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El exmilitar logró 47% de los votos
A pesar de que todos los sondeos daban como un hecho que habría segunda vuelta en Brasil, el candidato de extrema derecha y exmilitar Jair Bolsonaro sorprendió por el apoyo que obtuvo y que incluso llevó a pensar a algunos que la jornada le iba a ser suficiente para alcanzar la presidencia.
Con 92,5% de las mesas escrutadas, Bolsonaro obtenía 47% de los sufragios, mientras que el candidato de izquierda, y exalcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, lograba 27% de los votos, lo que evidenció la polarización del país. Otro suceso fue la baja votación del Partido de los Trabajadores, en una elección donde también se reelegía toda la Cámara Baja y se escogían a 54 miembros del Senado. Uno de los casos más emblemáticos fue el de la expresidenta Dilma Rousseff que quedaría fuera del Senado por el estado de Minas Gerais.
El paso a segunda vuelta entre Bolsonaro y Haddad profundizará la polarización en un país necesitado de reformas, en plena recuperación tras años de recesión. La agenda económica volverá a tener sobre la mesa el cambio sobre las pensiones, que tienen un costo de 12% del Producto Interno Bruto. El actual presidente Michel Temer intentó corregir el problema con una reforma previsional, pero en medio del escándalo del Lava Jato y la protesta de camioneros, no logró sacar adelante el proyecto de ley.
Un editorial de Bloomberg advirtió que las pensiones de la principal economía de América Latina “son inusualmente e incontablemente generosas (...) El sistema también es profundamente regresivo, ayudando a los jubilados ricos más que a los pobres”. Como los beneficios para los pensionados están consagrados en la Constitución, se necesitan dos tercios de la legislatura para poder aprobar cualquier cambio. Los escándalos que rodearon a Temer le restaron capital político para realizar este cambio.
Cassiana Fernández, economista jefe de JPMorgan, dijo que “la aprobación de reformas importantes dependerá tanto de la capacidad y de la voluntad del nuevo presidente de negociar con un Congreso fragmentado”. Añadió que si el nuevo gobierno fracasa en la aprobación de reformas fiscales, las expectativas de inflación pueden subir rápidamente.
“El escenario electoral sugiere más división que la construcción de consenso”, dijo Fernández. El próximo gobierno también tendrá que afrontar un déficit fiscal que pasó de 2% del PIB en 2012 a 10% en 2015. La inflación quedó por encima de 4% en agosto, mientras que el desempleo se mantiene sobre niveles de 12%.
La segunda vuelta se hará el 28 de octubre.
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