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La desdolarización se convirtió en una meta de varios países, para ello son necesarias políticas públicas y confianza hacia la moneda local
La dolarización es un concepto familiar para varias economías de América Latina, lo que ha implicado cambios en las políticas monetarias. La región tiene países dolarizados; otros con monedas muy fuertes y sólidas; y otros con economías que trabajan a la par los dólares y su dinero local. Sin embargo, la duda frente a los verdaderos beneficios o riesgos que tiene el uso de una divisa extranjera continúa vigente.
Para analizar tal coyuntura, el Fondo Latinoamericano de Reservas (Flar) realizó un Webinar en el que se abordó la dolarización y desdolarización de los países de la región desde 2000 y los cambios que han surgido con la llegada del coronavirus.
Entre las cifras se tiene que Bolivia es el país que ha logrado la mayor desdolarización de sus reservas en los últimos 20 años con un porcentaje de 79%; en segundo lugar se encuentra Argentina con 38,3%; Lithuania, 37,9%, seguida de Latvia con 36,2% y finalmente, Perú con una disminución de 35,4%.
Según explicó Eduardo Levy, Decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, se han implementado diferentes políticas para lograr la desdolarización en la región como bajar la inflación, regularizar el uso de la divisa, reducir la ciclicalidad del dólar, buscar la estabilización, aumentar el costo de la intermediación, por ejemplo, con topes o prohibiciones para los depósitos y préstamos en dólares, entre otras medidas.
“Cualquier estrategia que queramos implementar para desdolarizar va a tener que ser múltiple y compleja o si no vamos a pegarle a un lado del problema, pero las otras causantes van a estar aún funcionando”, añadió Levy.
Uno de los problemas con la volatilidad del mercado y la inflación es que los actores de las economías empiezan a preferir ahorrar en dólares sobre la moneda local, con lo que los gobiernos tienen que impulsar las transacciones con la moneda local e incrementar la confianza frente a esta.
“Si tengo que elegir en qué moneda ahorro y no tengo una diferencia de retorno alta (...) la elección va a ser por la moneda que me garantice una mayor seguridad. Si yo tengo muy volatil la inflación y relativamente estable el tipo de cambio real voy a tender a irme hacia el dólar”, explicó Levy.
Martín Jaramillo, consultor empresarial en Upside Consulting explicó que en ocasiones es necesaria una dolarización. “Los países que tienen muchos problemas con su moneda tienen que dolarizar porque los políticos y las instituciones no son lo suficientemente fuertes, para que sea creíble que tienen una moneda responsable”, dijo.
Un punto a tener en cuenta es la dolarización de los depósitos, a plazo fijo y a la vista, según explican los ponentes en el Webinar del Flar, la primera se relaciona con la sustitución de la moneda y la segunda se aproxima más a la dolarización financiera.
Frente a los depósitos a plazos, en América Latina entre 1999 y 2018 el promedio de desdolarización cayó de 55,6% a 37,4% con Argentina, Bolivia, Perú y Uruguay como países ejemplares en este ámbito y en la desdolarización de depósitos a la vista vuelven a destacar Bolivia y Perú durante ese mismo periodo con reducciones de 65,4% y 28,1%,
“Para poderse desdolarizar es necesario una estabilidad monetaria y ciertos equilibrios en las capacidades de pagos internacionales que es lo que muchas economías latinoamericanas no consiguen y es la gran discuta”, explicó Mariano Lanza, docente e investigador de la Universidad de Río Negro.
Por su parte, el Flar señala que en América Latina la mayoría de países han logrado reducir su participación de la deuda pública externa o en moneda extranjera desde 2000.
Entre los países que destacan están Chile con una reducción de 70 puntos porcentuales; Perú -49% y Uruguay con -38%. Mientras que Argentina, Venezuela, El Salvador y México no entraron en estas reducciones.
La entidad señala que una desdolarización de la deuda pública, en el caso de un stock de reservas podría inducir a una mayor desdolarización privada. Sin embargo, también propone que puede haber un lado positivo para la dolarización de la región, en cuanto a que, para países pequeños que la apliquen podría haber una oportunidad de contar con una economía más abierta.
“Aquellos que tienen una posición bastante más liberal, de que el mercado tiende a posiciones de equilibrio y que automáticamente regulan los mercados y conduce a un buen punto, quizá no tienen un inconveniente en plantear esa hipótesis de que las economías dolarizadas no son tan malas”, concluyó Lanza.
En cuanto a los efectos del covid-19 en la desdolarización de la región, la entidad dijo que los bancos centrales pudieron manejar la tasa de manera contracíclica y acertada.
“El covid-19 disparó a principios de 2020 una reversión en el flujo de capitales y una fuga hacia la seguridad de los activos denominados en las monedas de reserva”, explicó el texto, que también señala, que a pesar de que el virus no está cerca de terminar, las políticas que se han usado hasta el momento para la desdolarización pueden llegar a reducirla.
La dolarización ya no puede verse como algo sistemático
Durante el Webinar se reiteró que la desdolarización no puede verse como un fenómeno sistemático e inevitable ya que gracias a diferentes políticas de los países latinoamericanos se ha logrado una desdolarización exitosa, e incluso se puede pensar en una desdolarización total.
“Si bien no deja de ser una opción para algunas economías muy pequeñas y extremadamente abiertas, la dolarización oficial tiene fuertes contraindicaciones como su carácter permanente”, añadió la entidad frente a la posibilidad de dolarizar algunas economías.
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