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La fabricación del 737 MAX se había reducido considerablemente en abril, bajando de 52 a 42 aviones al mes.
l consejo de administración de Boeing tomó ayer una decisión trascendental tras optar por suspender temporalmente a partir de enero la producción del 737 MAX, la aeronave que permanece en tierra desde hace diez meses tras dos accidentes fatales en los que murieron 346 personas.
La fabricación del 737 MAX se había reducido considerablemente en abril, bajando de 52 a 42 aviones al mes. Los planes del equipo de Boeing pasaban por retomar las entregas del aparato en el último trimestre del ejercicio, con la esperanza de ponerse al día con el calendario previsto a finales de 2020 y retomar así los planes iniciales de producción, con la fabricación de hasta 57 aviones al mes en la recta final del año que viene.
Reunión
Nada de eso será posible ahora. El baño de realidad de Boeing tomó forma tras la reunión mantenida la semana pasada entre su consejero delegado, Dennis Muilenburg, y las autoridades de aviación estadounidenses (FCC, por sus siglas en inglés). En el encuentro, quedó claro que los planes de Boeing eran demasiado optimistas ya que no estaba previsto que los reguladores certificaran el nuevo software del 737 MAX, al menos, hasta antes de febrero del año que viene.
El consejo de Boeing se ha debatido entre un nuevo freno en la producción o la suspensión definitiva. Reducir la fabricación es menos costoso que cancelarla, especialmente, teniendo en cuenta que la cadena de suministro del 737 MAX afecta a 600 contratistas, según The Wall Street Journal.
Sin embargo, la empresa ha optado finalmente por la opción más drástica, lo que tendrá un efecto considerable no solo para Boeing, sino para toda la economía estadounidense y para Wall Street, ya que la multinacional es el mayor fabricante exportador, uno de los principales generadores de empleo y uno de los valores estrella del Dow Jones de Industriales, con una capitalización de 184.000 millones de dólares.
La compañía ya se anotó una provisión de 2.700 millones de dólares por la caída de la producción de su modelo más vendido, cifra que meses más tarde tuvo que incrementar en 900 millones de dólares. Además, se apuntó 6.100 millones de dólares adicionales para compensar a los clientes, muchos de los cuales han tenido que afrontar sus propias provisiones por la crisis de seguridad del avión, que alcanza una flota de 800 unidades.
Posibles despidos
La situación también deja con incertidumbres a muchas aerolíneas y podría generar despidos. El 737 Max se produce en la planta de Boeing en Renton, en el estado de Washington, que emplea a unas 12.000 personas. De momento, la fábrica cerrará durante dos semanas por las vacaciones de Navidad.
Boeing tendrá que anotarse nuevos extraordinarios, lo que afectará aún más a su beneficio. La compañía, inmersa en la peor crisis de su centenaria historia, redujo ya un 51% el resultado en el tercer trimestre, hasta 1.167 millones de dólares, tras registrar un descenso de las ventas del 21%, hasta 19.980 millones de dólares.
El grupo se está resintiendo también en Bolsa. Las acciones de la compañía cayeron ayer un 4,29% tras el cierre de la sesión de Wall Street y, previsiblemente, continuarán bajando hoy.
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