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El Gobierno chileno envió tropas militares en su frontera para hacer el intento de reforzar seguridad contra la inmigración ilegal
Un proyecto de ley aprobado por el Congreso el mes pasado entró en vigencia el lunes y autoriza a los militares a asumir más funciones de seguridad en las fronteras. La televisión local mostró tropas patrullando un lado de una zanja excavada a lo largo de la frontera en lo alto de las montañas de los Andes. Posibles inmigrantes pueden estar varados del otro lado.
La medida del Gobierno más izquierdista de Chile en 50 años busca revertir una caída en su popularidad tras un año en el cargo. También ha enviado tropas al sur para hacer frente a ataques de un grupo indígena local, dando marcha atrás en compromisos anteriores, e intensificó su retórica sobre la lucha contra el crimen.
“Chile lleva largo tiempo sin hacer lo que debe hacer para tener un buen control en la frontera”, dijo la ministra del Interior, Carolina Tohá, a periodistas en Colchane, una comuna en el norte que colinda con Bolivia. “No solo faltaban militares, sino muchas cosas: personal, tecnología, instalaciones, facultades legales, presupuesto”.
Tohá también dijo que Chile está en conversaciones con Bolivia y Perú sobre cómo tener mejor seguridad en sus fronteras.
Con una población de unos 19 millones, Chile acogía a casi 1,5 millones de extranjeros en diciembre de 2021, según el Servicio Nacional de Migraciones. La cifra se ha duplicado desde 2017. Cerca de un tercio de los extranjeros son venezolanos, mientras que el 17% provienen de Perú, el 12% de Haití y el 12% de Colombia. Les sigue Bolivia con casi el 9%.
La medida fue aprobada en el Senado, pero aún podría ser descartada del proyecto final de presupuestos, supondría un ingreso adicional de US$2.360 millones
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