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Varias de las marcas chinas intentan reforzar su presencia en Europa, donde algunos ya han instalado centros de investigación
El fabricante de automóviles chino Chery formalizó el viernes su desembarco en España, donde producirá vehículos, principalmente eléctricos, a partir de finales de 2024, en una nueva señal del apetito chino por el mercado europeo pese al choque con Bruselas.
Chery, conocido por sus autos económicos, es la segunda marca china que anuncia su implantación en Europa, después del gigante BYD, que en febrero anunció la construcción de su primera planta europea en Hungría, operativa en tres años.
La llegada de Chery, mediante un acuerdo anunciado el martes, ocurre gracias a la creación de una empresa conjunta con el español Ebro-EV Motors, grupo especializado en la fabricación de pick-ups eléctricas y sucesor de una antigua marca de camiones y automóviles que desapareció en 1987.
La empresa conjunta, en la que participa mayoritariamente el grupo español, usará una antigua planta de Nissan que cerró en diciembre de 2021. Este proyecto permitirá la creación de “1,250 puestos de trabajo”, empezando con la contratación de “unos 150 trabajadores en los próximos meses”, precisaron los dos socios en un comunicado.
La planta de Nissan, que empleaba a 3.000 personas, fue vendida parcialmente en 2021 al fabricante de motocicletas Silence y a Ebro-EV Motors. Pero el gobierno español, trabajando con la empresa española, buscaba un socio industrial para relanzarla definitivamente.
Según el acuerdo formalizado el viernes en un acto con presencia del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y del vicepresidente de Chery, Guibing Zhang, el grupo chino ensamblará en los próximos meses, gracias a las infraestructuras existentes, vehículos térmicos y eléctricos de su modelo Omoda 5.
A partir del cuarto trimestre de 2024, también se producirán automóvil estilo SUV eléctricos comercializados bajo la marca Ebro. Chery y Ebro apuestan por una producción total de “50.000 vehículos” para 2027 y “150.000 vehículos” a partir de 2029, según el comunicado.
Este proyecto “se va a traducir en creación de riqueza y sobre todo en generación y mantenimiento de empleo”, se congratuló Pedro Sánchez, quien vio el acuerdo como “un símbolo del proceso de reindustrialización que está viviendo (...) el conjunto de España”.
Fundada en 1997, Chery es una empresa estatal. La marca, que afirma haber vendido 1,88 millones de turismos en 2023, 937.000 de ellos en el extranjero, se hizo muy popular hace unos quince años en China, sobre todo con un pequeño coche urbano de gasolina destinado al mercado local.
Aunque no es uno de los fabricantes chinos más visibles en el sector eléctrico, Chery ha iniciado su giro hacia ese sector y el de gama más alta.
La decisión de Chery confirma el papel protagonista que tiene España en el sector automotor. El año pasado, el país ensambló 1,87 millones de automóviles, para colocarse como el segundo mayor productor europeo detrás de Alemania (3,96 millones), según la Asociación de Fabricantes Europeos de Automóviles.
Pero su llegada ocurre en un contexto de tensiones entre Pekín y Bruselas, que abrió en septiembre una investigación sobre las subvenciones públicas concedidas por las autoridades chinas a los coches eléctricos, acusadas de distorsionar la competencia.
Estas subvenciones les permiten tener unos precios “artificialmente bajos”, denunció la Comisión Europea, que podría imponer tasas de importación a los vehículos chinos, a riesgo de desencadenar una guerra comercial con Pekín.
Según los expertos, instalar fábricas en suelo europeo permitiría a los grupos chinos eludir posibles aranceles que Bruselas imponga, además de lograr una mejor integración en el mercado continental.
El mercado eléctrico chino, particularmente dinámico, ha visto surgir en los últimos años decenas de marcas como BYD, Zeeker, Nio, XPeng y Great Wall, que ahora compiten con la estadounidense Tesla y otros fabricantes en el sector. Varias de las marcas chinas intentan reforzar su presencia en Europa, donde algunos ya venden sus productos y han instalado centros de investigación y desarrollo.
De todas maneras, se quejan de que siguen teniendo obstáculos, tras los cuales, a su juicio, estarían los fabricantes europeos históricos.
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