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Tras el terremoto de 8,2 grados registrado en Chile en la noche del martes, ayer las bolsas internacionales reaccionaban potenciando el precio del cobre, que tocaba máximos de US6.728,75 por tonelada en Londres, su mayor dato desde el 10 de marzo, mientras que en la Bolsa de Valores de Santiago se registraban importantes ascensos en las cementeras y aseguradoras. Es el caso de la cementera BIO BIO, que subió 17%, seguida de la compañía de planes de pensiones Provida, que escaló 6,88%. También sumó ganancias Masisa, dedicada a la construcción de paneles de madera, con 4,68%.
Las expectativas responden a la historia reciente del país, que vivió 22 terremotos desde que comenzara el siglo XX, algunos con efectos desvastadores en cuanto a pérdidas humanas y materiales, como fue el caso del sismo de 2010, que el Gobierno chileno cuantificó en US$30.000 millones solo en pérdidas materiales y 521 fallecidos. Aunque es demasiado pronto para hacer una estimación, los sectores que podrían verse más afectados por el fenómeno han motivado los cambios en la Bolsa.
“Varios son los tipos de costos en que se incurre, monetarios, y otros no monetarios como la ayuda psicológica a la población, además de la inversión en nuevos y más sofisticados equipos de medición y prevención”, explica desde la capital de Chile Gustavo Díaz, economista especializado en el impacto de terremotos del Instituto Libertad y Desarrollo.
En este sentido, la unidad de emergencias del Gobierno chileno, Onemi, se ha modernizado en el último lustro: su presupuesto aumentó de US$11,3 millones en 2009 a US$28,9 millones para este año, en aras de aumentar la partida destinada a avisos vía mensaje de texto en caso de alerta de terremoto y tsunami, así como un nuevos sistema para detectar más rápido la llegada de tsunami, como destaca Joseph Ramos, doctor en Economía en la Universidad de Chile.
Fue ese el sistema que funcionó en este ocasión, y que ayudó a evacuar a 900.000 personas a lo largo de toda la costa del país. Tras el sismo se declararon en estado de emergencia las localidades de Arica, Parinacota y Tarapacá para evitar, según se dijo desde el Gobierno, que se produjeran saqueos que empeoraran la situación. Las tres zonas tienen como principal motor económico la minería, la industria y la actividad portuaria.
“Si se observa un daño en estas infraestructuras podríamos estar ante una disminución en la producción del sector, además de escasez de varios productos, y una escala de la inflación”, advierte Daniel Gómez Abella, docente en Economía y Finanzas de la Universidad de la Sabana, que matiza que se trataría de daños coyunturales.
Lo cierto es que la mayoría de compañías mineras, que evacuaron a su personal, ya informaron de que continúan su actividad con normalidad: Codelco, la principal productora de cobre del mundo, reanudó su actividad en la fundición Ventanas, y también trabajan ya BHP Billiton, o Antofagasta Minerals, entre otras. Sin embargo, Ramos indica que, aunque hay que esperar un día o dos para una mejor evaluación, los efectos no llegarán a ser ni 10% de lo que supusieron hace cuatro años, y, en cualquier caso, subraya Díaz, si sufrieran daños no sería responsabilidad del Estado, sino de las aseguradoras, otro sector que en los últimos años se ha disparado. Según datos de 2012 de la Asociación de Aseguradores de Chile, la prima de los seguros de terremoto ese año ascendió a US$792 millones, cifra que se ha duplicado en los últimos cinco años, período en el que se observan más cambios presupuestarios.
“Depende de dónde se produzca, pero también hay que tener en cuenta lo mucho que invertimos en construcción. Esa es la parte más cara de la prevención, el costo sería 20% más caro que en otras partes que no padecen terremotos”.
Por eso afirma que, en el caso de los beneficios que genere el cobre o las demás empresas en ascenso en bolsa, se tratará de un avance mínimo de cientos de millones, en comparación con los miles de millones que la reconstrucción pudo generar en 2010.
“Que se produzcan terremotos de forma reiterativa puede denimar la inversión al general una menor confianza de inversionistas, digamos que ese sería el efecto negativo que podría verse en bolsa”, añade Abella.
El suministro eléctrico comienza a reestablecerse
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, recorrió las zonas declaradas en estado de emergencia para supervisar los desperfectos causados por el terremoto, que conllevaron el corte del suministro eléctrico en Arica, donde al cierre de esta edición habían recuperado 55% de suministro. Mientras, Iquique, otra zona afectada, tiene 34% de su servicio repuesto y las empresas distribuidoras de la zona, Emelari y Eliqsa, esperan regularizar la situación en las próximas horas, una vez que finalicen las tareas de inspección. La falla se produjo por la desconexión de tres unidades generadoras como consecuencia del fuerte sismo.
Las opiniones
Gustavo Díaz
Economista sobre terremotos en instituto libertad
“La actividad sin duda se resiente, podemos esperar una desaceleración en sectores puntuales, pero los esfuerzos del Estado en reconstrucción moderarán ese efecto.”
Daniel Gómez Abella
Docente de economía y finanzas en U. de La Sabana
“Que haya terremotos con frecuencia puede frenar la inversión al generar una menor confianza entre los inversionistas. Es este caso será un impacto coyuntural”.
Joseph Ramos
doctor en economía de la universidad de chile
“Lo que resulta más caro es la prevención. Tenemos un código de construcción bien estricto y que se cumple, lo que permite que haya menos daños”.
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