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Alrededor de 24 millones de personas participaron de apuestas en el mes de agosto a través de transferencias de Pix
Las apuestas online en Brasil están en el ojo del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El mandatario anunció este domingo que, en el marco de la nueva regulación de los sitios de juegos, cerca de 2.000 páginas serán bloqueadas por no cumplir con la nueva regulación.
Pero el asunto va un poco más allá de los prestadores de estos servicios. El jefe de Estado aseguró que los brasileños incluso han utilizado ayudas gubernamentales en estos portales.
De acuerdo a un estudio elaborado por el Banco Central de Brasil, en agosto unas cinco millones de personas, pertenecientes a familias beneficiadas por el programa estatal Bolsa Familia (PBF), enviaron -a través del sistema de pago Pix- US$542 millones a empresas de apuestas en el país.
“Conozco gente que perdió sus casas y sus autos. Conozco personas que gastaron todo su salario un viernes o un sábado. Esto no es adicción al juego, esta es una enfermedad que también tenemos que tratar desde el punto de vista sanitario”, señaló Lula.
"Si la regulación no funciona, no dudaré en poner fin (a las apuestas) definitivamente", advirtió. Es por esto, que desde el Congreso ya están estudiando fórmulas para que el dinero proveniente de programas sociales no se utilice para las apuestas online.
De acuerdo al estudio realizado por el ente emisor local, en total, alrededor de 24 millones de personas participaron de apuestas en el mes de agosto a través de transferencias de Pix. La mayoría de los apostantes tienen entre 20 y 30 años, y suman casi ocho millones de usuarios.
Sin embargo, los montos apostados por los rangos etarios son distintos entre sí: mientras que los más jóvenes promedian un gasto mensual de US$17,9 por persona, en los mayores el valor supera los US$537 al mes.
De los 5 millones que se calculan utilizaron la Bolsa de Familia para estas actividades, en promedio cada persona gastó US$17,97. Y, de ellos, unos cuatro millones (70%) son jefes de familia, a los que se les atribuye haber desembolsado US$358 millones.
En 2018, las apuestas se legalizaron en Brasil, sin embargo no existía una regulación para el funcionamiento de la industria. Por esa razón, en diciembre de 2023, se aprobó la ley 14.790.
Bajo esta nueva norma, se le exige a las empresas una licencia otorgada por el Estado para poder funcionar. El valor de este registro es de US$5,39 millones por cinco años.
La ley también introduce un impuesto de 12% en los ingresos brutos de las casas de apuestas y, para los jugadores, 15% cuando las ganancias netas superen US$379,72.
Asimismo, para el registro de las firmas es requisito tener como socio a un brasileño que posea al menos 20% del capital social de la persona jurídica. Estos reglamentos se suman a restricciones de edad y de publicidad.
El Gobierno Federal estimó que las apuestas deportivas en Brasil generaron alrededor de US$626 millones en el caso del fútbol, entre acuerdos de patrocinio y publicidad.
Muchos de los clubes brasileños de la primera división utilizan firmas de apuestas como sus principales auspiciadores, lo que ha derivado en millonarios acuerdos para los equipos locales.
Durante las últimas semanas, el Corinthians tuvo problemas con su principal auspiciador “Esportes da Sorte”, porque no fue autorizado para operar en el país debido a la nueva legislación.
La empresa tiene hasta este jueves para regularizar su situación ante la Secretaría de Premios y Apuestas (SPA), perteneciente al Ministerio de Hacienda.
En caso de no poder continuar, la situación complicaría financieramente a la escuadra que recientemente contrató desde Europa al neerlandés Memphis Depay, con un sueldo cercano a los US$450.000, un monto que era en parte cubierto por la casa de apuestas.
Durante la audiencia de este martes, los abogados de la firma hicieron importantes anuncios con respecto al futuro de la empresa
Los funcionarios del Departamento de Justicia están dispuestos a impugnar el acuerdo si es necesario y han hecho saber a la empresa sus inquietudes
Delgado, un exsenador, se formó como veterinario y hasta hace poco fue jefe de gabinete del presidente Luis Lacalle Pou