamista de las grandes empresas.
Santander no está dispuesto a renunciar a ese mercado y va a competir por él con sus propias armas. Su intención es buscar alianzas para que el dinero lo gestione un tercero sin esas ataduras y el grupo pueda participar de los beneficios sin comprometer su riesgo.
El paso previo es conseguir los recursos y por eso la función central de la Mesa Global de Activos es coordinar el análisis del balance de Santander en todas sus geografías y negocios para gestionar los activos y ver cuáles son susceptibles de venderse, cubrirse o traspasarse con el objetivo de liberar fondos para la reinversión en esas nuevas oportunidades más rentables, según señaló Gámez a los analistas.
Entre las opciones para desprenderse de los activos que se busca liberar está la venta, pero también las operaciones más elaboradas, como las titulizaciones directas o sintéticas en las que los créditos se empaquetan en un vehículo que se abre a inversionistas. Una vez identificados los recursos, se buscarán los socios que puedan lograr una mayor rentabilidad para ellos.
La estrategia forma parte de la política de transformación que trata de instaurar en el grupo el consejero delegado, Héctor Grisi.
La meta final de Santander es convertirse en un banco ligero en capital, con un fuerte peso del negocio de comisiones en sus ingresos, más rentable y con áreas horizontales dedicadas a sacar el mayor partido a lo que se tiene. La Mesa Global de Activos es una nueva herramienta transversal para ese cambio.
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