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Se trata de un proyecto que dará crédito y financiación a sectores como la sanidad, la defensa y la agroindustria durante este año
El Gobierno del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, desveló el lunes, planes para invertir 300.000 millones de reales (US$60.000 millones) en las envejecidas industrias de ese país, un intento de impulsar la mayor economía de América Latina que desató la preocupación fiscal entre los inversionistas.
La financiación es la espina dorsal de una propuesta que el Gobierno ha bautizado como "Nueva Industria Brasil", un amplio plan de reindustrialización que proporcionará crédito y financiación a sectores como la sanidad, la defensa y la agroindustria. La mayor parte de la financiación, unos 250.000 millones de reales, procederá del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social.
El esfuerzo es vital para ayudar a las industrias brasileñas a competir en la escena mundial, dijo Lula en un acto para promocionar el plan en Brasilia. "Para que Brasil sea competitivo, tiene que financiar algunas de las cosas que quiere exportar", explicó. "El debate del mercado internacional es muy competitivo. Es una guerra".
Pero los inversionistas acogieron el impulso de la reindustrialización con escepticismo tanto por su diseño como por su tamaño. El real brasileño perdió 1,2%, rezagado respecto a las principales divisas mundiales y cotizando al nivel intradía más bajo desde noviembre, ante la preocupación de los operadores por el impacto fiscal del plan. Los bonos soberanos brasileños también se comportaron peor, y los bonos con vencimiento en 2045 cayeron más de 1 céntimo por dólar.
"El mercado se muestra muy escéptico ante los grandes programas de política industrial. Esto ya se intentó en el pasado y fue un fracaso espectacular", dijo Alberto Ramos, analista para América Latina de Goldman Sachs Group. "La debilidad del real brasileño y de los activos brasileños en general atestiguan la incomodidad del mercado con este tipo de políticas".
Al igual que el paquete de inversiones en infraestructuras que el Gobierno puso en marcha el año pasado, el plan para la industria sigue en líneas generales el modelo de un programa en el que se apoyó Lula durante su anterior presidencia, de 2003 a 2010.
Esta vez, también incluye inversiones en iniciativas de descarbonización y modernización que reflejan los intentos del líder izquierdista de fomentar una transición ecológica de la economía brasileña.
"De aquí en adelante, el país podrá contar con inversiones permanentes para la neoindustrialización y la transición ecológica de Brasil", dijo el jefe del Bndes, Aloizio Mercadante, en un comunicado. Los riesgos fiscales del plan pueden agravar el desafío al que se enfrenta el ministro de Finanzas, Fernando Haddad, en su intento de cumplir sus promesas de eliminar el déficit primario de Brasil, que excluye el pago de intereses, este año, dijo Guilherme Foureaux, gestor de cartera de Truxt Investimentos en Río de Janeiro.
Haddad reanudará las negociaciones con el Congreso sobre medidas de ingresos cruciales para su objetivo de déficit cero el mes que viene, cuando los legisladores vuelvan del receso.
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