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Con un aumento cercano a 70% de su reserva estratégica de alimentos en los últimos años, el gigante asiático sería la única nación que soportaría una crisis a nivel mundial
Después de la crisis global de finales del 2000, el mundo está enfrentando nuevamente una crisis conjunta. Para esta ocasión, no se debe al mercado de valores, sino a la inflación y a la crisis logística.
Esto, sumado a otros factores que se han presentado en el transcurso del año como la invasión rusa a Ucrania, han desatado una serie de problemas que van desde el ámbito económico, hasta el agrario.
La producción agraria, por ejemplo, es uno de los mercado más afectados por la contingencia mundial. Solo la guerra en Ucrania lo afectó desde dos perspectivas: el precio del petróleo y la escasez en varios de sus insumos.
Al respecto, según McKinsey & Company, consultora global que se focaliza en la administración estratégica, es posible que el planeta atraviese por una emergencia alimentaria.
La guerra en el país europeo, aseguraron, podría ser el comienzo de un “efecto latigazo”. Debido a que se está desarrollando en un centro de suministro crítico de alimentos como lo es el Mar Negro, esto podría traer implicaciones secundarias en otras regiones ‘granero’, como Brasil.
Daniel Aminetzah, líder de las Prácticas de Química y Agricultura de McKinsey, afirmó que en este momento China es el único país que está preparado para una posible crisis de este tipo. Esto, dijo, se “debe a que el país asiático ha venido aumentado en más de 70%, su reserva estratégica de alimentos”.
Desde marzo, cuando Rusia invadió a Ucrania, el precio del petróleo ha superado los US$100. De esta forma se ha venido encareciendo también los fletes y el costo de los combustibles, que terminan viéndose reflejado en el precio al consumidor.
En cuanto a los insumos, Rusia y Bielorrusia son los exportadores principales de los fertilizantes y su situación actual ha derivado en un incremento de hasta 100% en su precio en países como Colombia.
En el caso del nitrógeno, importante para la elaboración de los fertilizantes, también se ha visto afectado por cuenta de la crisis energética. Según Nicolas Denis, socio de McKinsey, “al estar directamente relacionado con la energía, los precios actuales están teniendo un efecto directo en el costo de los alimentos” y, por ende, en la disponibilidad del suministro.
Denis agregó que para 2023, en el mundo se podría estar hablando de una pérdida masiva en la producción de alimentos para la exportación. “Se perderán alrededor de 10 y 43 millones de toneladas”, dijo.
A la escasez de fertilizantes se le sumó también la disrupción en la cadena de valor agrícola. Ya que al sector tener unos ciclos de producción establecidos tanto para su preparación como para la cosecha, con un conflicto prolongado estos podrían no cumplirse.
Lo anterior está ocurriendo, por ejemplo, con el cultivo de trigo, cuya temporada de siembra es entre julio y agosto. Se espera que el impacto de los factores ya mencionados no solo se perciba en ciclo de siembra -e incluso cosecha-, sino también en el de distribución.
Esto, porque es posible que los otros medios de transporte, como el ferrocarril, no absorba totalmente la producción.
Latinoamérica entre los más afectados
Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, de las 2.300 millones de personas que se van a dormir cada noche con hambre o sin la suficiente cantidad de alimentos para desarrollar su vida de manera normal, cerca de 11% se encuentra en América Latina y el Caribe.
Lola Castro, directora del PMA, aseguró el mes pasado en Ginebra que se debe poner sobre la mesa soluciones respecto a la crisis de seguridad alimentaria que afecta a la región. Pues, afirmó, “se avecina una crisis oculta que, sin duda, afectará a millones de personas en el continente y fuera de él”.
“El efecto dominó de los múltiples fenómenos climáticos, unido a la pandemia del covid-19 y a la crisis alimentaria, energética y financiera que se ha desatado por la invasión a Ucrania, ha dejado a unos 9,7 millones de personas con necesidad urgente de ayuda alimentaria, sólo en los 13 países en los que trabajamos”, explicó Castro.
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