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Entre los principales productos exportados se encuentran alimentos y bebidas (24%), productos químicos (22%) y plásticos
A pesar de las tensiones políticas que han marcado la relación entre Colombia y Venezuela, el comercio binacional sigue siendo una pieza clave en las economías de ambos países. Con más de 2.000 kilómetros de frontera compartida y varias conexiones terrestres, las exportaciones colombianas hacia Venezuela se han mantenido como un pilar económico en las últimas décadas.
El año 2024, que marca el cierre de más de 15 años sin registros significativos en este comercio, ha sido uno de los más exitosos, con más de US$1.000 millones en exportaciones, un incremento de 47% con respecto al año anterior.
Entre los principales productos exportados se encuentran alimentos y bebidas (24%), productos químicos (22%) y plásticos (11%), sectores que han logrado mantener su competitividad en el mercado venezolano a pesar de la inestabilidad política en la región.
El mejor año para las ventas colombianas hacia Venezuela fue el 2008 con más de US$6.000 millones en productos. Durante el 2020, cuando Venezuela no tenía relaciones diplomáticas ni comerciales con el país, fue el año con la peor cifra con US$220 millones.
Este repunte en las exportaciones no es solo una muestra de la reactivación económica, sino también una lección de diversificación. Según Clara Inés Pardo Martínez, profesora titular de la Universidad del Rosario, el aumento de las exportaciones a Venezuela es significativo, pero también señala que Colombia no debe depender exclusivamente de este mercado.
“Colombia ha venido incrementando sus exportaciones a Venezuela en el último año, con una balanza comercial positiva desde el 2000. Los incrementos son mayores con respecto a otros años, lo que implica retomar un socio natural del país, lo cual aporta en temas económicos y de empleo”, explicó Pardo. Sin embargo, destacó que el país debe seguir trabajando en la diversificación de sus mercados, pues, aunque las exportaciones crecen, se esperaba un mayor crecimiento desde la reapertura de la frontera.
Por otro lado, el impacto de las fluctuaciones políticas no puede ser ignorado. Según Pardo Martínez, estas fluctuaciones generan incertidumbre, lo que afecta tanto las negociaciones como los pagos entre los dos países.
"Las fluctuaciones políticas generan un impacto a las importaciones y exportaciones. El tema es definir cómo se han gestionado las negociaciones para generar un impacto menor y esperar cómo se dan estos temas para proteger a los exportadores y garantizar que se realicen los pagos de acuerdo a lo pactado", comentó. A pesar de estos desafíos, la administración de Gustavo Petro ha logrado negociar con el régimen venezolano para evitar interrupciones en el comercio.
El impacto de la diplomacia también ha sido clave para mantener la estabilidad del comercio binacional. Para Manuel Camilo González, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Javeriana, la diplomacia juega un papel crucial cuando los intereses económicos se ven amenazados por las decisiones políticas.
"La diplomacia es fundamental cuando los intereses económicos chocan con los principios políticos", afirmó González. Recordó que durante los últimos años de los gobiernos de Santos y Duque, las tensiones políticas llevaron al cierre de la frontera, lo que afectó gravemente el comercio y el empleo en las regiones fronterizas.
"Eso deprimió el intercambio entre ambos países y afectó gravemente a las empresas en la frontera con repercusión en el empleo", señaló González. Sin embargo, agregó que el enfoque de la administración actual busca un equilibrio, a pesar de los cuestionamientos sobre el reconocimiento de Nicolás Maduro. “Aunque le molesta reconocer a Maduro, sabe que debe mantener la relación con ese país, ya que depende de la voluntad de ambos sostener los esfuerzos de la reactivación del comercio fronterizo”, explicó.
Otro factor clave que mantiene la relación comercial activa es la proximidad geográfica entre ambos países, que reduce los costos de transporte y facilita el comercio. González enfatizó que, a pesar de las tensiones, la proximidad geográfica sigue siendo un factor determinante.
"La proximidad geográfica reduce los costos de transporte de los bienes, lo que trae una importante consecuencia: mayor consumo debido a los bajos precios", afirmó. De hecho, incluso durante los períodos más difíciles, el gobierno de Nicolás Maduro ha optado por no cerrar la frontera, lo que envía un mensaje claro de que la relación bilateral se mantiene. "Maduro no decidió cerrar la frontera, lo que es un indicio de que la relación bilateral se mantiene", señaló González.
En cuanto a las importaciones de Venezuela hacia Colombia, si bien no son tan representativas como las exportaciones colombianas, destacan empresas como Monómeros, que provee aproximadamente 20% del mercado de fertilizantes en Colombia. Este tipo de productos subraya la interdependencia entre ambos países y la necesidad de mantener una relación económica fluida.
Expertos de la Cámara Colombo Venezolana han reiterado la importancia de no romper las relaciones comerciales. El presidente de la Cámara, Juan Gabriel Pérez Chaustre, dijo que nunca puede volver a pasar que se cierren las fronteras o que se interrumpan las relaciones comerciales.
La Cámara busca mejorar y fortalecer la integración binacional, haciendo negocios que beneficien a ambos países. Este énfasis en la cooperación económica es clave para asegurar el bienestar de ambos, tanto en términos de empleo como de estabilidad social.
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