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El de Perú fue el último mandatario en renunciar.
El crecimiento que ha tenido la economía peruana, la estrella entre la Alianza del Pacífico con el mayor rendimiento registrado el año pasado, está en vilo tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski. Con la coyuntura, LR analizó cómo se comportó el PIB en 10 países de América Latina donde renunció o destituyeron al presidente en los últimos 26 años.
En ese periodo de tiempo, se han presentado siete de estas situaciones y solo en dos escenarios la economía creció con el nuevo Gobierno. El caso más reciente es el de Michel Temer, quien el año pasado, tras la salida de Dilma Rousseff, acusada de mentir en las cuentas públicas, logró que su país saliera de la recesión. Brasil registró un crecimiento de 1,04% en 2017, mientras que el año de la salida de la mandataria la economía cayó -3,60%.
El análisis se hizo según las estadísticas que maneja el Fondo Monetario Internacional. Antes de la salida de Rousseff también estuvo el caso de Otto Pérez en Guatemala quien renunció en 2015 ante el riesgo de ser destituido luego de que se le acusara de dirigir un sistema de corrupción en la administración aduanera. El año de su salida, el PIB subió 4,10% pero un año después la economía disminuyó y quedó en 3,10%.
Para Carlos Sepúlveda, decano de economía de la Universidad del Rosario, el comportamiento de la economía depende del contexto en el que se da la destitución o renuncia. “Uno de los elementos más importantes a considerar en el crecimiento son las expectativas de los agentes. Si es una renuncia en medio de expectativas positivas, como podría ser el caso actual de Venezuela, podría tener un impacto bueno”, explicó.
Paraguay, Ecuador y nuevamente Perú son los otros tres casos que se han presentado en este milenio. En el primero, Fernando Lugo fue destituido en 2012 tras un juicio político en el Senado pero es una de las grandes excepciones a la tendencia que se ha visto en la región: el año en que salió, la economía cayó -1,20% y en 2013 el PIB creció 14%. En ese momento, según explicó el Banco Central, la tendencia se dio por las condiciones climáticas que permitieron una gran cosecha que impulsó las exportaciones.
Caso contrario sucedió con Ecuador, donde el presidente Lucio Gutiérrez fue destituido por el Parlamento luego de ser acusado de nombrar a allegados en la Corte Suprema de Justicia. Cuando salió en 2005, el PIB subió 5,30% pero al año siguiente se ubicó en 4,40%. El último caso en este milenio de la selección que se hizo fue el de Alberto Fujimori, quien fue destituido en 2000 por “incapacidad moral permanente”, aunque también renunció desde Japón. El año de su salida la economía peruana creció 2,70%, pero en 2001 el PIB solo se ubicó en 0,60%.
En la década de los 90, hubo dos casos más. En Venezuela, Carlos Andrés Pérez salió en 1993 luego de ser acusado de malversación y enriquecimiento ilícito. Ese año, Venezuela creció 0,30% y un año después el PIB se contrajo hasta -2,30%. En 1997, en Ecuador fue destituido Abdalá Bucaram con tan solo seis meses en el cargo acusado del desvío de dineros públicos. Cuando salió, el PIB fue de 4,30%, pero un año después se situó en 3,30%.
El reto para que la economía peruana no caiga estará en superar su propia inestabilidad pues, según recordó Fernando Cvitanic, experto en política internacional de La Sabana, todos los expresidentes están envueltos en líos judiciales.
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