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El nuevo ejecutivo sustituye a Carlos Morales, que deja el grupo
El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete ha decidido darle un impulso a la filial mexicana con el nombramiento de un nuevo primer ejecutivo. Así, a partir de hoy, Camilo Aya Caro será el nuevo presidente y consejero delegado de Telefónica México, reemplazando a Carlos Morales, quien deja el grupo tras 17 años, seis de ellos como máximo responsable de la filial mexicana.
Aya, colombiano de 49 años, es Ingeniero Industrial de la Universidad de Los Andes de Bogotá, y cursó un MBA de Columbia Business School de Nueva York. La compañía prevé que el nuevo equipo gestor tenga una estrategia más agresiva en el competitivo mercado mexicano de telecomunicaciones, donde la situación de Telefónica es complicada.
El nuevo presidente y CEO se incorporó a Telefónica en 2003, en 2006 fue Director de Estrategia, Regulación y Negocio Mayorista, y a partir de 2012 asumió como Director de Marketing B2C de Telefónica en Colombia. Allí fue el responsable por el crecimiento en participación de ingresos en los negocios prepago y postpago, en el segundo mercado móvil más concentrado de Latinoamérica, luego del mexicano.
Igualmente lideró el lanzamiento comercial de la red 4G y el desarrollo de los negocios fijos de banda ancha, TV y voz, así como el lanzamiento de los nuevos servicios de fibra óptica e IPTV en el país andino. Así mismo, encabezó el desarrollo de la nueva oferta de valor de prepago que se implantó en la división hispanoamericana.
Telefónica es el tercer operador del mercado mexicano por ingresos y se encuentra en una situación competitiva muy compleja, ya que debe enfrentarse a la actividad del todopoderoso grupo América Móvil (del magnate mexicano Carlos Slim) y también a la norteamericana AT&T.
De hecho, la compañía ha sido objeto de comentarios por parte de Álvarez-Pallete en los últimos trimestres, quien ha mostrado su descontento por su marcha comercial y financiera. Telefónica estuvo negociando la venta de la filial mexicana a lo largo de 2018 con el fondo norteamericano Cerberus, aunque, finalmente, la operación no se cerró ya que la oferta final presentada por Cerberus era inferior a la horquilla de precios que había aprobado, previamente, el consejo de la operadora.
En el primer semestre del año, la filial mexicana facturó 611 millones, con una caída de ingresos totales del 0,1% pero un descenso de los ingresos por servicios del 4,7% debido a la fuerte competencia en el mercado, especialmente en precios, desatada desde la llegada de AT&T al mercado mexicano hace cuatro años. El ebitda, de 47 millones, se redujo en el semestre un 90% debido, entre otras cosas, al cambio en la contabilización del capex debido a las nuevas normas contables.
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