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Colombia registra riesgo intermedio debido la creciente deuda en hogares y el debilitamiento del poder adquisitivo. Esto afectaría calidad de los activos
En lo que va de 2023, la banca de América Latina ha continuado enfrentándose a un entorno desafiante, con altas tasas de interés y con la calidad de los activos deteriorándose constantemente.
Ante este escenario, la clasificadora S&P Global hizo un estudio para analizar el panorama bancario en la región en el que concluyó, entre otras cosas, que “la resiliencia de la industria afronta varias pruebas: tasas de incertidumbre y debilidad del sector inmobiliario”.
En el análisis por país, Chile resultó ser el mercado que muestra el menor nivel de riesgo en la industria, con un puntaje de 3 sobre 10 (siendo éste el máximo), aun cuando la firma reconoció que “la débil economía y las persistentes tasas de interés más altas continuarán presionando la rentabilidad”.
Según S&P, es probable que en ese país la expansión “del crédito se modere en un contexto de lento crecimiento económico” al que se suma la incertidumbre en torno a las discusiones sobre varias reformas. La situación interna “mantendrá las inversiones restringidas”, dice el informe.
En este sentido, la clasificadora advirtió que los principales desafíos para la industria bancaria chilena continúan siendo "la inflación persistente, los costos de financiamiento altos y los límites para transferir esos costos a los precios. Por ello, esperamos que la calidad de activos de los bancos chilenos empeore", además de la reducción del ingreso disponible de los consumidores. “Por ello, esperamos que la calidad de activos de los bancos chilenos empeore”, señaló.
Pese a esto, S&P continúa viendo un crecimiento de la cartera de créditos, de 7% en 2023 y de 8% en 2024.
En la vereda contraria, entre los más riesgosos, se ubicaron Bolivia (con 10 puntos), Argentina (con 9) y Paraguay (con 8). Respecto del primero, S&P consideró que las consecuencias de la pandemia y los créditos exigidos por el gobierno están aumentando el riesgo crediticio.
En el caso de la nación austral, detalló que los desafíos vienen de los eventos a nivel soberano y de la débil economía. "La rentabilidad seguirá limitada por una inflación muy alta y fuertemente influenciada por los resultados de las tenencias del banco central y los instrumentos del gobierno que deberían compensar el lento ritmo de originación de créditos y el impacto de la inflación", apuntó.
Finalmente, para Paraguay ve que "el sistema bancario sigue estando muy expuesto a los sectores cíclicos y a la dolarización. Las regulaciones han ido mejorando, pero todavía se están alineando con los estándares internacionales".
A unos pasos de estos mercados, se ubican países como Brasil, Colombia, México y Perú, los cuales -para S&P- ostentan un riesgo más limitado, pero mayor a Chile. Los dos primeros se ubican en la escala de 6, mientras que los últimos dos obtuvieron calificación de 5.
Al igual que en Chile, la entidad espera que "el débil desempeño económico presionará la calidad de los activos en Brasil", por lo que consideró “probable que el crecimiento del crédito se modere en 2023, ante una lenta recuperación económica”.
Para el mercado colombiano determinó que “la creciente deuda en hogares y el debilitamiento del poder adquisitivo afectarán la calidad de los activos”, lo cual se verá impactado por la elevada inflación y las altas tasas de interés que desaceleran la economía cafetera.
En el caso de la nación norteamericana, S&P argumentó que "la desaceleración de la economía limitará el crecimiento del crédito y presionará la calidad de los activos". Por último, aunque estimó que la banca en Perú tendrá “un desempeño satisfactorio”, advirtió que “la inestabilidad política y el descontento social podrían obstaculizar la recuperación económica” del mercado.
En general, de cara al cierre del año, la clasificadora espera que los bancos de América Latina "afronten un bajo crecimiento real del crédito, en medio de persistentes altas tasas de interés, lento crecimiento económico e incertidumbre política".
Bajo este contexto, "pronosticamos pérdidas crediticias que acumularían hasta US$ 136 mil millones durante 2023-2024 para los sistemas bancarios de América Latina, con la mayor parte da ellas en las economías más grandes de la región: Brasil (US$ 85 mil millones) y México (US$ 18 mil millones)", las cuales serán impulsadas por una proporción relativamente menor de préstamos hipotecarios y una mayor proporción de préstamos minoristas no garantizados y préstamos para pequeñas y medianas empresas.
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