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Pie de urna en Reino Unido
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Se espera que los laboristas tomen el poder este mismo 5 de julio, luego de 14 años bajo control de los conservadores; todo apunta a que Rishi Sunak dimitirá
Inestabilidad en Downing Street, crisis del costo de vida, promesas incumplidas y una economía que no acaba de despegar, esos son los elementos que condicionaron el voto de ayer de los británicos.
Reino Unido, (bajo los votos de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) es un país que viene el primer trimestre de a penas crecer en su PIB 0,3%, luego que rozar la recesión en 2023.
La tasa de desempleo está en 4,4%, al mismo nivel de los momentos de la pandemia en septiembre de 2021; la inflación cerró mayo en 2%, pero la sensación de capacidad de compra se redujo a índices mínimos de 2020. Esos fueron los indicadores que hicieron que los conservadores perdieran el poder en unas elecciones que necesitaron de revisión de datos hasta la madrugada europea de este viernes 5 de julio.
Ahora llega lo que se esperaba: que los votantes británicos devolvieron al Partido Laborista el poder por primera vez en 14 años. Eso incluye una serie de momentos clave para los próximos 100 días.
Una vez quedó claro que los laboristas lograron la mayoría de escaños en la Cámara de los Comunes, los acontecimientos se precipitarán.
Los diputados conservadores esperan que Rishi Sunak dimita como primer ministro hoy viernes, dando comienzo a lo que probablemente será una díscola carrera para sucederle como líder del partido.
Después de que Sunak presente su dimisión en una audiencia con el rey Carlos, Keir Starmer, líder de los laboristas, visitaría el Palacio de Buckingham y pedirá al rey su permiso para formar Gobierno, un requisito de procedimiento para todos los nuevos primeros ministros.
Starmer viajaría entonces a Downing Street y pronunciaría un discurso a la nación antes de reunirse con el personal del Número 10 y empezar a formar su gabinete.
Starmer asistiría a la cumbre de tres días de los miembros de la Otan en Washington D.C., junto con otros líderes como el presidente de EE.UU., Joe Biden, y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
Tras subrayar la importancia de la seguridad nacional durante la campaña electoral, es probable que señalase la intención de Reino Unido de mirar hacia el exterior y colaborar más estrechamente con sus aliados.
Dentro de unos días, los laboristas podrían promulgar varios cambios políticos para subrayar su ruptura con las sucesivas administraciones conservadoras.
Starmer ha dicho que eliminará el plan de asilo a Ruanda “el primer día”. Ed Miliband, ahora ministro de Energía en la sombra, ha prometido revocar en unas semanas la prohibición de facto de los parques eólicos terrestres.
John Healey, ministro de Defensa en la sombra, querrá poner en marcha rápidamente su revisión de un año de las capacidades militares de Reino Unido. Wes Streeting, ministro de Sanidad en la sombra, iniciará conversaciones con la Asociación Médica Británica para poner fin a las prolongadas huelgas de médicos residentes en Inglaterra.
Se espera que la líder adjunta laborista, Angela Rayner, que dirigiría el Departamento de Nivelación, Vivienda y Comunidades, publique un borrador revisado del marco político de planificación nacional.
Con ello se recuperarían los objetivos de entrega de viviendas en todos los municipios de Inglaterra, en un intento de aliviar la crisis inmobiliaria.
Este acto planificado permitirá al Parlamento iniciar un nuevo periodo de sesiones y poner en marcha sus actividades.
Se espera que los laboristas presenten una ley que faculte a la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, por sus siglas en inglés), el regulador fiscal, para publicar de forma independiente las previsiones de cualquier gran acontecimiento fiscal que implique cambios importantes en los impuestos y el gasto.
El proyecto de ley, de marcado carácter político, sería una réplica al malogrado “minipresupuesto” de la ex primera ministra Liz Truss, que impidió a la OBR presentar las previsiones que suelen acompañar a un presupuesto.
El discurso del Rey también incluiría el plan laborista de incentivos a la participación laboral. Supervisadas por Rayner, las reformas laborales incluyen medidas enérgicas contra los contratos de cero horas y el “despido y recontratación”, una nueva negociación del convenio colectivo del sector de la asistencia social y la ampliación de las protecciones de la igualdad salarial a los trabajadores de minorías étnicas y discapacitados.
El partido necesitaría legislar para poner en marcha la pieza central de sus planes en materia de energía verde: GB Energy, un nuevo inversionista energético estatal que tendrá su sede en Escocia y participará en proyectos de energía renovable y nuclear. También se espera que los laboristas presenten un proyecto de ley sobre delincuencia y policía para hacer frente a los comportamientos antisociales y crear un nuevo delito de explotación criminal de menores para luchar contra el tráfico de drogas en los condados, ante el uso de jóvenes mensajeros para transportar sustancias ilegales de los centros urbanos a zonas más rurales.
Otros posibles anuncios el 17 de julio incluyen legislaciones para: crear una nueva Comisión de Integridad y Ética en el Parlamento, que sustituiría al actual organismo de control de nombramientos de Whitehall; cumplir los planes de nacionalización gradual de los ferrocarriles; reformar el sistema de planificación urbanística, por ejemplo eliminando el “valor de uso” del que disfrutan los especuladores del suelo.
Se espera que Starmer acorte el receso parlamentario, que suele durar desde finales de julio hasta principios de septiembre, para que sólo abarque la mayor parte de agosto. Esto supone un reequilibrio del Parlamento, se espera que los laboristas creen 20 o 30 pares para intentar reequilibrar la Cámara de los Lores, antes bajo el dominio de los conservadores. En la actualidad, la Cámara Alta del Parlamento cuenta con 171 miembros laboristas, frente a 275 conservadores. Al dar este paso, es probable que Starmer asigne puestos ministeriales.
La temporada anual de conferencias de los partidos políticos comenzará con los Liberal Demócratas, que se reunirán en Brighton entre el 14 y el 17 de septiembre.
Los laboristas se reunirán en Liverpool entre el 22 y el 25 de septiembre, donde habrá un aumento significativo de la seguridad si el partido está en el poder.
Los conservadores se reúnen en Birmingham una semana después, en lo que podría ser su primera conferencia anual en la oposición desde hace 15 años.
Rachel Reeves presentaría su primer presupuesto a mediados de septiembre o, más probablemente, después de las conferencias de los partidos en octubre. Alrededor de esa fecha revelaría su primera revisión exhaustiva del gasto, a uno o tres años, para fijar los presupuestos departamentales.
Entre las medidas que los laboristas ya han incluido en su programa figuran la subida de los impuestos a los no residentes, la ampliación del impuesto a los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas y la aplicación del IVA a las matrículas de los colegios privados.
El partido también ha prometido aumentar el impuesto que pagan los directivos del capital riesgo, pero se espera que anuncie una consulta antes de impulsar el cambio.
La cuestión más importante es si Reeves aprovechará su primer presupuesto para aumentar los impuestos sobre el patrimonio, tras negarse a descartar una subida de gravámenes como el impuesto sobre las plusvalías y el impuesto de sucesiones.
La alternativa sería aceptar un fuerte recorte del gasto público en la mayoría de los departamentos, propuesto por el Gobierno de Sunak.
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