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La tasa general de la Ocde se situó en 10,23% a julio y la de alimentos llegó a 14,5%. Según el Banco Mundial, durarán hasta 2024
La vida se ha encarecido durante los últimos meses, especialmente como consecuencia de las diversas crisis que se han desatado como un domino desde que llegaron los confinamientos por covid-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania. El sector más golpeado es el de alimentos, hecho que se ha visto reflejado en una inflación de este rubro, que se mantiene en 14,5% en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde).
Según cifras de la misma organización, Colombia ocupa el quinto lugar entre las naciones con el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de comida más alto, llegando a 24,6% con corte a julio del presente año. Cuando se contrasta dicha información con los países de América Latina, se posiciona como el segundo en esta materia, mientras que entre los miembros de la Ocde se encuentra de cuarto.
El listado está liderado por Turquía, con una tasa de 94,6%; seguido por Lituania, con 29,9%; y Hungría, con 28,7%. En el quinto se posiciona Letonia, con 24,3%; Estonia, con 19,7%; Chile, con 19,4%; República Checha, con 19,3%; Eslovaquia, con 19,1%; y Polonia, con 15,3%. En cuanto a los que presentan un menor encarecimiento de los alimentos se encuentran Islandia, con 8,6%; Canadá, con 9,9%; Italia, con 10%; Bélgica, con 10,2%; y Noruega, con 10,4%.
El secretario general de la Comunidad Andina, Jorge Hernando Pedraza, considera que “América Latina tiene la capacidad de reaccionar ante la crisis que se está gestando, convirtiendo a la región en una de las despensas del mundo”.
Al respecto, el Banco Mundial advierte que el alza en los precios de los alimentos ha provocado una crisis mundial que llevará a que millones de personas caigan en la pobreza extrema, aumentando el hambre y la malnutrición, y amenazando con eliminar los avances en materia de desarrollo.
Según el informe ‘Perspectivas de los mercados de productos básicos’, la guerra en Ucrania ha alterado los patrones mundiales de comercio, producción y consumo de productos básicos, por lo que los precios se mantendrán en niveles históricamente altos hasta finales de 2024, exacerbando la inseguridad alimentaria y la inflación.
El ente internacional asegura que dicho fenómeno afecta a la población de los países de bajos y medianos ingresos, que, además, gastan en este tipo de productos un porcentaje mayor que los países de alta remuneración. La información recopilada entre abril y julio de 2022 señala que 92,9% de los países de ingreso bajo, 92,7% de los países de ingreso medio-bajo y 89% de los países de ingreso medio-alto han registrado niveles de inflación superiores a 5%.
Inflación media en la Ocde
La inflación interanual en el conjunto del mismo grupo de países bajó una décima en julio por una desaceleración en los precios de la energía. Sin embargo, la tasa media llegó a 10,2% y aumentó a quince el número de países miembros con cifras de dos dígitos. La organización recordó que en junio eran 13 de los 37 estados miembros los que tenían una inflación superior a 10%.
Al ligero descenso del registro de la organización en julio contribuyeron, en particular, Estados Unidos, Canadá, Grecia y Luxemburgo, ya que allí las tasas del IPC bajaron en un mes en al menos cinco décimas. En el caso de Estados Unidos, la tasa cayó de 9,1% a 8,5%.
Por el contrario, España fue uno de los países miembros en los que más se aceleró ese mes la inflación, pasando de 10,2% en junio a 10,8% en julio, en gran medida por el encarecimiento de la energía. Esa misma tendencia, pero menos acusada, se constató en la zona euro con un incremento de 8,9% en julio frente a 8,6% el mes anterior.
Para el conjunto de la Ocde, el incremento interanual de los precios de la energía fue de 40,7% en junio y de 35,3% en julio. La alimentación aceleró la subida con 14,5% en julio después de 13,3% en junio.
El Promedio Industrial Dow Jones cerró el día con una baja de 0,6%, su novena caída consecutiva, lo que marca la racha perdedora más larga del indicador de primera línea desde 1978
La transacción incluye US$50 millones en función de la consecución de determinados hitos y una deuda de US$643 millones
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