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Da igual lo que haga Powell, la relación entre ambos está rota y Trump anunció hace semanas su intención de destituir al presidente de la Fed
A Donald Trump no le gusta Jerome Powell. Y eso que fue él quien lo eligió para liderar la Reserva Federal, Fed, en 2018. Sin embargo, el republicano está convencido de que el presidente de la Fed se ha puesto del lado demócrata y está decidido a poco menos que destruir la economía estadounidense, primero subiendo los tipos a una velocidad nunca vista en los últimos 40 años y, después, resistiéndose a realizar el primer recorte, que parece que ya no llegará hasta después del verano como muy pronto. Aunque allá por febrero lo acusaba de querer bajar los tipos para ayudar a los demócratas.
Da igual lo que haga Powell, la relación entre ambos está rota y Trump anunció hace semanas su intención de destituir al presidente de la Fed. Pero después cambió de idea, y en una entrevista con Bloomberg prometió mantenerlo al frente del banco central... Aunque la conversación se publicó a mediados de julio, se grabó antes del atentado contra Trump y de que su popularidad ascendiera a niveles desconocidos, elevando su probabilidad de ganar las elecciones.
Sea cual sea su decisión final, lo cierto es que Trump ya tiene una lista para sustituir a Powell. Aunque destituir al presidente de la Fed no es sencillo, existen mecanismos para hacerlo.
Eso sí, todo pasa por la necesidad de que el Partido Republicano triunfe en las elecciones presidenciales por una amplia mayoría, haciéndose con el control del Senado. Este escenario era impensable hace tres semanas, pero ahora la lucha entre Kamala Harris y Donald Trump está reñida.
Trump tiene preparada la lista de sustitutos, que consulta con sus aliados políticos en la Convención Nacional del Partido Republicano. Aunque se trata de un proceso complejo.
Al no haber vacante en el consejo del banco central, primero se vería obligado a nombrar a alguno de los gobernadores actuales, donde Christopher Waller y Michelle Bowman serían los principales candidatos, ya que ambos son republicanos. Se trataría de un nombramiento interino a la espera de que quede libre un sillón en el consejo.
El presidente de EE.UU. siempre puede presionar para que algún gobernador dimita y deje su puesto libre, allanando el camino. Todo dependerá del poder que en ese momento tenga el futuro inquilino de la Casa Blanca.
Kevin Warsh, exmiembro del consejo de la Reserva Federal.
Entre los nombres que baraja Trump para reemplazar a Powell figura Kevin Warsh, que ya estuvo en la terna en 2017 y estuvo en el consejo de la Fed entre 2006 y 2011. Aunque comenzó su carrera en Morgan Stanley, pronto se decantó por un perfil más institucional y político, militando en el Partido Republicano. Actualmente, es profesor en Stanford y asesor de la Oficina Presupuestaria del Congreso.
Arthur Laffer, economista asesor de Ronald Reagan.
En la lista corta también figura Arthur Laffer, el que fuera asesor económico de Ronald Reagan e inventor de la conocida como Curva de Laffer que se estudia en todas las escuelas de negocios. Su teoría es que existe una tasa impositiva capaz de maximizar la recaudación y, una vez superado ese umbral, los ingresos tributarios caen aunque aumenten los impuestos.
El problema del nombramiento de Laffer es su edad, ya que tiene 83 años y tomaría las riendas del banco central después de cumplir los 84, para un mandato de cuatro años.
El tercer candidato es Kevin Hassett, expresidente del consejo económico de Trump entre 2017 y 2019. También fue asesor de John McCain en las primarias presidenciales del año 2000 y es autor de varios manuales de economía y finanzas. En 1999 predijo que el Dow Jones llegaría a los 36.000 puntos en un lustro. Si bien el selectivo ha superado esa cota, la realidad es que necesitó algo más de dos décadas para lograrlo.
Con cualquiera de estos tres nombres, Trump se aseguraría el control de la Reserva Federal, ya que los tres economistas se sitúan dentro de la esfera del Partido Republicano. Además de poder influir en la política monetaria del país, también se encargaría de moldear la nueva regulación para adaptar los requisitos de capital en la banca estadounidense a Basilea III.
Se trata de uno de los asuntos más polémicos y que ha desatado una auténtica guerra entre los grandes bancos y la Reserva Federal durante los últimos meses.
La posición de Trump está alineada con los intereses del sector bancario, que busca una normativa que incremente lo menos posible los nuevos requisitos de capital. El republicano podría dejarlos tal y como están ahora, frente a la propuesta de Powell, que pasa por elevarlos entre 3% y 5%, tras rebajar su planteamiento inicial, que contemplaba un alza de 20%, lo que desató la furia del sector.
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