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Esta vía acuática, que permite el cruce de hasta 14.000 barcos por cada año, representa 2,5% del comercio marítimo del mundo
Los exuberantes valles fluviales de El Zaino y La Arenosa en el oeste de Panamá, hogar de cientos de familias que se ganan la vida cultivando, pescando y criando ganado, pronto podrían quedar sumergidos por un enorme embalse diseñado para asegurar la viabilidad del Canal de Panamá frente al cambio climático.
Tres Hermanas, con sus granjas, dos escuelas, iglesias y una clínica, es una de las docenas de pueblos que desaparecerían en los próximos seis años si el ambicioso proyecto de US$1.600 millones del Canal de Panamá, propiedad del estado, sigue adelante.
Los residentes están divididos: algunos no quieren irse, mientras que otros aspiran a obtener una compensación justa si se ven obligados a mudarse. Si no están satisfechos, la historia reciente sugiere que la oposición pública podría poner en peligro todo el proyecto.
Si bien el plan de la presa de río Indio se propuso por primera vez hace 20 años, el clima más extremo de la última década, incluida una sequía severa en el último año que restringió el tráfico de barcos en el canal, ha dado mayor urgencia a la propuesta.
El canal representa 3,1% del producto interno bruto (PIB) del país centroamericano. La vía acuática, que permite el cruce de hasta 14.000 barcos por año, representa 2,5% del comercio marítimo mundial y es fundamental para las importaciones estadounidenses de automóviles y bienes comerciales en buques portacontenedores desde Asia, y para las exportaciones estadounidenses de materias primas, incluido el gas natural licuado (GNL).
"El reservorio del proyecto de río Indio sería la solución más completa (a las mas frecuentes sequías) en un horizonte de 50 años", dijo a Reuters en una entrevista en octubre la subadministradora del canal, Ilya Espino.
El proyecto aún debe pasar un largo proceso de aprobación que incluye una consulta pública, discusión en el gabinete y la luz verde final del Congreso.
El presidente de Panamá, José Mulino, ha dicho que la discusión se completará el próximo año, pero la industria naviera está observando con cierta inquietud después de los retrasos y suspensiones de proyectos importantes en los últimos años, incluido un controvertido contrato minero con la canadiense First Quantum.
Después de una amplia oposición pública, el año pasado la Corte Suprema declaró inconstitucional el contrato y el gobierno ordenó el cierre de la mina.
Aunque el número de personas que se enfrentan a la reubicación por la presa es relativamente pequeño, cuentan con el apoyo de un grupo activista llamado Coordinadora Campesina por la Vida, que fue fundamental para bloquear el contrato minero de First Quantum.
Cesar Petit, economista senior de BancTrust, un banco de inversión especializado en mercados emergentes, dijo que hay consenso político en Panamá detrás del proyecto de la presa, pero el gobierno tendría que establecer un plan creíble para compensar a las personas que serán desplazadas y afectadas en las áreas cercanas.
"Existen riesgos importantes de que el proyecto de construir el embalse multipropósito en río Indio sea postergado o suspendido indefinidamente", dijo Petit.
"La estrategia de comunicación de los beneficios de los planes y un adecuado programa de incentivos y compensaciones para los afectados será clave para lograr poner en marcha este plan", agregó.
José Icaza, ministro para Asuntos del Canal, dijo a Reuters que el gobierno entiende la "ansiedad y preocupaciones" de los residentes.
"Nuestra prioridad es no impactar las condiciones de vida y la paz de los residentes de la cuenca, y por esto continuaremos trabajando directamente con ellos para satisfacer sus necesidades a medida que avanzamos con el proyecto de construcción", dijo Icaza.
Agregó que de no llevarse a cabo el reservorio, "la operación del canal podría enfrentar un periodo crítico en los próximos 10 años".
La enorme presa que planea la Autoridad del Canal para asegurar agua dulce para sus esclusas tendría 840 metros de largo y 80,5 metros de alto.
Los 1.250 millones de metros cúbicos de agua del embalse permitirían el tránsito de hasta 15 buques adicionales por día durante la estación seca y ayudarían a proporcionar agua potable a la creciente población de 4,5 millones de panameños, dice la autoridad.
A diferencia del Canal de Suez, que no tiene esclusas, el Canal de Panamá depende de agua dulce para operar tres juegos de esclusasque permiten a los barcos cruzar entre los océanos Pacífico y Atlántico a través de una vía acuática artificial de 80 kilómetros.
Si obtiene la aprobación, se espera que la presa esté terminada en 2030 ó 2031, pero el tiempo avanza: el año pasado fue el tercero más seco en los 110 años de historia de la vía acuática. El segundo más seco fue 2015. Los meteorólogos pronostican que Panamá enfrentará sequías más severas y una evaporación más rápida del agua debido a las temperaturas más altas en el futuro.
Un fallo de la Corte Suprema en julio devolvió a la autoridad del canal un área geográfica que casi duplica su territorio. Ahora puede usarse para expandir negocios y asegurar fuentes de agua, incluida la presa.
Según un estudio inicial del Canal, el proyecto exigiría la reubicación de unas 2.260 personas y afectaría al menos parcialmente a otras 2.000 personas de la zona del embalse.
Se espera que en enero se complete un censo para contar con mayor precisión cuántas personas se verán afectadas, dijo Espino, mientras que en la zona se pueden ver algunas obras de infraestructura del gobierno de Panamá, incluido un puente que podría acomodar equipo pesado.
El Ministerio de Obras Públicas de Panamá dijo en un comunicado que el puente está destinado a ser utilizado para que los automóviles y las personas crucen el río Indio.
"Ya hay un inicio", dijo Espino, refiriéndose a la planificación vinculada a los aspectos técnicos del proyecto, pero aclaró, "la parte más complicada es el proceso de reasentamiento de las personas. Son conversaciones que se tienen que tener individualmente con cada familia".
Tres abogados y activistas de grupos comunitarios dijeron que el plan del río Indio tendría un "alto impacto ambiental" debido a la deforestación y la pérdida de biodiversidad en regiones como Capira, al oeste de la ciudad de Panamá.
El proyecto, que incluye un presupuesto de US$400 millones para su componente social -principalmente reubicaciones- ha dividido a los residentes. Algunos están dispuestos a vender sus tierras y mudarse, mientras que otros quieren luchar contra el proyecto.
"Ningún campesino quiere vivir en barriada" , dijo Dilubino Agraje, quien representa a las comunidades de río Indio en la Coordinadora Campesina por la Vida. La organización está presionando para obtener más detalles sobre los planes de reubicación.
"Aquí nosotros nacimos y nos hemos criado. Y si vamos a salir no es porque nosotros queremos, sino porque realmente vamos a tener que salir" aseguró Paulino Alabarca, un agricultor de arroz de 60 años nacido en Tres Hermanas, mientras recorría el pueblo a caballo.
Un plan diferente para transferir agua de un embalse existente alimentado por el río Bayano que podría terminarse antes y no requeriría reubicaciones familiares fue analizado y descartado por la administración del canal hace ocho años debido a la ubicación y los costos más altos, dijo Espino.
Desde el punto de vista de los daños ambientales, el proyecto de río Indio podría tener un mayor impacto negativo y pocos beneficios positivos que no se podrían obtener de otra manera, dijo el profesor LeRoy Poff, experto en ecología acuática de la Universidad Estatal de Colorado, refiriéndose al desplazamiento de personas y medios de vida, daños río abajo para los peces y para los bosques.
"Hay una importancia real, a medida que avanzamos en medio del cambio climático, en mantener los ríos saludables, porque tienen el mayor potencial para responder a los entornos cambiantes", agregó.
La alternativa de Bayano está ganando terreno entre muchas comunidades, incluida Tres Hermanas. "Hay algunos medios para que nos dejen a nosotros acá tranquilos", dijo Alabarca refiriéndose a ese proyecto.
Pero podría traer diferentes complicaciones, ya que podría involucrar negociaciones con el proveedor de energía AES Panamá, una empresa de propiedad conjunta del Estado y la estadounidense AES Corp que posee y opera la infraestructura hidroeléctrica de Bayano, según los abogados que estudian ese proyecto.
"La empresa AES Panamá (...) ha manifestado a través de su presidente, Miguel Bolinaga, que no se encuentra actualmente en ningún proceso de venta de su participación accionaria", dijo la empresa a Reuters vía correo electrónico.
"Sin embargo, entendiendo ampliamente el tema y la importancia para el país, se encuentra en la mejor disposición y abierta a conversar con el Estado a fin de evaluar y alcanzar acuerdos justos y apegados a valores comerciales de mercado, que aseguren a través de una posible negociación, el bienestar de la población y del país en general", afirmó la empresa.
El ministro del Canal, Icaza, dijo que el proyecto de río Indio era imperativo para la supervivencia del Canal ya que es "la opción más viable para el desarrollo de un proyecto, técnicamente sustentado, que permita atender las demandas futuras de agua para consumo humano". Espino consideró, por su lado, que ambos proyectos serán necesarios en el largo plazo.
"El cambio climático de verdad ha arruinado mucho los canales de navegación naturales que existían", dijo la subadministradora.
La recurrencia del fenómeno climático de El Niño se ha acelerado a cada tres años, extendiendo la temporada seca de Panamá y agotando gran parte de los recursos hídricos en el país con la quinta mayor cantidad de precipitaciones en el mundo.
Su próxima ocurrencia, esperada en 2027, será un desafío para el canal nuevamente, ya que no se espera que el proyecto de río Indio esté listo antes de 2030, dijo a Reuters el jefe del canal, Ricaurte Vásquez.
En preparación para la próxima sequía, el Canal ha cambiado su modelo de reservas, está pidiendo a los transportistas que consoliden las cargas y está preparando medidas de reciclaje de agua. En los últimos años, la expansión de las viviendas cerca de la vía acuática ha intensificado la competencia del canal con las comunidades aledañas por el agua dulce, dijo la ambientalista Raisa Banfield.
"El canal existe y el canal hay que hacerlo lo más eficiente posible para que rinda el servicio para el que fue construido", dijo Banfield. Pero, agregó, es necesario que haya un equilibrio. "La pregunta es ¿cuánto vamos a sacrificar para seguir pasando barcos y más barcos y más grandes?"
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