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La iniciativa, que Biden detallará en discurso en Pittsbugh, ya está demostrando ser polémica entre economistas y legisladores
Más de medio siglo después de la guerra de Lyndon Johnson contra la pobreza, el presidente Joe Biden planea asumir el permanente desafío de la desigualdad de la nación con una enorme expansión del gasto público y una reforma del código tributario.
La iniciativa, que Biden comenzará a detallar en un discurso que pronunciará el miércoles en Pittsburgh, ya está demostrando ser tan polémica tanto entre los economistas como entre los legisladores. Si bien los economistas de derecha advierten sobre el daño que provocarán al crecimiento general mayores impuestos a las empresas y a los estadounidenses más ricos, los liberales dicen que la política de “chorreo” de las últimas décadas fracasó y es hora de una nueva estrategia.
Los comentarios del presidente expondrán la parte de infraestructura de un paquete general que se espera ascienda a más de US$3 billones. Si bien los programas de gasto social se presentarán en las próximas semanas, la campaña de la Administración para expandir la ayuda a los pobres se evidenciará incluso en infraestructura, a través de propuestas como el suministro de agua potable.
“Es importante reconocer que hemos pasado por décadas de esta creciente desigualdad económica”, señaló la semana pasada Heather Boushey, miembro del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, en una entrevista con Bloomberg Radio. “La medida definitiva del éxito de la economía es qué tan bien está funcionando para las personas de todo Estados Unidos”.
Para muchos, no está funcionando bien. Las brechas entre los estadounidenses más ricos y la clase media, junto con los hogares de ingresos más bajos, se amplió en los años previos a la pandemia, incluso en medio de la expansión más prolongada registrada en EE.UU. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, es uno de los que creen que la desigualdad frena la economía, algo que contribuyó a la revisión de la estrategia de política monetaria a largo plazo que ha instituido.
Detener o revertir la tendencia, incluso con cambios importantes en la política, no será fácil ni rápido, según economistas.
“Estás moviendo un superpetrolero, y nos ha tomado una generación y media llegar aquí”, dijo Brad Delong, profesor de economía de la Universidad de California en Berkeley. “Pero, sí, puedes comenzar a mover al superpetrolero”.
Ninguna estadística individual capta el problema, pero la simple distribución de la riqueza y los ingresos cuentan una historia desalentadora:
Los ingresos promedio de los hogares estadounidenses del quintil más alto fueron cuatro veces mayores que los del quintil medio en 1979. Eso aumentó a 5,7 veces más en 2007 y a 6,6 veces en 2018, según datos del Censo de EE.UU. compilados por el Centro de Política Fiscal.
El patrimonio neto del 10% de hogares más ricos en 1989 era 9,4 veces mayor al del quintil medio, según datos de la Fed recopilados por el Centro de Política Fiscal. La cifra aumentó a 13 veces en 2007 y 17 veces en 2017.
La proporción del ingreso total destinada a los hogares de ingresos altos —definidos como el doble del nivel medio— aumentó de 29% en 1970 a 48% en 2018, según el Pew Research Center. La participación de los hogares de ingresos medios en los ingresos totales cayó de 62% a 43%.
Los estadounidenses han aceptado durante mucho tiempo cierto nivel de desigualdad, dada la lógica de que refleja las recompensas por el trabajo duro, la asunción de riesgos y el ingenio. Sin embargo, para investigadores como John Friedman, profesor de economía en la Universidad de Brown, el problema no se trata solo de los resultados.
“No es solo que haya una creciente desigualdad desde una perspectiva a posteriori, sino que hay una tremenda desigualdad de oportunidades”, dijo.
Apunta a datos que muestran cómo niños con habilidades académicas similares a edades muy tempranas, pero que provienen de entornos con diferentes ingresos y orígenes raciales y distintos tipos de vecindarios, terminan con resultados muy diferentes cuando se trata de ingresos y desarrollo profesional.
“No se trata solo de quién es inteligente”, dijo Friedman.
Pero los economistas están en total desacuerdo sobre si la agenda económica de Biden estará bien orientada a abordar las desigualdades. Un ejemplo: se espera que Biden proponga matrícula gratuita en los colegios comunitarios del país.
Matrícula gratis
Glenn Hubbard, profesor de la Universidad de Columbia que fue presidente del Consejo de Asesores Económicos durante la presidencia de George W. Bush, ha llamado a los colegios comunitarios “los caballos de batalla lógicos del desarrollo de habilidades”.
Pero en una entrevista, Hubbard dijo que la idea de la matrícula gratuita hace “exactamente lo contrario” al subsidiar la demanda de universidades comunitarias.
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